El 'lehendakari' y la Am¨¦rica triunfante
La guerra colea, quiz¨¢ por poco tiempo porque en vez de resistencia ha habido implosi¨®n. Suele ocurrir. Cuando parece que se avecina lo m¨¢s duro, ocurre justo lo contrario, los reg¨ªmenes se vienen de pronto abajo. Ocurri¨® en la Alemania del Muro y esperemos que ocurra aqu¨ª, o sea con lo nuestro. Pero en Irak todav¨ªa hay combates, lo que quiere decir que morir¨¢n inocentes. Tambi¨¦n soldados. Puede que algunos de los iraqu¨ªes murieran en la creencia de que se convertir¨ªan en m¨¢rtires isl¨¢micos, pero parece poco probable que les hayan recibido las hur¨ªes. Los que lucharon laicamente seguro que lamentar¨ªan, a nada que pudieran levantar la cabeza, haber dado su vida por algo que iba a durar tan poco. En el campo americano no pueden estar tampoco contentos de su inteligencia, pues ni las bombas que presumiblemente la ten¨ªan ni los hombres que las lanzan o manejan fusiles y ametralladoras han dado pruebas de la misma. Est¨¢ habiendo demasiada muerte por error y muy poca compasi¨®n hacia las v¨ªctimas de los errores. ?Tanto cuesta admitir que se mat¨® a un c¨¢mara por equivocaci¨®n? ?Tanto pedir excusas y hacer lo necesario para aliviar la suerte de los deudos?
Lejos de ello, los americanos se est¨¢n mostrando duros, c¨ªnicos e incompetentes. Al no haber previsto el d¨ªa despu¨¦s est¨¢n permitiendo que se produzca una limpieza ideol¨®gica que podr¨ªa alcanzar grandes proporciones a nada que la poblaci¨®n se cebe en los antiguos partidarios de Sadam. Queda por ver qu¨¦ ocurrir¨¢ con los kurdos que est¨¢n ayudando a los aliados en la creencia de que reconquistan su tierra, pero que tarde o temprano tendr¨¢n que v¨¦rselas con una cruda realidad pol¨ªtica negociada por Turqu¨ªa y los EE UU. Claro que ah¨ª Turqu¨ªa tiene un factor en contra, el de no haber permitido el paso de las tropas aliadas por su territorio, pero tiene muchos a favor porque nunca le han sobrado escr¨²pulos a la hora de convertir la regi¨®n en un infierno. Comparado con todo esto resulta hasta chusco que los aliados no hayan encontrado ni a Sadam ni el casus belli. Por lo menos ya se sabe que Sadam no se ocultaba en las estatuas que han derribado, y, respecto a los gases qu¨ªmicos o bacteriol¨®gicos, se puede decir tambi¨¦n, por el momento, que m¨¢s que en botellas o arsenales s¨®lo deb¨ªan estar en el aire que exhalaba la dictadura.
Lo que no impide que Am¨¦rica viva en una org¨ªa de triunfalismo. Pues bien, ¨¦sta es la ocasi¨®n que nuestro lehendakari ha escogido para presentarse en el coraz¨®n de la bestia pese a haberla desafiado con aquella carta que envi¨® a la ONU para avisarle que los vascos no apoy¨¢bamos la guerra. Por cierto, ?habr¨¢ tenido acceso a la misma el hipernacionalista (americano) Peter Cenarrusa? Pero Ibarretxe no ha ido all¨ª para que un exaltado le insulte sino para que el colectivo vasco de Estados Unidos -?se tratar¨¢ tambi¨¦n de otra naci¨®n sin Estado?- siga manteniendo viva su identidad. Cosa nada dif¨ªcil, porque el propio lehendakari ya sabe -y les ha dicho- que un pueblo no puede dejar de ser lo que es. A ese t¨ªtulo les ha tranquilizado asegur¨¢ndoles que el pueblo vasco y el euskera existen desde hace 7.000 a?os y seguro que existir¨¢n dentro de 2.000, sin que haya que atenerse rigurosamente a las cifras porque el gran m¨¦rito del vasco es no datar. Aunque eso s¨ª, les ha confesado, "siempre ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil ser vasco en Nueva York que en cualquier parte del Estado espa?ol porque en NY no hay prejuicios contra los vascos".
S¨®lo cabe reprocharle al lehendakari que no les explicara lo dif¨ªcil que les resulta ser vascos en Euskadi a quienes no comulgan con el nacionalismo. Se habr¨ªan dado cuenta enseguida, como se dieron los participantes en el Comit¨¦ de Regiones de la UE al o¨ªr los testimonios de Alonso, Urchuegu¨ªa y Pagazaurtundua, de que hay quienes arriesgan su vida mientras otros viven como pach¨¢s. Y, claro, luego pasa lo que pasa, que todo un Comit¨¦ de Regiones impugna a quienes hab¨ªan hecho de la presencia en dicho Comit¨¦, digo en Europa, su objetivo. Pero con echar la culpa a la maldita voluntad ajena...
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