Una encrucijada moral
A diferencia de Fuegos con lim¨®n, donde Fernando Aramburu (San Sebasti¨¢n, 1959) gobernaba con meridiana solidez una trama repleta de ramificaciones, en su reciente novela, El trompetista del Utop¨ªa, la l¨ªnea argumental apenas conoce m¨ªnimos desv¨ªos. Aramburu muestra el mismo talento para dominar la opulencia que para dominar la sobriedad. Entre aquella novela y ¨¦sta hay varios puntos en com¨²n: una deslumbrante eficacia para atrapar al lector mediante los registros y las an¨¦cdotas m¨¢s hilarantes, un arte nada com¨²n para dise?ar personajes cre¨ªbles al borde del esperpento y una fluidez narrativa en la que los di¨¢logos se acomodan con rara precisi¨®n. Quien haya le¨ªdo Fuegos con lim¨®n, por otra parte, podr¨¢ hacer sus respectivas conexiones con los nuevos personajes: algo as¨ª como si Hilario Goicoechea o la impagable Izaskun Ayestar¨¢n de aqu¨¦lla, reverdecieran en los no menos impagables de la nueva novela de Aramburu.
EL TROMPETISTA DEL UTOP?A
Fernando Aramburu
Tusquets. Barcelona, 2003
295 P¨¢ginas. 15,38 euros
En El trompetista del Utop¨ªa conviven cuatro personajes: Benito Lacunza, su hermano Lalo, la novia de ¨¦ste, Nines, y su hija Ainara. Dos secundarios de lujo son la t¨ªa Encarna y la novia de Benito, Paulina de la Riva. Narrada en voz omnisciente, pero focalizada en la conciencia de Benito Lacunza, un d¨ªa ¨¦ste recibe la noticia de que su padre est¨¢ grave. Su novia madrile?a lo empuja a viajar a Estella, pago chico de nuestro protagonista, a supervisar la m¨¢s que probable herencia. Benito hace caso de tan solidarios consejos, dado que ¨¦l, aparte de tocar la trompeta (es un decir, ya que parece que m¨¢s que ejecutar el mismo instrumento que hicieron c¨¦lebre Chet Baker o Amstrong, lava platos y limpia suelos) en un tugurio, apenas conoce otras fuentes de ingresos para su supervivencia. Una vez en Estella, encuentra a su padre (que fue otrora requet¨¦) en trance de mejor vida. Su hermano Lalo, amante empedernido de la escultura y las acciones humanas desinteresadas, lo pone al corriente de las ¨²ltimas novedades. Despu¨¦s de un largo tiempo de ausencia, Benito descubre a su hermano. Ve en ¨¦l a un tipo con ideales dif¨ªciles de digerir.
Un accidente desgraciado dispara el asunto crucial de esta impecable novela. Un ni?o ha muerto y ello desencadena una encrucijada moral, haciendo que el relato se convierta de pronto en una met¨¢fora llena de iron¨ªa y acusaci¨®n. Lalo es el agente de la involuntaria tragedia. Benito lo acompa?aba. Uno no soporta la culpa que el otro escondi¨® implacablemente. Para Lalo el remordimiento es insufrible. Para quien le daba lo mismo "tocar el Cara al sol que Eusko gudari", a los remordimientos se los lleva el olvido. Personajes lograd¨ªsimos son los cuatro que citamos. La dial¨¦ctica que se establece entre Benito y Lalo no tiene desperdicio. Resumen ellos solos la ruindad, el desprendimiento y esa enigm¨¢tica inocencia que puede salvar y hundir a la vez a un ser humano.
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