Los m¨¦dicos reciben a tiros a un herido armado en un hospital de Bagdad
El centro Kindi queda sin apenas personal tras los saqueos y tiroteos registrados
Nadie quiere trabajar en el hospital Kindi, el mismo donde se atendi¨® al ni?o Al¨ª Smain, que se qued¨® sin dos brazos, con el pecho quemado y sin 12 miembros de su familia. Desde hace seis d¨ªas, todos los enfermos del Kindi, incluido Al¨ª, han sido trasladados a otros hospitales.
De las 502 personas que trabajaban en el centro antes de la guerra, s¨®lo 10 contin¨²an all¨ª. Y de ellas, ¨²nicamente cuatro doctores acuden cada d¨ªa al hospital para atender las urgencias. Veinticinco voluntarios armados con rifles, todos ellos a las ¨®rdenes de Haider Daud, t¨¦cnico de reparaci¨®n de televisores, custodian el centro. Ayer, mientras un cami¨®n descargaba medicamentos y cuatro periodistas espa?oles esperaban consulta, un coche se precipit¨® en el hospital. Varios enfermeros se tiraron al suelo y dispararon con sus rifles para repeler la agresi¨®n. Periodistas, enfermeros, enfermos..., todos miraban desde el suelo estupefactos. Fue una escena m¨¢s en un Bagdad sin ley ni orden.
Ya por la tarde, Daud explic¨® la raz¨®n: "Fue un simple malentendido. Alguien que pretend¨ªa traer un enfermo llevaba armas en el coche y entonces hicimos unos cuantos disparos de advertencia. Pero no ha ocurrido nada m¨¢s".
De entre los 32 hospitales de Bagdad, el Kindi ha sido uno de los que m¨¢s ha padecido la ausencia de personal. ?La raz¨®n? Algunos voluntarios armados aseguraban que en el Kindi se trataba a los guerrilleros que vinieron de fuera de Irak para combatir contra Estados Unidos. Daud niega ese extremo. Pero uno de los pocos doctores que a¨²n contin¨²a trabajando all¨ª lo confirma: "Aqu¨ª hab¨ªa guerrilleros de Siria, de Egipto, de Marruecos... Cuando lleg¨® la gente intentando saquear esto ellos repelieron los ataques. Pero despu¨¦s llegaron los americanos. Y se los han llevado a otro hospital".
Daud se queja de la poca colaboraci¨®n que ha recibido por parte de los estadounidenses. "Los que estamos protegiendo el hospital no nos conoc¨ªamos hace tan s¨®lo seis d¨ªas. Yo vine aqu¨ª porque ¨¦ste es el sitio de referencia para m¨ª cuando tra¨ªa a alg¨²n familiar o a un amigo enfermo. Y de repente, ver todo esto entre tiros, bombas y amenazas de saqueo, me hizo tomar las riendas. Ped¨ª a los americanos que pusieran por lo menos uno o dos soldados delante de la puerta. Eso le dar¨ªa mucha tranquilidad a la gente. Pero no han hecho nada. Menos mal que estamos recibiendo la colaboraci¨®n de un grupo de m¨¦dicos italianos que nos han tra¨ªdo toneladas de medicamentos. Y tambi¨¦n gasolina para alimentar los generadores. Pero los americanos no est¨¢n haciendo nada".
"?Qu¨¦ est¨¢n haciendo?"
Otro de los voluntarios, Al¨ª Hussein al Zudaidi, que se presenta como un chi¨ª estudiante de religi¨®n, se lamenta tambi¨¦n de la poca colaboraci¨®n de los estadounidenses. "Con Sadam est¨¢bamos mal y ahora estaremos peor. Sadam ha arruinado la vida de mi familia. A mi hermano lo meti¨® en la c¨¢rcel en 1992 y a¨²n no s¨¦ nada de ¨¦l. Y a m¨ª me metieron 15 d¨ªas en una celda donde no pod¨ªa ponerme de pie. Quince d¨ªas estuve gateando como un animal. S¨®lo por razones religiosas. Pero ahora llegan los americanos, ?y qu¨¦ est¨¢n haciendo? ??sta es la liberaci¨®n de la que hablaban?".
Cada vez que entra un cami¨®n cargado de medicamentos en el hospital, los enfermeros de batas azules o batas verdes, apostados en lo alto de las terrazas, vigilan la mercanc¨ªa como si se tratara de alg¨²n metal precioso.
Daud, el voluntario que coordina la protecci¨®n del hospital, espera que en los pr¨®ximos dos d¨ªas el centro vuelva a funcionar normalmente. "Poco a poco, los m¨¦dicos ir¨¢n tomando confianza y volver¨¢n aqu¨ª".
Daud presume de que hasta el d¨ªa de hoy ni una sola tirita ha sido robada del hospital Kindi. S¨®lo faltan los m¨¦dicos y los enfermeros.
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