Los incr¨¦dulos habitantes del hip¨®dromo
Los trabajadores de la Zarzuela reciben con escepticismo la noticia de que una sociedad estatal abrir¨¢ las instalaciones en 2004
Los trabajadores que quedan en el hip¨®dromo de la Zarzuela son como los h¨¦roes cansados de una novela de aventuras. Llevan toda la vida a lomos de un caballo, recuerdan con nostalgia los viejos tiempos y muestran un escepticismo honesto como tarjeta de presentaci¨®n.
La noticia salt¨® el martes pasado: La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) y Loter¨ªas y Apuestas del Estado (LAE) se har¨¢n cargo de la gesti¨®n del hip¨®dromo de Madrid. Despu¨¦s de ocho a?os sin carreras, los purasangre volver¨¢n a competir en las pistas de la Zarzuela, en oto?o de 2004.
Pero los entrenadores de caballos que all¨ª trabajan no se lo terminan de creer. "Ya nos han hecho un mont¨®n de promesas antes y el hip¨®dromo sigue cerrado", comenta indignado Ovidio Mart¨ªnez, uno de los preparadores, "por qu¨¦ me voy a creer ¨¦sta ahora".
Patrimonio dice que durante la clausura el recinto tiene un mantenimiento m¨ªnimo
"Ya nos han hecho un mont¨®n de promesas y esto sigue cerrado todav¨ªa"
El mill¨®n de metros cuadrados sobre los que se levanta el hip¨®dromo ha sufrido una larga historia de desastres desde los tiempos de Enrique Sarasola, el empresario que se hizo con de su gesti¨®n en 1992. Cuatro a?os m¨¢s tarde, el empresario suspendi¨® pagos y el hip¨®dromo se cerr¨®. Unos 1.000 empleados se quedaron en la calle. Luego, los concursos para la adjudicaci¨®n de la instalaci¨®n, todos fallidos. Y as¨ª hasta la firma del acuerdo del martes pasado.
"Sarasola convirti¨® el hip¨®dromo en un local para celebrar bodas y comuniones. Nosotros ¨ªbamos all¨ª y nos manifest¨¢bamos. S¨¦ que les arruin¨¢bamos las celebraciones, pero ten¨ªamos que protestar", asegura otro de los entrenadores.
Los profesionales del hip¨®dromo han sobrevivido a este follet¨ªn mientras hac¨ªan lo imposible por mantener su trabajo. Para muchos se convirti¨® en un negocio ambulante. Con el hip¨®dromo de la Zarzuela cerrado, s¨®lo les qued¨® la opci¨®n de ir a San Sebasti¨¢n o a Sevilla para rentabilizar la inversi¨®n. "Es como un circo. Noches enteras conduciendo por carretera con los caballos en un cami¨®n para luchar por un gran premio", se lamenta Ovidio.
Alberto Carrasco, entrenador y y¨®quey, reconoce que cuando viaja no tiene opciones de ganar: "Yo ya s¨¦ que voy a quedar el ¨²ltimo cuando acudo al hip¨®dromo de Lasarte (San Sebasti¨¢n)".
Las condiciones para entrenar caballos no son las mejores en el hip¨®dromo de la Zarzuela. Hace un a?o, los techos de los boxes, en los que permanec¨ªan los ¨²ltimos 200 caballos, estaban en ruinas. La cuerda del recinto de la Zarzuela, una pista de hierba de 1.600 metros, est¨¢ llena de hoyos y los trabajadores se ven obligados a entrenar en la pista de tierra.
Un portavoz de Patrimonio Nacional, propietario del hip¨®dromo, asegura que el recinto "no est¨¢ abandonado, est¨¢ cerrado y eso se tiene que notar". "Pero durante todo este tiempo ha habido un mantenimiento m¨ªnimo", a?ade.
Mario Julio P¨¦rez dice que el hip¨®dromo necesita simplemente un "lavado de cara". Este argentino, propietario de cinco caballos, es de los m¨¢s optimistas ante las noticias de la apertura de la Zarzuela. "En Italia ocurri¨® lo mismo, el Estado se hizo con los hip¨®dromos y la cosa les ha ido bien". Para ¨¦l y para los dem¨¢s preparadores, la candidatura ol¨ªmpica de Madrid 2012 se aparece al final del t¨²nel como un punto de apoyo, un atisbo de esperanza en que las cosas vayan a mejor.
?se es el futuro de las carreras de caballos en la capital. Y las nuevas generaciones de aficionados. "A mi hijo le gusta esto, y probablemente se dedique a ello", comenta Ovidio. "?l es la ¨²nica raz¨®n de que yo no haya abandonado la profesi¨®n".
Madrugadas sin dormir, jornadas enteras en carretera, hemorroides, artritis... Para Alberto Carrasco son gajes del oficio. Este y¨®quey de rostro moreno y curtido por el sol muestra orgulloso las docenas de fotos que cuelgan en las paredes de una de las habitaciones de su casa, en el mismo hip¨®dromo. "Esta foto es del 76, estoy mucho m¨¢s delgado, ?verdad?... Estaba obligado a ello". Mientras explica las exigencias de austeridad en la dieta de los y¨®queis, Carrasco ense?a las riendas, monturas y filetes, los utensilios que utilizan para montar a caballo.
Tanto ¨¦l como su familia recuerdan con nostalgia los tiempos pasados, cuando no hace mucho viv¨ªan de las carreras. Quiz¨¢ dentro de muy poco todos ellos vuelvan a hacerlo y el estruendo de los caballos vuelva a sonar sobre la pista del hip¨®dromo de la Zarzuela.
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