En Madrid no me quieren
Los vecinos de varias poblaciones de Andaluc¨ªa se sienten marginados por el Ejecutivo central
"Eso es veneno para todos", afirma Antonio L¨®pez Santos, de 70 a?os, mientras otea el inmenso tejido industrial que Pe?arroya-Pueblonuevo (C¨®rdoba) tuvo hasta los a?os sesenta en sus alrededores y que ahora no existe. Y ese "veneno" es el cementerio nuclear de El Cabril, que guarda todos los residuos radiactivos de baja y media intensidad que se generan en Espa?a. L¨®pez Santos lleg¨® a Pe?arroya hace 40 a?os, casi en la misma ¨¦poca en que la pol¨¦mica instalaci¨®n se asent¨® en esta localidad, que cuenta con 12.440 habitantes, seg¨²n el censo de 2001. Unos habitantes que a¨²n no se han acostumbrado a convivir con este inc¨®modo vecino.
"Cuando montaron El Cabril, nadie sab¨ªa lo que era y ahora los j¨®venes tienen que emigrar para buscar trabajo", a?ade L¨®pez Santos. Y es que en estos 40 a?os, la mitad de la poblaci¨®n ha abandonado este municipio, gobernado por, Rafael Mu?oz (IU), quien viene pidiendo que la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa) se implique m¨¢s en el tejido empresarial de la zona. IU es el ¨²nico partido que se ha opuesto al Gobierno central por esta instalaci¨®n.
El Ministerio de Defensa acumula pleitos con Rota, Barbate o Sevilla
A pesar de que Enresa se esfuerza en proyectar una imagen de seguridad y limpieza, a pocos ciudadanos del norte de la provincia de C¨®rdoba les agrada tener cerca el cementerio nuclear. Ciudadanos de Fuente Obejuna, Pe?arroya-Pueblonuevo y Hornachuelos, los municipios cordobeses m¨¢s cercanos, no creen que las instalaciones les beneficien.
Estos vecinos son un ejemplo de varios municipios que se lamentan de la incomprensi¨®n del Gobierno. A las habituales quejas por las inversiones de la Administraci¨®n central en Andaluc¨ªa, numerosos municipios suman un pu?ado de exigencias espec¨ªficas. Un ejemplo de perseverancia son los 22 ayuntamientos de C¨®rdoba y Ja¨¦n que desde hace dos a?os reclaman que se acaben las conexiones que les permitir¨¢ recibir agua del pantano del V¨ªboras, cuya construcci¨®n termin¨® en 2001.
En Adra (Almer¨ªa) y en las comarcas de La Loma, Segura y Las Villas (en Ja¨¦n), las reivindicaciones se concentran en la mejora de la red de carreteras. Y para demanda hist¨®rica de carreteras, la sempiterna promesa de liberalizaci¨®n del peaje de la A-4, la autopista que une Sevilla y C¨¢diz. PP y PSOE han incumplido esta vieja aspiraci¨®n de la provincia, que ve el peaje como un elemento que yugula su crecimiento.
El Ministerio de Defensa acumula varios pleitos: en Rota (C¨¢diz), el Ayuntamiento le exige el abono de impuestos por la base militar asentada en su territorio, pero hasta el momento el Gobierno ha hecho o¨ªdos sordos pese a que el Tribunal Supremo le ha dicho que tiene que pagar. En Barbate, tambi¨¦n en C¨¢diz, el municipio exige la cesi¨®n de terrenos militares para facilitar su desarrollo. Barbate es uno de los pueblos que en los ¨²ltimos a?os ha estado m¨¢s pendiente de Madrid, despu¨¦s del fracaso de la negociaci¨®n pesquera con Marruecos, que dej¨® en el dique seco a centenares de trabajadores. El municipio barbate?o a¨²n espera el plan de diversificaci¨®n econ¨®mico anunciado por el Gobierno central. Defensa tiene otro conflicto hist¨®rico con el Ayuntamiento de Sevilla a cuenta del hospital militar Vigil de Qui?ones, cuya cesi¨®n llevan negociando varios a?os ambas administraciones, adem¨¢s de la Junta.
En Castril (Granada), el municipio est¨¢ enfrentado al Ministerio de Medio Ambiente por su plan de construir un canal que invade una parte protegida del pueblo. Una pol¨¦mica parecida a la que vive Antequera (M¨¢laga), donde hay oposici¨®n al trazado del AVE a M¨¢laga, que limita el crecimiento de la ciudad. Y es que a veces la alta velocidad no es la mejor manera de reducir distancias.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.