Los chi¨ªes y el proyecto colonial de EE UU
Irak parece afrontar de nuevo el problema del consenso y la cohesi¨®n pol¨ªtica para decidir el modelo de Estado que quiere ser y una potencia exterior pretende tutelar ese camino de acuerdo con sus intereses. El patente fracaso del Estado-naci¨®n iraqu¨ª, basado en la integraci¨®n social forzada de las diferentes comunidades que pueblan ese pa¨ªs, exige tener en cuenta que las identidades ¨¦tnicas y confesionales tienen una vigencia extraordinaria y sus reivindicaciones est¨¢n hist¨®ricamente fundadas.
Pero en absoluto se trata de constituir ese muestrario ¨¦tnico y confesional que Estados Unidos llama "gobierno representativo". En medio de un desorden creciente, EE UU est¨¢ recurriendo, como han hecho todos los reg¨ªmenes antidemocr¨¢ticos en este pa¨ªs, a la cooptaci¨®n de los jeques tribales para controlar a las poblaciones locales y habla de un "gobierno civil iraqu¨ª" que quiere ser s¨®lo ese muestrario cuyos representantes no van a emanar del sufragio universal, sino de ¨¦lites cooptadas con el fin de presentar un escaparate artificial en el que est¨¦n presentes todas las categor¨ªas comunitarias del pa¨ªs. Eso ya se lo inventaron los brit¨¢nicos y se lo dejaron como herencia a los reg¨ªmenes iraqu¨ªes, con el fracaso que ello ha supuesto. Es decir, lejos de impulsar modos de representaci¨®n modernos, que a su vez fomenten una traducci¨®n moderna de las diversas identidades del pa¨ªs canalizadas a trav¨¦s de partidos pol¨ªticos de ideolog¨ªa diversa que compitan a trav¨¦s del sufragio universal, se va a invertir, siguiendo celosamente el manual del buen colonizador, en las estructuras m¨¢s arcaicas de la sociedad iraqu¨ª. Ello permitir¨¢ tambi¨¦n mostrar, siguiendo dicho manual, que el modelo de democracia occidental no puede aplicarse a las sociedades del Medio Oriente.
La mejor soluci¨®n para Irak ser¨ªa la elecci¨®n de una Asamblea Constituyente en un proceso supervisado por Naciones Unidas, de acuerdo con el principio de un hombre un voto, en cuyo marco se pactar¨ªa el modelo de Estado y se elaborar¨ªa una nueva Constituci¨®n para despu¨¦s pasar a convocar elecciones generales. En ese pa¨ªs existen organizaciones pol¨ªticas representativas capaces de encauzar las aspiraciones democr¨¢ticas de los ciudadanos iraqu¨ªes y adem¨¢s todas ellas defienden el modelo descentralizado y plural de Estado, ya sea la izquierda que representa el partido comunista, los nacionalistas kurdos o los islamistas chi¨ªes. Ni existe vac¨ªo pol¨ªtico ni incapacidad para gestionar la transici¨®n a un r¨¦gimen democr¨¢tico. Irak cuenta con grupos pol¨ªticos, intelectuales y ¨¦lites y, por tanto, en absoluto se trata de construir un pa¨ªs ex nihilo, como tambi¨¦n argumentaron los anteriores colonizadores brit¨¢nicos. Ahora bien, el desarrollo de un verdadero modelo democr¨¢tico en Irak ir¨ªa unido a un progresivo refuerzo de la soberan¨ªa del Estado y de la defensa de sus intereses, y no es para esto que EE UU ha decidido invadir y dominar ese pa¨ªs.
Pero Washington va a tener que afrontar a la oposici¨®n chi¨ª que representa a un 60% de la poblaci¨®n total en Irak. Por supuesto, los chi¨ªes no constituyen un grupo compacto y monol¨ªtico y sus adhesiones pol¨ªticas son tambi¨¦n variadas. Por un lado, el partido comunista iraqu¨ª siempre ha tenido una importante base social entre los chi¨ªes, y por otro, los partidos islamistas constituyen una oposici¨®n con mucho peso social. Pero todos est¨¢n en contra de la ocupaci¨®n estadounidense.
El partido Al Dawa representa un islamismo reformista que defiende un modelo multipartidista, un r¨¦gimen constitucional-parlamentario y un modelo de Estado descentralizado. Y esa descentralizaci¨®n, de manera muy coherente, reclama que se base en las tres regiones que hist¨®ricamente han existido con identidad propia: Basora, Bagdad y Mosul, en las que si bien existen mayor¨ªa chi¨ª, sun¨ª y kurda respectivamente, tambi¨¦n est¨¢n presentes, mezcladas, todas las otras comunidades con derecho leg¨ªtimo a participar en el Gobierno local. Adem¨¢s, de esa manera se fomentar¨ªa menos el tribalismo ¨¦tnico y confesional. Nunca ha aceptado formar parte de la oposici¨®n financiada y organizada por EE UU y reclama su salida de Irak.
