"Tenemos derecho a disparar"
El jefe de los soldados de EE UU que mataron a civiles en Mosul dice que a¨²n est¨¢n en guerra
"?Alarma! ?Tiro en sector norte!". Parapetados tras las ventanas y con el dedo en el gatillo del M-16, los soldados de las fuerzas especiales estadounidenses compon¨ªan una escena digna de El ?lamo. Como el legendario fuerte tejano, el palacio de Gobernaci¨®n de Mosul parec¨ªa ayer cercado por el odio de la poblaci¨®n ¨¢rabe de la principal ciudad del norte de Irak. Al menos 11 civiles murieron el martes y otros 3 perecieron ayer, seg¨²n confirmaron a EL PA?S fuentes sanitarias, al abrir fuego los comandos que ocupan la sede de la Administraci¨®n provincial contra grupos de francotiradores que les atacaron, seg¨²n la explicaci¨®n oficial del Ej¨¦rcito estadounidense.
Pero muchos de los heridos de bala, que se cuentan por decenas en los hospitales de Mosul, aseguraban airados que los soldados atacaron sin previo aviso. "A¨²n estamos en guerra; tenemos derecho a disparar a quien nos amenaza", advert¨ªa ayer, reclinado en un sill¨®n del edificio, el teniente coronel Robert Waltmayer, jefe de las fuerzas especiales del Ej¨¦rcito estadounidense en la ciudad.
Dos helic¨®pteros Black Hawk sobrevolaban a muy baja altura el coraz¨®n del distrito ¨¢rabe, mientras dos jeeps artillados patrullaban a toda velocidad frente al hospital, adonde acud¨ªan mujeres llorosas cargadas de velos. Esta imagen, que parece copiada de la rutina de Cisjordania, mostraba ayer el centro de Mosul. Grupos de j¨®venes acumulaban piedras sin disimulo cerca de la plaza del palacio de la Gobernaci¨®n, rodeado de alambradas y sacos terreros.
"Hoy mismo nos han disparado desde el edificio de enfrente, desde la azotea y algunas ventanas, con fuego de A-47, lo vi con mis propios ojos", aseguraba Waltmayer, con el pelo muy corto y una mirada dura, "pero nosotros hemos venido a defender la pacificaci¨®n". El teniente coronel de las fuerzas especiales se refer¨ªa a la sede de Banco Central, donde los saqueadores a¨²n segu¨ªan buscando ayer alg¨²n bot¨ªn oculto. "Mis hombres respondieron al ataque de forma adecuada", dijo ante los tres periodistas europeos que, por alguna raz¨®n, permiti¨® acceder al palacio de Gobernaci¨®n -todo un fort¨ªn, a la vista del armamento desplegado- despu¨¦s de ser estrictamente cacheados.
En su cama del hospital central de Mosul (antes Sadam Husein), el polic¨ªa iraqu¨ª Ahmed Yunes, de 22 a?os, no acertaba a explicarse lo ocurrido. "Acud¨ª a controlar un saqueo a un banco y tuve que disparar al aire; entonces un norteamericano me dispar¨® a m¨ª", relataba el agente, vestido todav¨ªa con el uniforme verde oliva, por cuyo pantal¨®n rasgado se observaba una herida de bala en la pierna derecha.
"Nos tendr¨¢n en su contra"
Junto al lecho del agente, un comandante del cuerpo de seguridad -las fuerzas policiales han vuelto a patrullar las calles de Mosul desde hace dos d¨ªas-, reclamaba el anonimato: "Los norteamericanos nos exigieron que baj¨¢ramos las armas y luego nos dispararon. Como la situaci¨®n siga as¨ª, seguiremos el deseo de la gente y nos tendr¨¢n en su contra".
Con m¨¢s de un mill¨®n de habitantes, sangrientos choques internos entre la minor¨ªa kurda y la mayor¨ªa ¨¢rabe -musulmanes sun¨ªes beneficiarios hasta ahora del r¨¦gimen de Sadam Husein-, Mosul era ya una inquietante olla a presi¨®n antes de que las fuerzas de EE UU dispararan el martes "balas que mataron a varios iraqu¨ªes, alrededor de siete", como ha reconocido el general Vincent Brooks, del mando central.
