"Vivo con una psicosis de p¨¦rdida ling¨¹¨ªstica"
Fernando Aramburu concede esta entrevista en Hannover, Alemania, un pa¨ªs al que lleg¨® hace ya casi veinte a?os, tras enamorarse de una estudiante alemana, con quien tiene dos hijas. Desde entonces, el ex integrante de la pandilla literaria surrealista Cloc da clases de espa?ol en Lippstadt, una localidad al oeste del pa¨ªs. "El colegio me asegura el sustento y me deja tiempo para escribir", explica quien en El trompetista del Utop¨ªa recrea el ambiente y el lenguaje de Estella (Navarra). Sus anteriores libros son El artista y su cad¨¢ver (reeditado recientemente), Fuegos con lim¨®n, No ser no duele y Los ojos vac¨ªos (todos en Tusquets).
PREGUNTA.
?El trompetista del Utop¨ªa o, m¨¢s bien, la redenci¨®n de un cr¨¢pula?
RESPUESTA. Creo que no utilizo la palabra cr¨¢pula en mi libro, sino calavera. El cr¨¢pula arrastra una connotaci¨®n de culpa o de maldad que no encaja con mi protagonista, Benito Lacunza. Calavera, en cambio, me remite a un hombre sin fundamento, un calzonazos, un trasnochador impenitente, uno que se niega a poner orden en su vida.
P. Me ha parecido que ¨¦ste es un tema recurrente en su obra: la fenomenolog¨ªa del bellaco.
R. S¨ª, he frecuentado el tipo de personaje que es desconsiderado, que no tiene escr¨²pulos en abrirse camino en la vida a costa de los dem¨¢s. Es gente despiadada, incapaz de sentir la menor solidaridad con el dolor ajeno. Lo malo es que no me la he inventado. Est¨¢ relacionada con mis vivencias. Yo provengo del Pa¨ªs Vasco, donde desgraciadamente la violencia y todo lo que gira en torno a ella es el pan nuestro de cada d¨ªa.
P. En su obra tambi¨¦n hay mujeres que tratan a los hombres como marionetas.
R. La mujer autoritaria surge con cierta regularidad en mis libros y me imagino que tiene que ver con arquetipos vascos que conoc¨ª de ni?o. En mi familia. El tema de fondo, lo que de verdad me obsesiona, es que unas personas ejerzan poder sobre otras.
P. ?No hay riesgo de manique¨ªsmo?
R. Me esfuerzo por no presentar caracteres planos. Mis personajes son portadores de conflictos internos. No reh¨²yo las facetas desagradables ni contradictorias del ser humano.
P. M¨¢s constantes de su obra: el jazz...
R. No s¨®lo como tema. Muchos pasajes de este libro est¨¢n escritos dej¨¢ndome llevar por un determinado ritmo cercano al jazz.
P. Trabaja mucho el lenguaje, prefiere escribir "le vino apetencia de beber", en vez de "tuvo sed". ?Por qu¨¦?
R. No es lo mismo. Desde el punto de vista literario hay un abismo. Soy yo quien escoge las notas de la partitura y determino en consecuencia la experiencia est¨¦tica del lector. Hay quien considera la literatura un oficio. Para m¨ª, en primer lugar, es un arte de la lengua. Aspiro a transmitir gozo literario, de ah¨ª que no se me quemen las manos a la hora de elegir vocablos inusuales o inventados. Quiero intervenir en mi idioma materno mediante mi estilo.
P. En esta novela se esfuerza por reelaborar la jerga contempor¨¢nea. ?C¨®mo lo logr¨®?
R. Echando mano de mis recuerdos y orientando las antenas. En los ¨²ltimos a?os viaj¨¦ repetidamente a Estella con mi libreta de apuntes y mi l¨¢piz.
P. ?Vivir fuera de Espa?a da una mayor sensibilidad frente a los cambios del lenguaje?
R. Vivo con una ligera psicosis de p¨¦rdida ling¨¹¨ªstica, lo que me induce a estar atento a las novedades. Siento temor a que la lengua evolucione a mis espaldas, y a que yo me quede empleando una especie de idioma sefard¨ª para m¨ª solo. De manera que cuando visito Espa?a estoy al loro.
P. ?De qu¨¦ otra forma influye vivir en Alemania?
R. Me procura la soledad creativa imprescindible para trabajar, pues me libra del riesgo de la distracci¨®n. Adem¨¢s, mantengo una distancia meditativa frente a la realidad espa?ola y frente a mi propio pasado. La lejan¨ªa aviva los recuerdos. Hurgo en ellos como en un cofre repleto de posibilidades narrativas.
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