La ONU se prepara para librar la batalla por el control de las ventas del petr¨®leo iraqu¨ª
Compa?¨ªas de Rusia, Francia y China firmaron contratos multimillonarios con Sadam
El Consejo de Seguridad de la ONU se prepara para una nueva batalla diplom¨¢tica. Estados Unidos se dispone a presentar una resoluci¨®n que levante las sanciones impuestas a Irak en 1991 y ponga fin al programa Petr¨®leo por Alimentos. Si el pasado noviembre la discusi¨®n gir¨® en torno a la legalidad de la guerra, ahora se centrar¨¢ en el papel de la ONU en el nuevo Irak y, sobre todo, en qui¨¦n controlar¨¢ a partir de ahora las ventas del oro negro iraqu¨ª. Desde la puesta en marcha del programa, en diciembre de 1996, el r¨¦gimen de Sadam Husein export¨® crudo por valor de m¨¢s de 65.000 millones de d¨®lares y firm¨® contratos multimillonarios para explotar sus yacimientos con compa?¨ªas de Rusia, Francia y China.
?Mantendr¨¢ EE UU la validez de esos contratos? ?Seguir¨¢n fluyendo esos miles de millones d¨®lares del petr¨®leo iraqu¨ª a la cuenta de la ONU en el Banco Nacional de Par¨ªs en Nueva York?
Washington pretende que la nueva resoluci¨®n implique el levantamiento inmediato de las sanciones y el fin de la supervisi¨®n por la ONU de las ventas de petr¨®leo -la ¨²ltima pr¨®rroga del Programa Petr¨®leo por Alimentos acaba el pr¨®ximo 3 de junio- y su sustituci¨®n por alguna instituci¨®n financiera internacional como el Banco Mundial o el FMI hasta que se constituya un nuevo Gobierno en Bagdad. La ONU s¨®lo se ocupar¨ªa de tareas humanitarias.
Francia tambi¨¦n se ha manifestado a favor del fin de las sanciones, pero quiere una eliminaci¨®n gradual del programa Petr¨®leo por Alimentos. Adem¨¢s, liga ambas iniciativas a la vuelta de los inspectores de armas. El embajador de EE UU ante la ONU, John Negroponte, ya ha rechazado esta propuesta y, de hecho, el Pent¨¢gono se dispone a enviar a sus propios expertos para encontrar las armas de destrucci¨®n masiva.
Rusia, por su parte, insiste en que el fin de las sanciones debe ir unido a la certificaci¨®n de que no quedan armas prohibidas en Irak y que la ONU prosiga con el programa Petr¨®leo por Alimentos hasta que exista un nuevo Gobierno iraqu¨ª. Washington ya ha dicho que no piensa esperar tanto.
La batalla est¨¢ servida y esta vez las razones morales no ocultar¨¢n los intereses comerciales. Seg¨²n el Departamento de Energ¨ªa de EE UU, la petrolera rusa Lukoil firm¨® un contrato valorado en 3.700 millones de d¨®lares para rehabilitar el campo de West Qurna, al oeste de Bagdad, cuya producci¨®n potencial se calcula en casi un mill¨®n de barriles diarios.
Adem¨¢s, otras compa?¨ªas rusas como Soyuzneftgaz, Stroytrasngas-Oil y Tafnet, han suscrito contratos sobre yacimientos situados en el desierto occidental de Irak y la empresa Slavneft firm¨® otro acuerdo con Bagdad en octubre de 2001 para explotar el campo de Suba-Luhais, al sur del pa¨ªs.
Francia, de acuerdo con los datos de la fuente citada, tambi¨¦n ha tomado posiciones para el d¨ªa que se levanten las sanciones. En concreto, la compa?¨ªa TotalFinaElf alcanz¨® un acuerdo para desarrollar dos yacimientos en Majnoon, a unos 50 kil¨®metros al norte de Basora cerca de la frontera con Ir¨¢n, que atesoran unas reservas de crudo estimadas entre 12.000 y 30.000 millones de barriles. Tambi¨¦n China ha mostrado su inter¨¦s en el campo de Halfaya, al sur de Irak.
La carrera para participar en el nuevo mercado del petr¨®leo iraqu¨ª acaba de empezar y desde luego las compa?¨ªas brit¨¢nicas y norteamericanas no piensan quedarse al margen. EE UU ha nombrado a dos ejecutivos de Shell y Exxon como asesores del nuevo ministro de Petr¨®leo iraqu¨ª y quiere mirar con lupa los contratos firmados hasta ahora , cuyo valor asciende a casi 10.000 millones de d¨®lares.
