Tres a?os de tribulaciones
La plantilla de Sintel, que alcanz¨® un acuerdo en agosto de 2001, quiere una salida global para los 1.200 trabajadores
Hace unas semanas, Jos¨¦ Mar¨ªa Fidalgo, destac¨® el "marcado car¨¢cter gansteril" que han utilizado en ocasiones los ex trabajadores de Sintel. La acusaci¨®n tambi¨¦n ha estado en boca de otros dirigentes de la llamada corriente oficial que han recibido los ataques verbales de ese colectivo. Ayer, los ataques llegaron a la sangre con la agresi¨®n a Fidalgo.
Atr¨¢s queda una larga historia. El d¨ªa 3 de agosto de 2001 se alcanzaba un acuerdo que todas las partes calificaron de "hist¨®rico" y que finalizaba una movilizaci¨®n laboral que tuvo su punto m¨¢s ¨¢lgido con la instalaci¨®n del Campamento de la Esperanza desde el 29 de enero al 3 de agosto de 2001 frente a la sede del Ministerio de Econom¨ªa, en Madrid. Sintel, filial de Telef¨®nica hasta abril de 1996, estaba en quiebra desde julio de 2000 con un d¨¦ficit patrimonial de casi 20.000 millones de pesetas (unos 120 millones de euros), seg¨²n el juzgado, y con varios expedientes de extinci¨®n de empleo que afectaban a una plantilla de 1.750 trabajadores.
La movilizaci¨®n (dirigida por Adolfo Jim¨¦nez, presidente del comit¨¦ de empresa) cont¨® entonces con la comprensi¨®n y el apoyo de la opini¨®n p¨²blica y, por supuesto, de los sindicatos. Esto motiv¨® que todas las partes hicieran un esfuerzo para alcanzar un acuerdo que tanto Gobierno, Telef¨®nica, CC OO, UGT y el propio comit¨¦ de empresa de Sintel, consideraran la mejor salida para el conflicto.
El acuerdo contaba con tres puntos. El primero, el ofrecimiento de 700 ofertas de trabajo con car¨¢cter indefinido en empresas del entorno de Telef¨®nica en condiciones similares a las de Sintel. Luego se ampliar¨ªan a 965 empresas, seg¨²n coinciden Trabajo, los sindicatos y Telef¨®nica. De ellas, han sido aceptadas 244.
El segundo punto consist¨ªa en aplicar prejubilaciones y bajas incentivadas para las personas de mayor edad. Esta medida afectaba a 475 personas. El tercer punto fue la actuaci¨®n urgente del Fondo de garant¨ªa Salarial (Fogasa) para el abono de los salarios pendientes. Se formaliz¨® un cr¨¦dito p¨²blico de 2.500 millones de pesetas.
Para instrumentalizar el acuerdo, se acord¨® la creaci¨®n de la Asociaci¨®n para Colaboraci¨®n de los Trabajadores de Sintel que canalizar¨ªa las ayudas y gestionar¨ªa la aceptaci¨®n de las ofertas de trabajo. El antiguo comit¨¦ control¨® la asociaci¨®n. ?se fue el gran error, a juicio de Trabajo, Telef¨®nica y CC OO, sindicato al que pertenece Jim¨¦nez y que se ha convertido en el principal ariete de las embestidas contra los dirigentes del sindicato.
La Asociaci¨®n gestion¨® los recursos del acuerdo y apenas dos meses despu¨¦s de firmarlo, comenz¨® a rechazar ofertas individuales o a grupos en firmas del sector, aduciendo que la empresa deb¨ªa ser un proyecto en bloque para una plantilla que ya se hab¨ªa reducido a 1.200 trabajadores.
El propio Jim¨¦nez busc¨® un comprador. Ofert¨® a Trabajo que se vendieran los activos a la empresa rusa Televik, totalmente desconocida, sin tecnolog¨ªa y cuyo plan consist¨ªa en que Telef¨®nica le diera una carga de trabajo por 450 millones de euros en tres a?os para mantener toda la plantilla. Ah¨ª se produjo la ruptura definitiva entre Jim¨¦nez y CC OO, que aboga porque se cumplan los acuerdos y que, a su juicio, son un ejemplo de generosidad por las dem¨¢s partes.
Desde entonces, las amenazas a los responsables del sindicato (Fidalgo y los dirigentes del metal Fern¨¢ndez Toxo y Ram¨®n G¨®rriz) se han sucedido. Tambi¨¦n la directora general de Trabajo, Soledad C¨®rdova, y los responsables de Telef¨®nica han sido amenazados. Jim¨¦nez aduce que no se han cumplido los acuerdos de agosto de 2001 y ahora ofrece una nueva alternativa: dar la carga de trabajo que, seg¨²n ¨¦l, le corresponder¨ªa a los trabajadores de Sintel (agrupados ahora en la sociedad an¨®nima laboral Sintratel) si les hubiera contratado durante los a?os que llevan parados.
Precisamente, en abril se ha terminado el periodo de los dos expedientes de regulaci¨®n de empleo que daban derecho a cobro de subsidio, por lo que Jim¨¦nez ha presentado una querella por prevaricaci¨®n contra C¨®rdova por negarse a ampliar el paro.
Sintel naci¨® en 1975 de la fusi¨®n de Liena y Sitre. La ra¨ªz de Sintel est¨¢ en el problema que tiene Telef¨®nica en 1975 a la hora de abastecerse en el mercado nacional de sistemas y redes de telecomunicaciones. Desde 1975 a 1982 es suministrador ¨²nico de Telef¨®nica. El mejor de los mundos. Pero, el germen de la crisis futura ya que cuenta con la seguridad de tener vendida toda su producci¨®n a un ¨²nico cliente, sin preocuparse de precios ni plantilla. Al liberalizarse el sector, otras empresas ofrecen mejores precios a Telef¨®nica y lo que era una soluci¨®n en 1975, se convierte 12 a?os despu¨¦s en un problema. Entre 1988 y 1992 mantiene la actividad, pero la recesi¨®n de 1993 le aboca a la crisis.
En abril de 1996, todav¨ªa bajo el Gobierno del PSOE, Telef¨®nica vende Sintel al empresario cubano-estadounidense Jorge Mas Canosa. ?ste intent¨® dos regulaciones de empleo que no logr¨® por la oposici¨®n sindical. Posteriormente, Carlos Gila, hijo del que fuera diputado del PP, intent¨®, cuando ya hab¨ªa suspendido pagos y antes de quebrar, reflotarla. La compr¨® por un euro, pero fracas¨® al no contar con carga de trabajo. Quebr¨® en 2000.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.