El TNC estrena una comedia de Jordi Galceran sobre la selecci¨®n de personal
'El m¨¨tode Gr?nholm' ha sido dirigido por Sergi Belbel
?Hasta d¨®nde es capaz de humillarse y humillar una persona por conseguir un puesto de trabajo? ?sta es la cuesti¨®n que plantea El m¨¨tode Gr?nholm, la ¨²ltima obra del dramaturgo y guionista Jordi Galceran (Barcelona, 1964) que se estrenar¨¢ ma?ana, 29 de abril, en la Sala Tallers del Teatre Nacional de Catalunya (TNC), donde podr¨¢ verse hasta el 11 de mayo. Dirigida por Sergi Belbel, la obra es una ¨¢cida comedia sobre los procesos de selecci¨®n de personal y, de un modo m¨¢s amplio, sobre las perversiones del capitalismo.
A Jordi Galceran se le acumulan los estrenos. El de este espect¨¢culo coincide con el de la pel¨ªcula de Laura Ma?¨¤ Palabras encadenadas, a partir de su obra teatral hom¨®nima. El texto que subir¨¢ al escenario del TNC fue creado en el marco del proyecto T-6 de ayuda a la creaci¨®n contempor¨¢nea puesto en marcha por este teatro. La inspiraci¨®n le lleg¨® a Galceran tras la lectura en un peri¨®dico de la noticia del hallazgo en un contenedor de numerosas fichas con anotaciones xen¨®fobas y sexistas sobre los candidatos para cubrir varios puestos en un supermercado. A ra¨ªz de este hecho empez¨® a recopilar manuales sobre m¨¦todos de selecci¨®n para empresas y comprob¨® cu¨¢n surrealistas y crueles pod¨ªan llegar a ser.
En El m¨¨tode Gr?nholm, cuatro candidatos (interpretados por Jordi Boixaderas, Llu¨ªs Soler, Roser Batalla y Jordi D¨ªaz) acuden a las pruebas finales para acceder a un importante puesto como ejecutivos en una multinacional. Les re¨²nen en una sala de la empresa, y los aspirantes -"diferentes tipos de personajes, pero todos dispuestos a cualquier cosa", dice el autor- no tardan en darse cuenta de que son observados, de que todos sus comportamientos son objeto de estudio. Y, como en un Gran Hermano en el que el premio fuera un empleo, empiezan a actuar para mostrar lo mejor de s¨ª mismos y ocultar cualquier debilidad que pudiera descalificarles. Entablan un juego perverso en el que el p¨²blico tambi¨¦n participa: a ¨¦l le corresponde discernir entre la verdad y la mentira de lo que cada uno cuenta, desbrozar su verdadera personalidad. Aunque Galceran, a quien desagradan los finales abiertos, acaba por mostrar todas las cartas al final del espect¨¢culo. La obra tiene unidad de acci¨®n, lugar y tiempo porque el autor considera que las reglas cl¨¢sicas "hacen que la experiencia del espectador sea m¨¢s intensa".
A juicio del dramaturgo y guionista (est¨¢ acabando los ¨²ltimos guiones para la presente temporada de El cor de la ciutat, de TV-3, con los que dar¨¢ por concluido su trabajo en el serial), su participaci¨®n en el T-6 ha sido una grata experiencia. Le ha gustado estar presente en todos los momentos del proceso de montaje, desde la interpretaci¨®n de los actores hasta la labor de direcci¨®n de Belbel, y evitar la soledad del dramaturgo mediante el intercambio de opiniones y sugerencias con el resto de autores participantes en el proyecto.
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