El programa Petr¨®leo por Alimentos fue aprobado por Naciones Unidas (Resoluci¨®n 986, de abril de 1995), para aliviar los estragos que estaban causando las sanciones en los iraqu¨ªes. Ya desde verano de 1991, la ONU hab¨ªa propuesto su puesta en marcha a Sadam, pero ¨¦ste se neg¨® por considerarlo una injerencia inadmisible ni estar dispuesto a pagar compensaciones de guerra a Kuwait.
Al final, el programa entr¨® en vigor en enero de 1997. Se estableci¨® que los ingresos procedentes de las ventas del petr¨®leo iraqu¨ª se distribuyesen de la siguiente manera: el 59% para cubrir las necesidades b¨¢sicas de la poblaci¨®n del centro y el sur de Irak; el 13% para la regi¨®n kurda del norte del pa¨ªs, semiaut¨®noma de Bagdad desde el final de la guerra del Golfo; el 25% para reparaciones por este conflicto, principalmente a Kuwait; el 0,8% para los inspectores de armas de la ONU, y el 2,2% restante para gastos administrativos. Desde entonces hasta el primer trimestre de este a?o, Irak ha recibido 26.000 millones de d¨®lares en ayuda humanitaria y actualmente el 60% de su poblaci¨®n depende de ella para sobrevivir.
El programa ha tenido un cumplimiento desigual seg¨²n las zonas. En el norte kurdo, donde los funcionarios de la ONU trabajaban con libertad, v¨ªveres y materiales llegaban a sus destinatarios. En el centro y el sur del pa¨ªs, donde el reparto estaba en manos de 3.000 empleados iraqu¨ªes bajo la supervisi¨®n del ex ministro de Petr¨®leo, Amir Mohamed Rashid al Ubaydi, casado con la experta en armas biol¨®gicas Tihab Taha, la famosa Doctora
Germen, y hoy detenido por las tropas de EE UU, las cosas eran muy diferentes.
Recompensas
Como escribe el historiador brit¨¢nico Charles Tripp en A history of Irak (Cambridge University Press, 2000), "para Sadam la principal ventaja de este acuerdo no era s¨®lo que pon¨ªa en sus manos beneficios adicionales, sino que anticipaba el fin de las sanciones ya que devolv¨ªa a Irak al mercado mundial como productor de petr¨®leo". Adem¨¢s, el programa permit¨ªa a Sadam, "dada la red de privilegios y favoritismos sobre la que sosten¨ªa su r¨¦gimen", recompensar a sus fieles al tiempo que utilizaba el sufrimiento de su pueblo, "v¨ªctima de la maldad de las potencias extranjeras", como propaganda.
En estos a?os, contin¨²a Tripp, Sadam firma los contratos petroleros con Francia y Rusia, los principales acreedores de Irak y con asiento permanente en el Consejo de Seguridad, con el fin de conseguir un pronto levantamiento de las sanciones. Su esfuerzo ser¨ªa recompensado en cierta forma en diciembre de 1999, cuando la Administraci¨®n del entonces presidente Clinton lleva a la ONU la resoluci¨®n 1.284 para lograr la vuelta de los inspectores de armas, ahora bajo el nombre de Unmovic. La resoluci¨®n fue aprobada, pero Rusia, Francia y China se abstuvieron. Curiosamente, Par¨ªs enarbol¨® esta resoluci¨®n, que daba seis meses trabajo a los inspectores, cuando el pasado invierno el mundo se dirig¨ªa hacia la guerra.
Todas estas maniobras inquietaron a EE UU, que ve¨ªa c¨®mo el r¨¦gimen de Sadam emerg¨ªa de sus cenizas sin tener constancia, adem¨¢s de que hubiera destruido todas sus armas prohibidas. Para Washington, adem¨¢s, el programa ten¨ªa otras dos lagunas: los ingresos por el contrabando de crudo, calculado entre 200.000 y 400.000 barriles diarios, sobre todo a trav¨¦s de Siria, y la falta de transparencia en las listas de la ONU sobre los bienes que adquir¨ªa Irak.
La prensa norteamericana ha se?alado algunos env¨ªos rusos aparec¨ªan bajo el ambiguo ep¨ªgrafe de "bienes para la reanudaci¨®n del proyecto" o que pa¨ªses como Siria o Libia mandaran "leche en polvo" en la lista de productos del pasado noviembre. En la ¨²ltima del pasado 3 de abril tambi¨¦n aparecen Siria y Vietnam como abastecedores de "jab¨®n de ba?o" o productos de Rusia, Francia y otras naciones bajo una denominaci¨®n tan gen¨¦rica como "repuestos" o "materiales de laboratorio". Convencido de que el programa, como dijo el general Tommy Franks, se hab¨ªa convertido en "petr¨®leo por palacios" de Sadam, EE UU ha mandado parar. Ahora ser¨¢ Washington quien dicte las reglas.
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