La ira de Luis Enrique
El capit¨¢n, castigado por las lesiones, jugar¨¢ el cl¨¢sico
Desde la zona baja de la tabla (12?), el Bar?a mira desde hace tiempo con telescopio al gal¨¢ctico Madrid y ya no sabe de d¨®nde sacar la motivaci¨®n para afrontar el cl¨¢sico m¨¢s desigual (est¨¢n a 24 puntos) de todos los tiempos. Deesmoralizado tras la tunda que le meti¨® el Depor, el Bar?a se arrastra con gesto cansino por la Liga y busca su fe y su inspiraci¨®n en Luis Enrique, que reapareci¨® el s¨¢bado tras una lesi¨®n y que ser¨¢ titular en el Bernab¨¦u. El vestuario sospecha que ning¨²n comit¨¦ perdonar¨¢ las dos tarjetas a Saviola y su hueco est¨¢ destinado a este asturiano de 32 a?os, tremendamente estimulado ante su antiguo club ("mejor ser odiado all¨ª que causar indiferencia", dijo en una entrevista) y que se ha convertido en el parapeto y escudo cul¨¦.
Rabia, fuerza, car¨¢cter. Luis Enrique, que lucir¨¢ el brazalete de capit¨¢n, garantiza ese plus del que adolece el Bar?a, un equipo cada d¨ªa m¨¢s triste que s¨®lo reaparece en Europa. El asturiano dijo el s¨¢bado que los azulgrana no saben jugar al contragolpe y que el Deportivo, con el bal¨®n, le gan¨® con sus propias armas. La plantilla reanud¨® ayer los entrenamientos y, tras mantener una charla con Radomir Antic, Luis Enrique opt¨® por el silencio tras tener un pique en un partidillo de entrenamiento. Overmars le hizo una entrada y el asturiano, tras ser asistido en la banda, se encar¨® y se pele¨® con ¨¦l. El pique, ante un centenar de turistas, simboliza que este hombre ha vuelto. "Es important¨ªsimo", le ensalz¨® el argentino Sor¨ªn. "Aporta cosas por su fuerza y car¨¢cter. Eso se trae con la cuna o no". Motta le entroniz¨®: "Le pondr¨ªa hasta una silla en el campo para que jugara siempre".
El tiempo es, para el Bar?a, como un reloj roto. El Camp Nou desat¨® en la primera vuelta su ira contra Figo, que tom¨® el puente a¨¦reo en 2000, y ahora vuelve a girar la vista hacia Luis Enrique, la ¨²ltima esperanza de los azulgrana. Sucedi¨® algo parecido en mayo pasado cuando el Madrid, que, como ahora, ven¨ªa de perder en Anoeta, elimin¨® al Bar?a de Europa. Los azulgrana no ten¨ªan a Rivaldo por lesi¨®n (ahora la duda es Saviola), y quedaba s¨®lo la fe en este hombre con instinto asesino que tambi¨¦n sal¨ªa de la enfermer¨ªa. Fue, entonces, el mejor de su equipo (casi marc¨®) y sigue siendo su mejor baza: ante el Deportivo envi¨® un bal¨®n al palo y es el ¨²nico azulgrana que, empezando como suplente, ha marcado (en Pamplona).
Luis Enrique ha visto pasar y marchar a Ronaldo, Figo, Guardiola y Rivaldo y se ha quedado como esperanza para paliar la fragilidad de Saviola, la falta de remate del genial Kluivert y las ausencias de Riquelme. Pero las lesiones (ha jugado 11 de 29 partidos) no se lo han puesto f¨¢cil: empez¨® como un cicl¨®n y marc¨® cinco goles, pero se lesion¨® el tend¨®n de Aquiles en octubre y vio desde el gimnasio o corriendo por la playa y las pinedas de Gav¨¤ la gigantesca crisis del club. Volvi¨®, ya con Antic, en febrero ante el Betis. Jug¨® en Pamplona y s¨®lo resisti¨® unos minutos ante el Valladolid por una rotura. No le queda ya mucho m¨¢s al Bar?a: saber si este hombre, capaz de recorrer varios kil¨®metros de la galer¨ªa de una mina para ver c¨®mo trabajan sus paisanos, podr¨¢ hacer otra vez de coloso y tapar todas las grietas de los azulgrana.
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