Voces para el insomnio
Los programas de radio de madrugada fomentan la participaci¨®n de los oyentes y apuestan por la diversi¨®n
Roberto S¨¢nchez cre¨ªa haberlo o¨ªdo todo hasta esa noche. Estaba en el estudio de Radio Barcelona, como desde hace nueve a?os, cuando un oyente le plante¨® una duda acuciante: "?Qu¨¦ es m¨¢s peque?o, un pitufo o un gnomo?". S¨¢nchez es director de Si amanece nos vamos (de 4.00 a 6.00 en la cadena SER), donde los oyentes hacen preguntas para que la audiencia responda. La enjundia de la cuesti¨®n organiz¨® un debate de meses. Hasta que un docto oyente zanj¨® la cuesti¨®n, recuerda S¨¢nchez. "Un hombre explic¨® que, teniendo en cuenta El gran libro de los gnomos y la altura que tienen en la naturaleza las setas de los pitufos, ¨¦stos eran m¨¢s grandes".
Es un ejemplo de lo que puede ser la radio de madrugada: algo libre, distinto, participativo y a veces un poco freak. Todos esos ingredientes, batidos, enganchan a miles de personas. Entre las 4.00 y las 5.00, la audiencia de las cuatro grandes cadenas de radio (SER, Cope, Radio Nacional y Onda Cero) alcanza los 317.000 oyentes, un 40% m¨¢s que en el mismo periodo de 2002. Entre ellos, panaderos e inform¨¢ticos; guardias de seguridad y apandadores; estudiantes que no estudian y Fernando L¨¢zaro Carreter; insomnes y noct¨¢mbulos; despiertos y dormidos. Son 317.000 sin contar a los amantes de la copla, de los radiopredicadores, del techno m¨¢s duro, porque cadenas hay.
El l¨ªder a esa hora es Si amanece nos vamos, con 197.000 oyentes en la primera hora y 135.000 en la segunda, seg¨²n la primera ola de 2003 del Estudio General de Medios. "Ser l¨ªder cuando est¨¢s en esta cadena es f¨¢cil, no tiene m¨¦rito", rebaja S¨¢nchez. Antes de ¨¦l, Mara Torres conduce Hablar por hablar (737.000).
Aparte del contenido de la radio y de que la competencia en televisi¨®n es la teletienda, Manolo HH apunta otra factor que aumenta la audiencia: "La gente cada vez duerme menos". HH (de Hern¨¢ndez Hurtado) dirige y presenta desde hace seis a?os De la noche al d¨ªa (de 3.00 a 6.00, RNE).
HH, con mucha radio encima, explica que su objetivo "es hacer un programa de calidad con entrevistas preparadas y con gente interesante en el que cabe un profesor de filosof¨ªa, un experto en astrof¨ªsica, otro en inmunolog¨ªa y hasta un catedr¨¢tico de puentes, aunque con un toque canalla y libre". Por el estudio 104 de Radio Nacional han pasado desde el director general de la Guardia Civil, Santiago L¨®pez Valdivielso, para hablar de coches, al vicepresidente del Gobierno Mariano Rajoy.
HH reconoce que a muchos invitados hay que convencerles para que trasnochen. Otros, "como Mar¨ªa Dolores Pradera o Ismael Serrano, llaman para acudir al programa". Es el mismo problema que tiene A cielo abierto, el marat¨®n (de 1.30 a 6.00) que dirige Enrique Campo en la Cope. Carlos Guti¨¦rrez, redactor del magac¨ªn, explica que "muchos invitados se asustan al escuchar la hora de la cita, pero forzamos que sea en directo". Baltasar Magro, ?lvaro de Marichalar, Juan Jos¨¦ Badiola o Andoni Ferre?o son algunas de "las visitas ilustres" del programa.
HH relata, entre caf¨¦ y caf¨¦ por los silenciosos pasillos de RNE, que su idea cost¨® que cuajara. "Los tres primeros a?os la casa no entend¨ªa un formato medio serio y con entrevistas en profundidad. Ahora se nota que la audiencia responde y se interesa, porque, aunque mucha gente piense lo contrario, un camionero de hoy d¨ªa no es un inculto, sabe y se interesa por el mundo".
La hora propicia que los programas de las distintas cadenas no sean clones, como ocurre en otras franjas. Un ejemplo es Esta noche o nunca, que desde septiembre emite Onda Cero de 1.30 a 4.00 de la ma?ana. El espacio es un guirigay. De colaboradores, de imitadores, de m¨²sica y de risas. Su director y presentador, Jos¨¦ Luis Salas, afirma que es el "primer programa despertador de madrugada". Y a?ade: "Huimos de la radio como somn¨ªfero, as¨ª que procuramos que cambie cada cinco minutos y que tenga mucho ritmo. Los oyentes son los primeros en agradecerlo". Entre sus ¨¦xitos, una secci¨®n en la cual los oyentes enchufan el tel¨¦fono a sus c¨®nyuges para que toda Espa?a escuche los ronquidos y comparta su sufrimiento o las llamadas del panadero peliculero "de M¨¢laga, que sabe tanto de cine como Garci y lo explica a pie de horno", relata Salas, que agradece que la participaci¨®n de los oyentes sea siempre mayor de madrugada.
Salas, que hace el programa desde Marbella, lleva peor que sus colegas lo del horario. Sobre todo porque sigue trabajando para la emisora local de Onda Cero y s¨®lo duerme cuatro horas y media al d¨ªa. S¨¢nchez asegura que, "pese al jet lag de los lunes, uno se acostumbra a regirse por el meridiano de Melbourne" y que la libertad en este caso tiene un precio: el sue?o nocturno.
De repente amanece, que no es poco, y la redacci¨®n se llena de personas que bostezan. Llega la ma?ana, r¨ªgida, publicitada, y los redactores de noche abandonan su mesa y su ordenador "en un sistema de camas calientes", cuenta Marta Pastor, de RNE.
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