La herencia de Mr. B.
George Balanchine es grande e importante por muchas cosas, pero sobre todo hay tres argumentos que le sit¨²an de manera cl¨¢sica por encima de todos sus contempor¨¢neos y en un elevado y distinguido puesto de trascendencia est¨¦tica, y que adem¨¢s le colocan en una posici¨®n responsable ante el ballet del ma?ana, si es que finalmente la danza cl¨¢sica logra sobrevivir a la tormenta de la cultura contempor¨¢nea.
1. Balanchine nunca reneg¨® ni despreci¨® el vocabulario acad¨¦mico. Lo usufructu¨® y lo enriqueci¨® desde la l¨®gica arm¨®nica que le proporcionaba su formaci¨®n musical y cor¨¦utica, de las que era un honroso deudor. As¨ª, en Balanchine las frases coreogr¨¢ficas pueden incluir movimientos y dibujos ajenos a la tradici¨®n, pero medidos dentro de un amplio concepto arm¨®nico. El mejor ejemplo de esto son la presencia del tango y el jazz dentro del conjunto de su obra.
2. Balanchine era m¨²sico. Es decir, reivindic¨® el papel del core¨®grafo como core¨®logo de s¨ª mismo, capaz de manejar fluidamente la lectura musical y su aplicaci¨®n m¨¦trica en el todo cor¨¦utico. ?ste es el detalle que permite calificar su trabajo de universal y asimilable por los bailarines de cualquier escuela o procedencia. Esto es, sencillamente, la dominante de un estilo tambi¨¦n universal y reconocible.
3. Balanchine entend¨ªa el ballet como un arte elegante y minoritario cuya ¨²nica posibilidad de supervivencia era que se respetara tanto a s¨ª mismo como que controlara los m¨¢rgenes de la experimentaci¨®n y la contaminaci¨®n con otras expresiones art¨ªsticas. Esta pol¨¦mica consideraci¨®n, tenida por reaccionaria a la vista de los que proclaman que el ballet necesita "popularizaci¨®n" e "interrelaci¨®n", ha demostrado hoy d¨ªa una latente actualidad ante la crisis creativa, estil¨ªstica y moral que sufre el ballet en todas partes.
Balanchine, adem¨¢s, gracias a la cultura norteamericana y a su empe?o personal, coloc¨® el ballet moderno en un rango de importancia sin precedentes. El New York City Ballet es una instituci¨®n cultural estable de primera l¨ªnea comparable al MOMA (Museo de Arte Moderno de Nueva York) o a cualquier otra instituci¨®n que goza de mecenazgos importantes y de la protecci¨®n p¨²blica como un verdadero bien del patrimonio cultural.
Por ¨²ltimo, se?alemos que probablemente s¨®lo hay una l¨ªnea verdadera de sucesi¨®n directa en la historia del arte coreogr¨¢fico y ¨¦sa es la que hay entre Marius Petipa y George Balanchine, justificada por la com¨²n procedencia de ambos (los Ballets de los Teatros Imperiales de San Petersburgo) y porque, si se revisan sus trayectorias, sus escritos e incluso sus obras pervivientes, comprobamos que se parec¨ªan prodigiosamente hasta en sus aspectos menos recomendables o gloriosos.
Si disponemos hoy de un concepto de ballet puro o danza pura (tambi¨¦n puede hablarse de ballet abstracto, aunque esto es poco exacto) se lo debemos sin duda a la continuidad establecida entre las ideas de Petipa y los ballets neocl¨¢sicos de Balanchine. Obviamente, George Balanchine ten¨ªa conciencia de todo esto, y tanto es as¨ª que se preocup¨®, como no lo hab¨ªa hecho hasta la fecha nadie del ¨¢mbito del ballet, por el control de todos los aspectos (jur¨ªdicos, hereditarios, acad¨¦micos y est¨¦ticos) de su obra patrimonial. Es decir, Mr. B. sab¨ªa ya entonces que ¨¦l mismo estaba en el ballet del ma?ana y el papel que deb¨ªa jugar en su salvaci¨®n, o al menos en su historia.
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