Arzalluz
Arzalluz tiene la virtud de hablar claro y no andarse por las ramas. Su ¨²ltima aportaci¨®n ha sido reconocer que el plan de Ibarretxe margina a todos aquellos que no se suman a ¨¦l. Al fin, lo que el lehendakari se esfuerza en disfrazar, Arzalluz se encarga de despojar de ret¨®rica.
El presidente del Partido Nacionalista Vasco ha reflejado con sus palabras la esencia del plan Ibarretxe, que es la segregaci¨®n de la mitad de la sociedad. Seg¨²n este planteamiento, ?no excluye la Constituci¨®n espa?ola a la mitad nacionalista de la Comunidad Aut¨®noma Vasca?, podr¨ªamos preguntarnos.
Categ¨®ricamente, no. La Constituci¨®n concita voluntades y armoniza diferencias. Es una carta jur¨ªdica con una probada vocaci¨®n de entendimiento y convivencia, mientras que el plan rupturista del Lehendakari Ibarretxe es un arma arrojadiza contra la mitad de los vascos. Y hay otra diferencia b¨¢sica entre uno y otro "plan".
La Constituci¨®n es fruto del acuerdo y el consenso. El plan de Ibarretxe es fruto de la obsesi¨®n nacionalista y se apoya peligrosamente en el aval de las armas. Esa confluencia con el proyecto de ETA es un error hist¨®rico que el PNV puede pagar caro. Y si no, al tiempo.
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