Una bomba en el patio del colegio
Un gran n¨²mero de proyectiles que no explotaron durante la guerra amenazan la vida diaria de los habitantes de Basora
La escuela primaria de la localidad de Granata, a una decena de kil¨®metros de Basora, fue arrasada durante los saqueos. No tiene luz, s¨®lo funciona un grifo y los ladrones se llevaron hasta los enchufes. Pero eso no es lo m¨¢s grave. Desde el s¨¢bado, 500 ni?os de entre 6 y 12 a?os acuden cada d¨ªa a clase, entre las ocho y las once de la ma?ana, a pesar de que en el patio del colegio hay un misil sin explotar. El agujero, de un metro de di¨¢metro, puede verse claramente. Los responsables del centro dicen que han tomado medidas de seguridad.
Esas medidas se reducen a un par de hierros en el suelo que, en teor¨ªa, impiden el paso de los alumnos. Poco importa: si llegase a estallar, la escuela sufrir¨ªa grav¨ªsimos da?os. Y no es el ¨²nico caso.
Una casa tiene una bomba en el establo: "Nos preocupa que la vaca la haga explotar"
Un equipo de investigadores de la organizaci¨®n humanitaria estadounidense Human Rights Wacht (HRW) ha pasado una semana en Basora, la ciudad m¨¢s importante del sur de Irak, que estuvo cercada durante casi dos semanas por las tropas brit¨¢nicas, y ha encontrado al menos 30 zonas civiles donde hay proyectiles sin explotar. Amnist¨ªa Internacional (AI) tiene actualmente un equipo en la ciudad realizando un trabajo similar. Fueron ellos los que encontraron la escuela y los proyectiles perdidos en Al Zeit¨²n, una paup¨¦rrima barriada de chabolas.
"Sabemos que hay municiones sin estallar", se?ala el mayor Giles Harrison, comandante del escuadr¨®n B de los Queen's Royal Lancers de la S¨¦ptima Brigada Acorazada, las famosas ratas del desierto, responsable de Granata. "Hemos localizado todos los lugares donde est¨¢n y hemos lanzado una campa?a de informaci¨®n entre los habitantes, sobre todo los ni?os", agrega el mayor.
Harrison reconoce que visitaron la escuela; pero no tiene idea de cu¨¢ndo podr¨¢n ir los ingenieros para desactivar el misil: su unidad se marcha el lunes a Kuwait y est¨¢ preparando el relevo. "Nuestra prioridad es asegurar la zona para dar seguridad a nuestras tropas y a los europeos, para que las ONG puedan actuar y ayudar a la gente. Nosotros proporcionamos agua y comida a la poblaci¨®n; pero no podemos solucionar el problema de los explosivos. Hemos retirado algunas minas y granadas, que son especialmente peligrosas para los ni?os".
Harrison reconoce que en Basora, una ciudad de 1,2 millones de habitantes, hay de todo: cajas de granadas, municiones de AK-47, minas enterradas o abandonadas, adem¨¢s de todo tipo de explosivos y bombas.
Un investigador de HRW, experto en armas, asegura que por lo menos en dos zonas quedan restos de proyectiles de artiller¨ªa de fragmentaci¨®n lanzados durante el asedio. Para las dos organizaciones humanitarias, la existencia de este tipo de material militar es uno de los problemas de seguridad m¨¢s graves que sufre Basora. Todav¨ªa no hay cifras de heridos despu¨¦s de la guerra, aunque en el Hospital General de la ciudad aseguran que los ingresos de ni?os heridos son diarios. En Bagdad, el pasado 26 de abril, 14 personas murieron cuando estall¨® un polvor¨ªn y los proyectiles alcanzaron una zona civil.
En la puerta de una casa del barrio de Al Zeit¨²n hay un cartel del Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja (CICR) con la descripci¨®n de los diferentes proyectiles. En el patio de la humilde casa de ladrillos de hormig¨®n, en la que viven 15 personas sin agua corriente ni luz en medio de un intenso hedor provocado por los charcos insalubres que proliferan en un barrio sin alcantarillado, hay dos cabras y una vaca. Junto al establo, unas piedras se?alan el lugar donde se encuentra una bomba sin explotar. Debe de ser potente, porque la vivienda de atr¨¢s qued¨® arrasada en el mismo ataque.
"Hab¨ªa ca?ones iraqu¨ªes en la zona y los ingleses bombardearon. Ocurri¨® en la noche del 26 al 27 de marzo. En el barrio murieron cinco personas", explica Al¨ª Salim Obed, de 30 a?os. Vive all¨ª junto a su mujer, sus hijos y la familia de su hermano y no tienen ning¨²n lugar a donde ir. "Hemos explicado a los ni?os que no se acerquen, pero nos preocupa mucho que la vaca haga explotar la bomba", dice. El patio es tan peque?o y hay tanta gente que resulta dif¨ªcil pensar como alguien puede no acercarse durante la vida diaria.
Otro vecino, Jabar Morsen, de 55 a?os, padre de 10 hijos, asegura que todo su ganado (tres vacas y cinco ovejas) muri¨® durante el ataque y cada cinco minutos pregunta por la indemnizaci¨®n que espera recibir aunque nadie se la ha prometido. El hecho de que sea el m¨¢s viejo del barrio demuestra las terribles condiciones de vida.
"Los brit¨¢nicos vinieron por aqu¨ª y nos dijeron que los ni?os no se acercasen al misil", se?ala Yamil Juma, de 58 a?os, vigilante de la escuela de Granata. "Les explicamos que los ni?os iban a volver el s¨¢bado [cuando se reanudaron las clases en Irak], pero han hecho caso omiso", explica Habib Yoref, un profesor de 47 a?os que vive junto al colegio mixto. Los militares brit¨¢nicos prometieron una unidad de ingenieros para desactivar el misil, pero nadie ha aparecido por all¨ª. Salvo los ni?os que, cada d¨ªa, a las ocho de la ma?ana comienzan sus clases sentados sobre un polvor¨ªn.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.