Salto de p¨¢gina a pantalla

Procede El l¨¢piz del carpintero de un libro de Manuel Rivas, un verdadero libro. Se perciben de su origen literario en la pantalla enunciados de sucesos, ecos de palabras, pero s¨®lo eso. Se quieren representar los acontecimientos que el libro cuenta, pero la sucesi¨®n de los sucesos no llega a ser representaci¨®n, ni se produce en pantalla recreaci¨®n viva del libro, sino traducci¨®n mec¨¢nica de su peripecia.

No hay realizaci¨®n del filme. Hay en su duraci¨®n un a?adido de tomas engarzadas que no consigue convertirse en secuencia, en articulaci¨®n de lenguaje cinematogr¨¢fico. No hay salto de la p¨¢gina a la pantalla, porque, al faltar esa articulaci¨®n, no hay creaci¨®n de tiempo secuencial, de m¨²sica visual. Y todo queda en un transcurso mec¨¢nico, no en una duraci¨®n org¨¢nica de los sucesos y su entramado.

Hay impericia, desconocimiento del manejo del lenguaje f¨ªlmico, en la direcci¨®n del filme. Ant¨®n Reixa hace (o no impide, es lo mismo) que los actores cuya composici¨®n quiere articular nos den sus personajes de una vez, volcando de golpe en la pantalla a sus personajes. Esto impide que ¨¦stos se nos den gradualmente y que, al no avanzar, se hagan fuente de arrastre emocional. Y esto es particularmente evidente en el caso -que es medular, pero otro tanto cabe decir del resto de las composiciones- del personaje de Luis Tosar, actor que ha mostrado otras veces que puede dosificar con precisi¨®n sus composiciones. La escisi¨®n de su personaje, su quiebra interior, sobre la que gira toda la historia, est¨¢ toda entera visible en su primera o primeras apariciones, por lo que el eje del relato al mostrarse se vac¨ªa y pierde enigma, misterio, violencia, identidad, fuerza.

El filme est¨¢ bien hecho en el sentido de fabricado, tiene el brillo de esmero en todos los aspectos mec¨¢nicos y ornamentales, o adjetivos, pero en lo sustantivo, en lo medular, falla, no es cre¨ªble, no funciona y, aunque argumentalmente se est¨¦n manejando sucesos vibrantes, no eleva, crea apat¨ªa.