El Congreso Supremo de la Revoluci¨®n Isl¨¢mica en Iraq (CSRII) fue una escisi¨®n de Al Dawa que naci¨® en 1982 bajo el liderazgo de Muhammad Baqir al Hakim y tiene su sede en Teher¨¢n y unos lazos con Ir¨¢n que no tiene el partido Al Dawa, siempre m¨¢s limitado al universo iraqu¨ª y contrario al modelo preconizado por Jomeini. El CSRII se integr¨® inicialmente en el Consejo Nacional Iraqu¨ª, construido bajo la batuta de EE UU, esperando la ca¨ªda del r¨¦gimen de Sadam Husein. Pero posteriormente se fue distanciando de este grupo, particularmente cuando Zalmay Jalilzad les inform¨® de que EE UU ten¨ªa intenci¨®n de administrar directamente Irak una vez logrado el "cambio de r¨¦gimen". Muhammad Baqir al Hakim se sinti¨® traicionado y denunci¨® este proyecto como equivalente a una ocupaci¨®n colonial. El CSRII tambi¨¦n defiende un modelo parlamentario, descentralizado y democr¨¢tico para Irak y cuenta con la brigada Badr, compuesta por unos 10.000 o 15.000 hombres.
Es ¨¦sta una oposici¨®n representativa cuya participaci¨®n en un proceso de democratizaci¨®n es insoslayable. Sin embargo, insumisos al orden norteamericano, no se les depara ning¨²n papel relevante en el gui¨®n establecido. Se lo deparaban al l¨ªder shi¨ª Abd al Mayid al Jo'i, tra¨ªdo directamente de Londres, procedente de una de las estirpes religiosas chi¨ªes iraqu¨ªes caracterizada por su apoliticismo y su predicaci¨®n a favor del quietismo que, hay que decir, le fue muy ¨²til a Sadam Husein en ciertos momentos; por esas mismas razones, tambi¨¦n los norteamericanos pensaban que les ser¨ªa de utilidad. Sin embargo, Abd al Mayid al Jo'i fue asesinado el mismo d¨ªa que lleg¨® a Irak, lo que fue una expresi¨®n simb¨®lica de las dificultades que EE UU va a encontrar para imponer su proyecto colonial.
El l¨ªder de Nayaf, el ayatol¨¢ Al¨ª Sistani, de 73 a?os, comparte en cierta forma el perfil de Al Jo'i. Sistani naci¨® en Ir¨¢n y se estableci¨® en Irak desde 1952. Al iniciarse la invasi¨®n lanz¨® el mensaje a los chi¨ªes de que no interfirieran en el avance de las fuerzas norteamericanas. Fue lo que, en un ef¨ªmero arranque de euforia, Wolfowitz denomin¨® "la primera fatwa proamericana". Sin embargo, no fue una fatwa, sino una declaraci¨®n. Despu¨¦s, en una posici¨®n m¨¢s ambigua, declar¨® que "Irak debe ser gobernado por sus hijos". Su principal rival en el control de Nayaf es Murtada Sadr, un l¨ªder joven y carism¨¢tico, hijo del asesinado por el r¨¦gimen iraqu¨ª Muhammad Sadiq al Sadr, con gran predicamento en Nayaf, Kerbala y entre los tres millones de chi¨ªes de la barriada de Sadam City, en Bagdad, ahora rebautizada Sadr City. ?ste se opone a los l¨ªderes iraqu¨ªes chi¨ªes de origen iran¨ª, reprocha a Sistani su apoliticismo y reclama sin ambig¨¹edades la salida de los estadounidenses de Irak. Todos estos grupos pol¨ªticos y l¨ªderes controlan actualmente una parte muy importante de las ciudades y regiones chi¨ªes iraqu¨ªes y llamaron a sus fieles a hacer el peregrinaje a Kerbala como manifestaci¨®n expresa de su oposici¨®n a los norteamericanos.
EE UU tendr¨¢ que afrontar la oposici¨®n y capacidad de movilizaci¨®n de estos movimientos y l¨ªderes contra su proyecto colonial, al igual que hicieron contra el brit¨¢nico en los a?os veinte. Y no s¨®lo la de estos sectores pol¨ªticos, sino tambi¨¦n la de otros presentes en el universo sun¨ª iraqu¨ª. Las manifestaciones multitudinarias que comenzaron a desarrollarse el 18 de abril en distintas ciudades de Irak, presididas por el lema de "ni Sadam, ni Bush", son la primera expresi¨®n del rechazo a la ocupaci¨®n, resaltando las proclamas constantes a la unidad de todos los iraqu¨ªes, ya sean sun¨ªes o chi¨ªes (hay que recordar que los kurdos son sun¨ªes). Esta proclama tiene un doble valor simb¨®lico. Por un lado, la constataci¨®n una vez m¨¢s de que en Irak no hay ni ha habido un problema de conflicto intercomunitario (ni es L¨ªbano ni es Yugoslavia). Las relaciones entre las comunidades han sido predominantemente pac¨ªficas y de mutua aceptaci¨®n. Lo que ha existido es una din¨¢mica permanente de insurrecci¨®n contra el poder central y totalitario de Bagdad, monopolizado por algunos clanes y ¨¦lites sun¨ªes (pero no todos los sun¨ªes iraqu¨ªes). Por otro lado, es la expresi¨®n del temor a que la pol¨ªtica norteamericana, bien por sus torpezas o bien llevada por un inter¨¦s oportunista del divide y vencer¨¢s (su pol¨ªtica con los kurdos es en ese sentido muy peligrosa), acabe generando un conflicto civil, uno de los pocos problemas que no existen en Irak.
En conclusi¨®n, EE UU ni siquiera ha elaborado el plan de la posguerra. Se ha limitado a confiar en su m¨¢quina militar y, con ella, ir imponiendo sus intereses sobre los de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n iraqu¨ª. A partir de ah¨ª es cuando van a empezar los verdaderos problemas.
Gema Mart¨ªn Mu?oz es profesora de Sociolog¨ªa del Mundo ?rabe e Isl¨¢mico de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
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