La econom¨ªa mundial, en la encrucijada
Tres a?os despu¨¦s del estallido de la burbuja burs¨¢til, la econom¨ªa mundial se encuentra en una situacion dif¨ªcil. Se ha avanzado en la correcci¨®n de varios desequilibrios (los mercados burs¨¢tiles han ca¨ªdo m¨¢s del 40% y el d¨®lar se ha depreciado un 25% con respecto al euro), pero a costa de la creaci¨®n o expansi¨®n de otros (los d¨¦ficit gemelos en Estados Unidos), y no se han resuelto ni el alto endeudamiento generalizado ni el exceso de capacidad productiva (que en Estados Unidos est¨¢ al nivel m¨¢s bajo de los ¨²ltimos 20 a?os).
El riesgo de deflaci¨®n sigue presente (la inflaci¨®n subyacente en Estados Unidos, al 1,7%, est¨¢ al nivel m¨ªnimo de los ¨²ltimos 50 a?os), y la confianza en el sector empresarial no ha mejorado (a pesar de su reciente ca¨ªda, los spreads de bonos corporativos est¨¢n a niveles muy superiores a ciclos anteriores, y los esc¨¢ndalos contables siguen apareciendo). Claramente, el proceso de ajuste posburbuja todav¨ªa est¨¢ en curso.
"El final de la guerra en Irak mejorar¨¢ la confianza, pero no es la panacea que resolver¨¢ todos los problemas. Es m¨¢s, es irrelevante"
El final de la guerra en Irak mejorar¨¢, sin duda, la confianza, pero no es la panacea que resolver¨¢ todos los problemas. Es m¨¢s, es irrelevante. El aparente ¨¦xito de la estrategia de pol¨ªtica exterior de la Administracion de Bush implica que la inestabilidad en el Oriente Pr¨®ximo y en Asia continuar¨¢, y que las disputas entre Estados Unidos y la Uni¨®n Europea no mejorar¨¢n. El resultado es equivalente a un impuesto sobre la actividad econ¨®mica mundial, visible en un aumento de los gastos improductivos dedicados a seguridad, una menor cooperaci¨®n internacional y un aumento del proteccionismo.
El patr¨®n de crecimiento basado en una fuerte demanda interna en Estados Unidos que compense la debilidad en Europa y en Jap¨®n no puede (y no debe) continuar. A pesar del alto crecimiento de la productividad, simulaciones econom¨¦tricas indican que, sin la rebaja de impuestos de 2001, el crecimiento en Estados Unidos en 2002 no hubiera sido el 2,4%, sino negativo.
La econom¨ªa mundial no puede seguir dependiendo de la continua expansi¨®n fiscal americana y del endeudamiento de sus consumidores. Con un d¨¦ficit fiscal por encima del 4% y un d¨¦ficit comercial cercano al 6%, el resultado ser¨¢ un colapso del d¨®lar.
La neumon¨ªa at¨ªpica asi¨¢tica puede ser la gota que colme el vaso. No olvidemos que China contribuy¨® en 2002 un tercio del crecimiento del producto interior bruto (PIB) mundial, y que es la ¨²nica regi¨®n del mundo que est¨¢ creando demanda interna. Las dr¨¢sticas medidas tomadas en China (suspensi¨®n de la semana de vacaciones del Primero de Mayo, cierre de colegios y factor¨ªas) sugieren que todav¨ªa puede haber sorpresas negativas. En el mejor de los casos, las exportaciones a la regi¨®n disminuir¨¢n. En el peor, dado que m¨¢s de 360.000 empresas multinacionales tienen operaciones en China, la producci¨®n mundial se ver¨¢ afectada seriamente.
La niebla de la guerra se ha levantado, la incertidumbre knightiana ha desaparecido y lo que queda es la econom¨ªa mundial en un estado muy fr¨¢gil. El anuncio en Alemania de la creaci¨®n de una agencia para adquirir pr¨¦stamos del sistema bancario es la muestra m¨¢s reciente de dicha fragilidad. Las autoridades econ¨®micas deben "comprar un seguro" contra todos estos riesgos. La experiencia japonesa muestra las consecuencias de no hacerlo. La Reserva Federal (Fed) hace ya varios meses que lo ha hecho: desde el pasado diciembre, la estrategia de la Fed consiste en admitir que el riesgo de deflaci¨®n, aunque peque?o, existe, y en asegurar que est¨¢ dispuesta a usar todo el arsenal de instrumentos a su alcance para combatirlo. En Europa, con una proyeccion de inflacion del 1,6% en 2004 -y con todos los riesgos a la baja, dada la ca¨ªda del precio del petr¨®leo y la continua apreciacion del euro- el riesgo, aunque lejano, es de deflaci¨®n, no de inflaci¨®n. El BCE ya tiene ganada la credibilidad antiinflacionista. Ahora ha llegado el momento de que gane credibilidad en la lucha contra la deflaci¨®n.
En esta disyuntiva global, el BCE debe asumir el liderazgo que le corresponde. La econom¨ªa mundial necesita urgentemente demanda interna europea para poder retornar a una senda de crecimiento equilibrado y sostenible, y el BCE es el ¨²nico banco central del G-3 que a¨²n cuenta con un amplio margen de maniobra. La alternativa es enterrar el Pacto de Estabilidad, algo que Europa no se puede permitir dado su perfil demogr¨¢fico. La esperanza de una recuperaci¨®n econ¨®mica fuerte no est¨¢ perdida, pero los riesgos son demasiado altos y el coste del seguro es m¨ªnimo. Esperemos que el BCE use su munici¨®n antes de que sea demasiado tarde.
?ngel Ubide es economista y director de An¨¢lisis de Tudor Investment Corporation, en Washingotn DC.
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