La siguiente fase: estabilizar Irak
La estrategia estadounidense para reconstruir Irak ha girado en torno a una f¨®rmula b¨¢sica: las fuerzas de EE UU han estado buscando l¨ªderes civiles iraqu¨ªes para que acepten el desaf¨ªo de administrar sus pueblos y ciudades y proporcionen seguridad. Pero esa estrategia no ha dado frutos en Bagdad dos semanas despu¨¦s de la toma de la ciudad.
El ¨²nico iraqu¨ª que ha dado un paso adelante para ser el administrador provisional de la capital iraqu¨ª, Mohamed Moshen Zubaidi, ha sido recibido con reticencias por los comandantes norteamericanos, que est¨¢n determinando a¨²n si ¨¦l puede cumplir sus promesas.
El otro pol¨ªtico iraqu¨ª es Ahmed Chalabi, el l¨ªder del Congreso Nacional Iraqu¨ª (CNI). Chalabi cuenta con el apoyo de los civiles del Departamento de Defensa, pero no tanto de los militares, a los que ha causado cierta preocupaci¨®n al cuestionar la necesidad de que los norteamericanos tengan un papel en la posguerra.
Chalabi y Zubaidi han dicho que no est¨¢n trabajando juntos, y Zubaidi ha criticado algunas acciones de Chalabi, incluida su decisi¨®n de desplegar hombres armados en Irak.
Pero no todos los retrasos en poner en marcha una nueva autoridad civil son culpa de Irak. Jay Garner, el general retirado que el Pent¨¢gono ha elegido para supervisar la reconstrucci¨®n, el reparto de ayuda y el establecimiento de instituciones civiles, lleg¨® a Bagdad con su equipo el lunes. La capital, al igual que durante la invasi¨®n, ser¨¢ el centro de gravedad de la reconstrucci¨®n iraqu¨ª.
Oficialmente, los militares de EE UU se encuentran todav¨ªa en la fase de combate de su campa?a. Pero los choques con milicianos y otros leales a Sadam se han reducido, e Irak parece haber entrado en un nuevo periodo de toma de posiciones para llenar el vac¨ªo de poder. Tambi¨¦n aumentan los movimientos dentro del pa¨ªs de agentes de Siria e Ir¨¢n, para lograr cierta influencia.
El ¨¦xito final de la campa?a estadounidense depender¨¢ de la siguiente fase del plan: estabilizar y reconstruir Irak. Para mantener la seguridad, Estados Unidos pretende situar tropas y aviones en gran parte del pa¨ªs. El 5? Cuerpo del Ej¨¦rcito asumir¨¢ la autoridad en Bagdad y en el norte de Irak. Los marines se encargar¨¢n del ¨¢rea al sur de Bagdad.
Pero los militares de EE UU quieren evitar un despliegue indefinido, y est¨¢n buscando planes para reducir sus tropas en Irak. Gran parte de las de combate ser¨¢n sustituidas por una nueva fuerza de estabilizaci¨®n: la 1? Divisi¨®n Acorazada y el 3? Regimiento de Caballer¨ªa Acorazado, que se unir¨¢n a la 4? Divisi¨®n de Infanter¨ªa y al 2? Regimiento de Caballer¨ªa Acorazado.
Tambi¨¦n en la capital, la habilidad de los estadounidenses para llevar a cabo su misi¨®n de paz depender¨¢ de la configuraci¨®n de las nuevas fuerzas. Las tropas acorazadas tienen dificultades para maniobrar en las calles de la ciudad con sus carros de combate M1 Abrams y sus veh¨ªculos blindados Bradley. Sus tripulantes tampoco pueden patrullar a pie, porque no est¨¢n equipados para operar fuera de sus veh¨ªculos.
Los esfuerzos para reducir la presencia terrestre norteamericana en Irak dependen de dos hip¨®tesis cr¨ªticas: una es la capacidad para estabilizar Bagdad y el resto del pa¨ªs. Pese a la gradual vuelta a la normalidad, las fuerzas que tratan de mantener el orden son peque?as para la tarea a la que se enfrentan. La segunda hip¨®tesis es la intenci¨®n de los dem¨¢s pa¨ªses de enviar tropas, algo con lo que EE UU todav¨ªa cuenta.
Para ayudar a estabilizar Bagdad, los oficiales estadounidenses se han reunido con Zubaidi, autoproclamado l¨ªder del comit¨¦ para administrar la ciudad. Pero las reuniones no han sido todo lo constructivas que debieran.
Es todav¨ªa pronto para determinar si Zubaidi prevalecer¨¢ en la lucha por el poder. Pero una cosa est¨¢ clara: el cumplimiento de la misi¨®n de EE UU en Irak y su capacidad para reducir su despliegue en el pa¨ªs ya no dependen s¨®lo de sus logros en el campo de batalla. Dependen tambi¨¦n fuertemente de su ¨¦xito en establecer una nueva autoridad iraqu¨ª que pueda trabajar con los norteamericanos, mientras comienza a gobernar Bagdad y la naci¨®n.
? The New York Times
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