"Nadie sabe nada del Holocausto"
El Instituto Franc¨¦s dedica un ciclo al cineasta Claude Lanzmann y su monumental obra 'Shoah'
En una de las primeras im¨¢genes de Shoah, un superviviente del campo de exterminio de Chelmno (Polonia) dice: "Esto no puede contarse. Nadie puede representar lo que ocurri¨® aqu¨ª. Es imposible. Nadie puede comprenderlo". Shoah (1974 -1985), una de las pel¨ªculas m¨¢s singulares y monumentales de la historia del cine, se desaf¨ªa a s¨ª misma para contar lo que formula como imposible: el exterminio, en c¨¢maras de gas, de los jud¨ªos por los nazis durante la II Guerra Mundial. Su director, Claude Lanzmann (el Instituto Franc¨¦s le dedica ahora un ciclo en Madrid) reconstruy¨® -a trav¨¦s de la palabra de supervivientes, testigos y asesinos- lo que all¨ª ocurri¨®. Lanzmann (Par¨ªs, 1925) tard¨® 11 a?os en rodar Shoah. Film¨® 300 horas. La pel¨ªcula dura 570 minutos.
"Lo interesante no es por qu¨¦ empec¨¦ a hacer Shoah, no me pregunte eso, preg¨²nteme por qu¨¦ segu¨ª haciendo Shoah durante 11 a?os, por qu¨¦ no la di por acabada, por qu¨¦ perd¨ª amigos y productores. Once a?os es mucho tiempo y yo no sal¨ª intacto de aquel esfuerzo. Cuando llevaba dos a?os me di cuenta de que necesitaba m¨¢s tiempo, as¨ª pasaron otros dos a?os, y otros dos y luego otros dos m¨¢s... Era incapaz de acabar. No pod¨ªa terminar, no, aunque mi vida fuera en ello, no pod¨ªa. Ten¨ªa que dominar el tiempo, ¨¦sa era la clave. Segu¨ª arrastrado por esa esperanza, era una idea mesi¨¢nica; pasaba el tiempo y la gente me abandonaba, se acababa todo, el dinero lo primero. Pero yo segu¨ªa porque obedec¨ªa a una ley interior. ?Orgullo? S¨ª. No me par¨¦ ante nada y ante nadie. Logr¨¦ dominar el tiempo, lo par¨¦ a mi antojo".
Lanzmann habla con furia. Es de esas personas que contesta rega?ando. Llena la mesa de papeles, de libros ("de objetos culturales sobre Shoah", dice). Tiene los ojos azules, y la mirada triste y cansada. Habla despacio, con voz profunda. Parece enfadado, probablemente lo est¨¢: "Escriba su nombre en un papel", ordena. "?Cree usted que la gente sabe algo sobre el Holocausto? ?D¨ªgame?", pregunta. "Ya se lo digo yo. Sobre el Holocausto, sobre uno de los acontecimientos m¨¢s importantres de la historia de la humanidad, nadie sabe nada. No pierda el tiempo escribiendo sobre m¨ª, no, vea la pel¨ªcula, eso es lo ¨²nico que importa. ?Sabe? Yo empec¨¦ esta pel¨ªcula pensando que sab¨ªa algo, pero pronto aprend¨ª que no ten¨ªa ni idea, por eso segu¨ª y no par¨¦. Era demasiado dif¨ªcil, pero hab¨ªa que intentarlo. Cada presencia nazi en Shoah es un milagro. Detr¨¢s hay mucho trabajo, muchos inventos, muchas argucias".
