"Una ciudad admite muy pocos edificios espectaculares"
Dominique Perrault (Clermont Ferrand, 1953) es un arquitecto al que la fama ha hecho sabio. Ni se complace ni se enga?a. Sabe que Europa est¨¢ llena de buenos arquitectos y que la paciencia, la constancia y la suerte son fundamentales para seguir construyendo. Autor de la Biblioteca Nacional de Francia en Par¨ªs, fue el proyectista favorito de Fran?ois Mitterrand y, posteriormente, comenz¨® una gran expansi¨®n internacional que le llev¨® a construir, entre otros edificios, el Vel¨®dromo y las Piscinas ol¨ªmpicas de Berl¨ªn (1999), y el Ayuntamiento de Innsbruck (2002), en Austria. Ese mismo impulso lo acerca ahora a Espa?a, donde, tras participar en varios concursos, inicia este mes la construcci¨®n de dos hoteles en Barcelona y, el pr¨®ximo oto?o, las obras de un estadio de f¨²tbol en Badalona integrado en un complejo deportivo del que ya se ha materializado una parte. Adem¨¢s de estos proyectos catalanes, en Tenerife reordena la playa de Las Teresitas y en Madrid va a ser uno de los arquitectos de las instalaciones que reforzar¨¢n la candidatura ol¨ªmpica.
"Me gusta la arquitectura sencilla y necesaria. ?Qu¨¦ buscan demostrar tantos cables y tubos en un edificio?"
PREGUNTA. Usted despeg¨® profesionalmente como hijo de la pol¨ªtica de Mitterrand y ahora vive su expansi¨®n internacional en los a?os de Chirac... En la exportaci¨®n de la arquitectura francesa le acompa?an otros proyectistas franceses. ?Huyen o cosechan?
RESPUESTA. Depende. Por un lado, sin haber hecho lo que hicimos durante la era Mitterrand no podr¨ªamos hoy exportar nada. Por otro, en Francia no se est¨¢ haciendo mucho y nos vemos obligados a exportar, o a emigrar, ll¨¢melo como quiera. Esto es injusto, pero no con los que construimos: con los que no lo hacen. Hay gente brillante en Francia que nunca podr¨¢ construir fuera porque para conseguirlo, en general, debes empezar por construir dentro.
P. ?Los arquitectos sienten nostalgia de las grandes obras de Mitterrand?
R. La pol¨ªtica de las grandes obras fue buena para el pa¨ªs, para los arquitectos y para los pol¨ªticos. Era una ¨¦poca de energ¨ªa e inversi¨®n y sembrar siempre es bueno. Hoy d¨ªa ese esp¨ªritu se ha perdido. El desinter¨¦s por la arquitectura en Francia es tan notable que no s¨®lo no se construye, sino que no hay discusi¨®n ni publicaciones. La crisis econ¨®mica, seg¨²n unos, y los nuevos tiempos -me temo- han borrado la arquitectura del mapa. Es un periodo oscuro.
P. ?Por eso trabaja tanto fuera de su pa¨ªs?
R. Es algo muy franc¨¦s: te alzan hasta la cumbre y te hacen morir de ¨¦xito. Es dif¨ªcil entender que no te lleguen encargos cuando el ¨²ltimo que has realizado ha sido alabado por todos. Uno se pregunta ?qu¨¦ m¨¢s se pod¨ªa hacer?
P. ?Cu¨¢l es hoy la relaci¨®n entre pol¨ªtica y arquitectura?
R. Si comparamos Francia y Espa?a la situaci¨®n es muy distinta. A los actuales pol¨ªticos franceses no les interesa la arquitectura. Digamos que, por el momento, han elegido concentrarse en otros problemas. Pero Espa?a vive una explosi¨®n arquitect¨®nica. Los pol¨ªticos conf¨ªan en la arquitectura como en un arma para renovar las ciudades y difundir sus logros. Esto tiene su precio: se potencia una arquitectura espectacular y demostrativa, pero es un precio que se paga a gusto. Porque todos salen ganando: las ciudades y sus habitantes, la econom¨ªa...
P. La suya no es una arquitectura espectacular. Apuesta por la tecnolog¨ªa oculta, discreta, frente a la brit¨¢nica, m¨¢s visible...
