Ignacio Aguirre Borrell, diplom¨¢tico
Ignacio Aguirre, mi t¨ªo Ignacio, acaba de morir rodeado del cari?o y de la admiraci¨®n de todos los que le conoc¨ªamos. En esta hora de los recuerdos y de los homenajes he querido unir los m¨ªos a los de tantos amigos como ¨¦l tuvo siempre.
Ignacio Aguirre era una fuente inagotable de an¨¦cdotas y de simpat¨ªa, y, al escribir estas l¨ªneas apresuradas, se me vienen a la memoria muchas de las conversaciones que tuve con ¨¦l. Y casi todas estuvieron unidas a su pasi¨®n por la pol¨ªtica y por los toros.
Siempre fue un hombre preocupado por la pol¨ªtica espa?ola, de la que me habl¨® mucho. En los ¨²ltimos a?os del franquismo estuvo comprometido en los intentos para democratizar aquel r¨¦gimen y, entre otras iniciativas, impuls¨® la creaci¨®n de EL PA?S, del que fue fundador. Tambi¨¦n form¨® parte del equipo de P¨ªo Cabanillas que, en 1974, procur¨® una apertura informativa. La transici¨®n la vivi¨® en primera l¨ªnea y trabaj¨® mucho y muy eficazmente en todas aquellas iniciativas que buscaban la recuperaci¨®n de las libertades. En esta ¨¦poca ocup¨® puestos directamente relacionados con la libertad de expresi¨®n, en la que cre¨ªa apasionadamente.
El 23-F, como secretario de Estado de Turismo que era y futuro secretario de Estado de Informaci¨®n que sab¨ªa iba a ser, se incorpor¨® a aquel Gobierno de crisis que formaron los subsecretarios bajo la presidencia de Francisco La¨ªna. Despu¨¦s le correspondi¨® ser el portavoz del Gobierno hasta octubre de 1982 y le toc¨® lidiar los miuras del juicio del 23-F, la entrada en la OTAN con la oposici¨®n cerrada del PSOE y la descomposici¨®n de su partido, UCD. Me consta que los periodistas que vivieron de cerca aquellos momentos guardan de ¨¦l un magn¨ªfico recuerdo por su talante siempre moderado, siempre liberal, y por su constante actitud de colaboraci¨®n con todos los que hacen la informaci¨®n.
Mi t¨ªo Ignacio tambi¨¦n ha sido un magn¨ªfico diplom¨¢tico. Ingres¨® en la carrera en 1959, para alegr¨ªa de su padre que, ya mayor, vio a su hijo peque?o convertido en secretario de Embajada. Entre otros destinos, fue embajador en Gab¨®n (1973-1974) y en Costa Rica (1992-1997) y c¨®nsul general en Perpi?¨¢n (1989-1992) y en Londres (1997-2002).
Creo que todos los Aguirre hemos heredado la afici¨®n a los toros de mi bisabuelo F¨¦lix Borrell, que a principios del pasado siglo hac¨ªa cr¨ªtica taurina y la firmaba como F¨¦lix Bleu, pero ninguno ha llevado esa afici¨®n tan dentro como mi t¨ªo Ignacio. Creo que ha sido el mejor aficionado, el m¨¢s profundo y el m¨¢s puro que he conocido. Recuerdo que, siendo yo una ni?a, me contaba que, cuando eran todav¨ªa estudiantes, su padre se marchaba a los toros y les dejaba a ¨¦l y a sus hermanos estudiando en casa, y sistem¨¢ticamente se escapaban para ir a la plaza a las localidades que buenamente pod¨ªan encontrar, y c¨®mo un d¨ªa las entradas que encontraron estaban justo encima de los timbaleros, de manera que, cada vez que cambiaban el tercio, todas las miradas de la plaza se dirig¨ªan hacia all¨ª, y se pasaron toda la corrida agach¨¢ndose detr¨¢s de los timbaleros para que su padre, mi abuelo Jos¨¦ Luis, no les pillara.
La afici¨®n a los toros en mi t¨ªo Ignacio no fue s¨®lo una afici¨®n de tendido y de tertulia, siempre le gust¨® torear y no desperdici¨® ninguna oportunidad de hacerlo en tentaderos, en privado, e, incluso, en alg¨²n festival. En la familia, a todos nos dej¨® admirados que el a?o pasado, en julio, cuando, a sus 70 a?os, ya ten¨ªa unas dificultades enormes para moverse, se pusiera delante de una vaca grande y astifina en casa de Antonio P¨¦rez Tabernero y le diera 30 espl¨¦ndidos muletazos ante la asombrada mirada de V¨ªctor Puerto. Entonces dijo, recordando a Juan Belmonte, que para torear hay que olvidarse del cuerpo, y eso es lo que ¨¦l hab¨ªa hecho: olvidarse de su cuerpo ya enfermo para gozar de la que hab¨ªa sido su m¨¢xima pasi¨®n, torear. Creo que la pasi¨®n por los toros la llev¨® tan dentro que, en m¨¢s de un sentido, puede consider¨¢rsele un torero de cuerpo entero.
Siempre guardar¨¦ de ¨¦l un recuerdo lleno de cari?o y de admiraci¨®n. Porque me parece admirable haber sido capaz de torear como ¨¦l lo ha hecho y porque tambi¨¦n admiro la pasi¨®n con que se entreg¨® a la pol¨ªtica para ganar la libertad y la democracia en Espa?a. Terminar¨¦ por decir que Ignacio Aguirre era el t¨ªo que a cualquiera le hubiese gustado tener y que siempre estar¨¦ orgullosa de ¨¦l.
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