Objetivo: reconstruir las murallas chinas
EN LOS ?LTIMOS D?AS se han activado las sanciones contra la corrupci¨®n corporativa, que asuela EE UU desde el ¨²ltimo trimestre de 2001. No es que antes no existiese tal corrupci¨®n, pero por motivos dif¨ªciles de interpretar, a ra¨ªz de Enron los ejemplos se han multiplicado.
La pasada semana, la Comisi¨®n de Valores de EE UU (SEC), con la anuencia del fiscal general de Nueva York, la Bolsa de esa ciudad y la Asociaci¨®n Nacional de Corredores de Bolsa -instituciones que llevan meses trabajando juntos- impusieron una multa de 1.400 millones de d¨®lares a los 10 principales bancos de inversi¨®n por enga?ar a sus clientes. Unos d¨ªas antes, la misma SEC abr¨ªa una investigaci¨®n por el que puede ser el mayor caso de informaci¨®n privilegiada (insider trading) en los ¨²ltimos a?os; el asunto es curioso ya que se trata de un matrimonio en el que el hombre trabaja para un fondo de alto riesgo y la mujer para un banco de inversi¨®n. Al llegar a casa, ella comentaba los informes en los que hab¨ªa trabajado en el banco y ¨¦l actuaba en Bolsa teniendo en cuenta esos informes. Tercer elemento de este puzzle: la fiscal¨ªa de Nueva York acaba de iniciar una querella contra el que fue banquero estrella del Cr¨¦dit Suisse First Boston, Frank Quatronne, por las irregularidades en la oferta p¨²blica de venta de acciones de compa?¨ªas de Internet. Paralelamente, la SEC ha abierto otra investigaci¨®n a AOL Time Warner por trampas contables.
La liberalizaci¨®n financiera debe ir acompa?ada de una intensa regulaci¨®n. ?sa es la lecci¨®n de los esc¨¢ndalos que se multiplican en la Am¨¦rica corporativa, y que ahora empiezan a ser sancionados
De todos estos sumarios, seguramente el m¨¢s significativo es el primero, pues afecta a uno de los elementos centrales del sistema financiero: los bancos de inversi¨®n. Abiertas las investigaciones por el esc¨¢ndalo Enron, se supo que muchos de ellos hab¨ªan roto las murallas chinas establecidas para que sus an¨¢lisis de empresas fueran independientes de sus intereses como banco de inversi¨®n. A trav¨¦s de algunos correos electr¨®nicos se demostr¨® que hab¨ªa analistas que recomendaban p¨²blicamente valores de las empresas clientes del banco, mientras de forma privada los consideraban poco menos que basura. En otras ocasiones, cuando una compa?¨ªa sal¨ªa a Bolsa, los analistas hac¨ªan recomendaciones con ¨¢nimo de conseguir que dicha empresa contratase a su banco como agente. Los bancos de inversi¨®n siguieron invitando a los ahorradores a entrar en el capital de Enron hasta unos minutos antes de la suspensi¨®n de pagos; de 15 analistas que segu¨ªan a la compa?¨ªa energ¨¦tica, 10 siguieron recomendando comprar acciones, incluso dos semanas despu¨¦s de que la SEC anunciara la investigaci¨®n.
El acuerdo al que ha llegado la SEC con los diez principales bancos de inversi¨®n americanos ha costado muchos meses de negociaci¨®n y consta, esencialmente, de tres patas: la multa de 1.400 millones de d¨®lares por el enga?o continuado a muchos de sus clientes (Elliot Spitzer, el fiscal general de Nueva York, ha declarado que "las graves p¨¦rdidas causadas por los an¨¢lisis fraudulentos destruyeron vidas y arruinaron" a muchos peque?os inversores); los cambios radicales en la forma de operar (aislar a los analistas del negocio de los bancos, la creaci¨®n de un sistema transparente en los an¨¢lisis, la eliminaci¨®n de ofertas de acciones nuevas a los directivos de las empresas a cambio de mantener los negocios con los bancos de inversi¨®n...), y, en tercer lugar, la creaci¨®n de un fondo para indemnizar a los peque?os inversionistas estafados, que se puede quedar corto si fructifican las numerosas demandas anunciadas contra los mismos bancos de inversi¨®n.
La enorme liberalizaci¨®n financiera de los a?os noventa fue acompa?ada de un proceso de autorregulaci¨®n que, a la vista de la multiplicaci¨®n de los esc¨¢ndalos conocidos, ha concluido en un estrepitoso fracaso. En agosto del pasado a?o se aprob¨® en Estados Unidos la ley Sabarnes-Oxley, que aumenta las penas por los delitos cometidos en las bolsas de valores, tipifica nuevos delitos y establece la obligatoriedad de que los consejeros delegados y los directores financieros de las compa?¨ªas que cotizan en bolsa certifiquen sus cuentas financieras. Sorprende que mientras en EE UU se acude a la legislaci¨®n para impedir m¨¢s abusos, en Espa?a se siga insistiendo en la autorregulaci¨®n como f¨®rmula de control corporativo.
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