R. Una ciudad admite muy pocos edificios espectaculares, los dem¨¢s la construyen. Mi opci¨®n es personal. Por supuesto est¨¦tica -no me gustan las obviedades- pero tambi¨¦n ¨¦tica: no me parece necesario que la t¨¦cnica demuestre nada. En los ordenadores tendemos a la simplificaci¨®n, ?por qu¨¦ no ocurre lo mismo con los edificios? ?Qu¨¦ buscan demostrar tantos cables y tubos? Me gusta la arquitectura sencilla y necesaria. Lo sencillo y lo que parece estar realizado sin esfuerzo es lo mejor.
P. ?Es posible trabajar para un cliente de ideolog¨ªa muy distinta a la propia?
R. Depende de d¨®nde est¨¦ la discrepancia. Trabajar con Chirac es parecido a trabajar con Mitterrand. Cuando nos movemos en un estado democr¨¢tico la ideolog¨ªa es una opci¨®n personal y no plantea problemas. Se puede hablar.
P. Usted afirma que hace 30 a?os Francia no exist¨ªa para la arquitectura contempor¨¢nea. ?Qu¨¦ ha cambiado?
R. En los sesenta y en los setenta la arquitectura francesa pas¨® por un periodo de letargo. Las escuelas eran acad¨¦micas y la transformaci¨®n de la profesi¨®n corri¨® paralela a la demanda por parte de los pol¨ªticos. Crecieron juntos gracias a los concursos. Hoy d¨ªa la situaci¨®n es peor que entonces. Hay talento, hay capacidad, pero no hay decisiones pol¨ªticas y, por tanto, no hay encargos. Francia debe cambiar. Piense que no ten¨ªamos ni siquiera una palabra para denominar las regiones. Creo que el cambio ya ha empezado. Par¨ªs ha dejado de ser el centro del pa¨ªs. Entre otras cosas porque el alcalde actual dice frases del tipo "Par¨ªs para los parisienses". Hay otras ciudades que han crecido. Todo se est¨¢ descentralizando: la educaci¨®n, la seguridad y es de esperar que la arquitectura llegue despu¨¦s, para dotar de identidades f¨ªsicas a esas otras ciudades.
P. Usted es asesor del alcalde de Barcelona, y ahora construir¨¢ en Madrid el Centro de Alto Rendimiento de Tenis en el Parque Lineal del Manzanares. ?Cu¨¢les ser¨ªan sus consejos al alcalde de esa ciudad?
R. Deber¨ªan construir todos los proyectos que han aprobado para preparar la candidatura ol¨ªmpica. La lista es tan larga que Madrid cambiar¨ªa notablemente. Su apuesta pol¨ªtica por la regi¨®n, m¨¢s all¨¢ de la ciudad, absorber¨¢ todas esas instalaciones.
P. ?Se necesitan Juegos Ol¨ªmpicos para cambiar las ciudades?
R. Son un buen pretexto. Yo he estado implicado en varios intentos. En Berl¨ªn, por ejemplo. Tambi¨¦n en Austria, para los Juegos de Invierno, y ahora en Madrid. El ambiente hace la mitad. Se construyen muchos proyectos, eso genera energ¨ªa, la ciudad cambia y los ciudadanos se contagian. Unos Juegos Ol¨ªmpicos siempre son positivos, pero son un esfuerzo. Tal vez los ciudadanos deber¨ªan ser los que decidieran si quieren acogerlos o no.
Desembarco en Catalu?a
LOS DOS hoteles que Dominique Perrault construye en Barcelona recibir¨¢n, este mes de abril, su primera piedra en un lugar parad¨®jico: "Entre Jean Nouvel y Jacques Herzog", se?ala el propio arquitecto. "Uno es para el grupo Habitat y el otro para Hesper¨ªa, dos empresas competidoras que han comprendido que, uni¨¦ndose, mejorar¨ªan una zona y reforzar¨ªan su oferta. Todo un ejemplo para los pol¨ªticos".
No muy lejos de esa costa, otro proyecto -el primer encargo espa?ol que recibi¨® Perrault-, el estadio de Badalona, comenzar¨¢ a construirse tras las elecciones.
El proyectista franc¨¦s, que, junto a Richard Rogers y Oriol Bohigas, forma parte del consejo asesor del alcalce de Barcelona, explica as¨ª el caso: "En esta ocasi¨®n los pol¨ªticos han sido muy h¨¢biles. Cuando realic¨¦ el proyecto, hace m¨¢s de seis a?os, la zona estaba destartalada. Hoy lo han arreglado todo y han dejado el hueco del estadio para que la gente de Badalona lo reclame. La arquitectura, de la mano de quien sea, requiere planificaci¨®n e inteligencia".
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