Es conocida la beligerancia de Lanzmann contra las pel¨ªculas de ficci¨®n en torno al Holocausto. De La lista de Schindler, de Steven Spielberg, a La vida es bella, de Roberto Benigni. "?El pianista? [de Roman Polanski]. Me parece que tiene aspectos muy notables, s¨ª, pero no es una pel¨ªcula sobre el Holocausto, se detiene justo antes de llegar ah¨ª". Lanzmann tambi¨¦n reniega de las im¨¢genes de archivo, de las pel¨ªculas documentales hechas de retazos: "No me gustan, no hablan de la verdad, cualquiera puede usar esas im¨¢genes. Adem¨¢s, no existen im¨¢genes sobre los campos de exterminio, no hay archivos, no puede haberlos, el exterminio tambi¨¦n es eso". Sus manos se agarran a recortes de peri¨®dicos, tiene varias carpetas llenas, muestra art¨ªculos y ensayos sobre Shoah. "Yo no tengo respuestas y las ¨²nicas que tengo est¨¢n en mi pel¨ªcula", afirma. "No me interesa la realidad, sino la evocaci¨®n de la realidad. No quiero imag¨¦nes reales, son falsas. Una vez alguien me dijo que en mi pel¨ªcula se escuchaban los gritos de los ni?os. En Shoah no existe un solo llanto infantil, pero, es verdad, se les escucha".
Lanzmann habla entonces de su vieja pol¨¦mica con Godard: "?l dec¨ªa que un periodista con 20 a?os de investigaci¨®n por delante encontrar¨ªa las im¨¢genes de las c¨¢maras de gas. Es absurdo. ?Se lo imaginan? Las c¨¢maras de gas estaban a oscuras, en ellas gaseaban juntas a m¨¢s de 3.000 personas en la m¨¢s completa oscuridad. Tres mil personas que trepaban unas a otras huyendo del suelo. Los ni?os quedaban abajo, con las sienes reventadas. Era el combate de la muerte. ?Qui¨¦n quiere im¨¢genes de eso? Eso no servir¨ªa para nada, no se podr¨ªa ni mirar. Sobre eso s¨®lo cabe construir, construir desde la nada. ?se era mi prop¨®sito".
"Shoah", contin¨²a, "es una pel¨ªcula sobre la radicalidad de la muerte y la radicalidad de la exterminaci¨®n. Y para afrontrar, radicalmente, esa realidad s¨®lo cabe una pel¨ªcula como ¨¦sta, no hay otras posibilidades. Yo encontr¨¦ el sol negro de la Shoah, y lo digo sin falsa modestia. Lo digo con humildad y con orgullo. Sin vanidad y sin modestia. ?sta es una pel¨ªcula fundacional, y no lo digo yo, aunque tambi¨¦n lo digo yo".
Las m¨¢s de nueve horas de Shoah se empezaron a proyectar ayer en la sala de cine del Instituto Franc¨¦s (Marqu¨¦s de la Ensenada, 10). Hoy, a las 18.30, se proyecta la segunda parte del filme. Lanzmann permanecer¨¢ en Madrid hasta el pr¨®ximo d¨ªa 30. El lunes se exhibir¨¢ Sobibor, 14 octubre 1943, 6 horas (2001), y el martes Un vivant qui passe (1997); ambos filmes se detienen en dos personajes de Shoah. El mi¨¦rcoles, el cineasta estar¨¢ presente en una mesa redonda en torno a su filmograf¨ªa. "Siempre he tenido problemas con Espa?a", dice. "La pel¨ªcula [Shoah] se proyect¨® por primera vez en el a?o 87 durante dos d¨ªas en un cine de Madrid, pero fue muy accidentado. El primer d¨ªa, un grupo revisionista, con camisas marrones y brazaletes negros, se puso en la puerta del cine con una mesa llena de libros que negaban el Holocausto. Me acompa?aba un diputado socialista, no recuerdo su nombre, el diputado tir¨® al suelo la mesa y empezamos a pegarnos con aquella gente. Al d¨ªa siguiente, un aviso de bomba interrumpi¨® la proyecci¨®n. El pase por Televisi¨®n Espa?ola, poco despu¨¦s, fue lamentable, a las dos de la madrugada y dividido en cuatro semanas. Shoah no ha tenido suerte en Espa?a. As¨ª que cuando he llegado esta ma?ana s¨®lo he lamentado una cosa al ver tantos carteles que anuncian la pr¨®xima visita del Papa. En lugar de 'El Papa viene a verte' me hubiera gustado ver mi cara en esos mismos carteles anunciando 'Lanzmann viene a verte".
Babelia
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