El partido de Ronaldo
El madridista piensa ganarse al Bernab¨¦u liquidando al Bar?a
"?Ronaldiiiiihhhhhhh!". Cientos de ni?os y ni?as con tiempo suficiente para apretujarse toda la ma?ana de ayer contra la valla de la Ciudad Deportiva del Madrid enloquecieron al ver a Ronaldo y chillaron a todo pulm¨®n. Los aficionados dedicaron ese rato de sus vacaciones a visitar al ¨ªdolo brasile?o, que sali¨® del gimnasio con su imborrable aura pac¨ªfica y una traza de pandillero que recordaba a Marlon Brando en Salvaje. Mucha tela vaquera gastada recubriendo sus pesados muslos y botas negras.
Los chillidos y los atropellos que se suceden alrededor de Ronaldo parecen empujarlo hacia el s¨¢bado como una cita inexorable. Se perdi¨® el partido de ida, en el Camp Nou, por un constipado s¨²bito y ahora el Bernab¨¦u le espera con su riguroso sentido del juicio para verle jugar contra su ex equipo, el Barcelona, por primera vez.
El partido puede alterar su historia blanca y ¨¦l lo sabe. Sabe que todav¨ªa no ha calado en el coraz¨®n de la afici¨®n y que el gran cl¨¢sico puede redimirlo si logra lo que se ha propuesto: brillar. Como con premeditaci¨®n, hace meses dijo que se ganar¨ªa a la hinchada "en el partido contra el Bar?a".
Hasta ahora las gradas se le resisten. Ronaldo se hundi¨® cuando fue pitado contra el Manchester hace una semana. En realidad, viaja de desconcierto en desconcierto por su proceso de adaptaci¨®n a Madrid. No comprende que se le recrimine por un mal encuentro cuando lleva 15 goles en la Liga y hace tres a?os estaba, seg¨²n muchos cient¨ªficos, acabado para el f¨²tbol.
Desde su llegada, ha soportado con aparente indiferencia que le llamen "gordo" y "cojo". Y se ha sorprendido cuando, despu¨¦s de una tarde jugando al golf -algo intrascendente cuando viv¨ªa en Mil¨¢n-, le han llovido las cr¨ªticas.
Siente que los reproches son siempre para ¨¦l y que las dem¨¢s estrellas no cuentan. O porque ya probaron su valor o porque no se les presume. Y de Ronaldo todo el mundo presume magia. Como record¨® ayer un compa?ero suyo: "Si un d¨ªa se encuentra bien, te dice: 'hoy hago un hat trick". Y va y lo hace".
El d¨ªa que se siente bien Ronaldo es imparable. Pero eso no es lo m¨¢s frecuente. Como algunos genios, funciona seg¨²n un complejo sistema de equilibrios materiales y, sobre todo, espirituales. Que est¨¦ atl¨¦ticamente fino no garantiza nada y en los pitos del Bernab¨¦u va impl¨ªcito el reclamo de una mayor dedicaci¨®n por encima de las inspiraciones ocasionales.
En el club, que empieza a estar cansado de sus tendencias noct¨¢mbulas, est¨¢n convencidos de que puede rendir m¨¢s. Por ello los t¨¦cnicos procuran que se entrene con m¨¢s intensidad a fin de aumentar su despliegue. Porque es capaz de un n¨²mero determinado de sprints por partido que, curiosamente, desciende en el Bernab¨¦u. All¨ª Ronaldo choca con una afici¨®n implacable.
Real Madrid Televisi¨®n transmiti¨® ayer el cl¨¢sico de la temporada 1996-1997 y las im¨¢genes de un Ronaldo m¨¢s din¨¢mico se reprodujeron por las pantallas de la Ciudad Deportiva. Hizo recortes que ya no frecuenta y tir¨® de chilena. Como azulgrana era otro jugador.
Vestido de blanco, el Ronaldo que pervive es capaz de otras cosas no menos efectivas. Siempre y cuando se lo proponga.
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