"No s¨¦ lo que pasa en la calle, y lamento si alguien ha resultado muerto o herido, pero nosotros no disparamos contra la multitud, sino contra los que nos atacaban", aseguraba el jefe de las fuerzas especiales en su reducto del palacio de Gobernaci¨®n. Enviados a territorio hostil, sometidos a espor¨¢dicos disparos y pedradas, la tensi¨®n entre los comandos de EE UU a¨²n era evidente ayer. El d¨ªa anterior, el nombramiento de un nuevo gobernador procedente de la oposici¨®n al r¨¦gimen baazista desencaden¨® una protesta que acab¨® en un ba?o de sangre, presuntamente por fuego cruzado entre fuerzas norteamericanas y francotiradores.
Grupos de chiquillos segu¨ªan coreando ayer por las calles el principal lema de la manifestaci¨®n: "S¨®lo Al¨¢ es dios y Mahoma su profeta". Uno de los pilares del islam parece haberse convertido as¨ª en consigna de resistencia a la ocupaci¨®n extranjera.
El joven Ahmed Madafar, de 14 a?os, tienen una pierna destrozada de un disparo. Una enfermera ocultaba con cari?o bajo la manta una de las escasas bolsas de sangre que quedan en el Hospital de la Rep¨²blica para su pr¨®xima transfusi¨®n. Ahmed viajaba en un autob¨²s que se vio sorprendido por un tiroteo ayer en la plaza del Gobierno de Mosul. Como Al¨ª Sacker, de 26 a?os, pasaba por la plaza. Tendr¨¢ que esperar para saber si recuperar¨¢ la movilidad de su codo izquierdo. "?A qu¨¦ han venido? ?A liberarnos de Sadam o a ocuparnos?". Al¨ª hablaba sin rencor. "No tenemos libertad para movernos por nuestra propia ciudad. Es como si estuvi¨¦ramos en Palestina. Creo que hasta que no se vayan los norteamericanos no podremos vivir en paz. Los disparos fueron deliberados".
Como si hubiera escuchado las quejas de los heridos, el jefe de las fuerzas especiales de Mosul, advert¨ªa, con la firmeza de quien ha sobrevivido ya a varias guerras, de que va a seguir cumpliendo a rajatabla las ¨®rdenes del Pent¨¢gono: "No tolerar¨¦ que disparen a mis hombres, ni que nadie intente destruir mi esfuerzo para pacificar Mosul".
Animaci¨®n kurda, desolaci¨®n ¨¢rabe
El eco de los pensamientos de los heridos de bala, en su mayor¨ªa desempleados, como tantas decenas de miles de trabajadores en la ciudad de Mosul, se escuchaba ayer por los rincones del desolado centro urbano. S¨®lo los distritos de mayor¨ªa kurda, donde reside una cuarta parte de la poblaci¨®n, hab¨ªan recuperado ayer la ex¨®tica animaci¨®n de los mercados habituales en la zona de Oriente Pr¨®ximo.
El intenso tr¨¢fico de veh¨ªculos se atascaba entre tenderetes de comida, aparentemente bien abastecidos, bajo la vigilancia de patrullas peshmergas. Fuerzas regulares kurdas, unidades que est¨¢ previsto integrar en el futuro Ej¨¦rcito iraqu¨ª, proteg¨ªan ayer los hospitales de Mosul. Pero los barrios ¨¢rabes del centro parec¨ªan sacados del paisaje de una ciudad fantasma.
Todos los comercios siguen cerrados mientras montones de basura se pudren en la calle. Los cortes en el suministro de agua y de electricidad se producen de forma permanente. Durante el rezo del mediod¨ªa, el imam de una mezquita imploraba a trav¨¦s de un meg¨¢fono que los creyentes dejasen de participar en los saqueos y en el pillaje que arrasan la ciudad.
Terminada la oraci¨®n, muchos fieles vieron pasar un convoy militar estadounidense con blindados y ametralladoras que proteg¨ªa a un extra?o veh¨ªculo con altavoces que se asemejaban a tubos lanzamisiles.
"A todo el pueblo de Mosul", proclamaba una voz en ¨¢rabe, que a?ad¨ªa: "La situaci¨®n ya es normal. Estad tranquilos, volved a las calles de vuestra ciudad".
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