D¨ªa de Europa, una conmemoraci¨®n diferente
El D¨ªa de Europa coincide este a?o, en Espa?a, con el inicio de la campa?a electoral municipal y de 13 autonom¨ªas, lo que en principio parece que podr¨ªa disminuir la conmemoraci¨®n de una fecha que tradicionalmente no suele desbordar el marco institucional y que pone a prueba el esfuerzo voluntarista y la admirable tenacidad de nuestras organizaciones europe¨ªstas.
Pero algunos aspectos de la situaci¨®n actual han abierto nuevas expectativas a la valoraci¨®n de la importancia pol¨ªtica de la Uni¨®n Europea y la implicaci¨®n social que tienen sus decisiones comunes, o su incapacidad para tomarlas, como se ha puesto en evidencia ante los graves problemas que la defensa de la paz ha planteado en el escenario internacional.
La UE necesita una s¨®lida pol¨ªtica exterior y de seguridad, que se oponga a la din¨¢mica de las "guerras preventivas"
Aunque, l¨®gicamente, los temas locales y auton¨®micos m¨¢s concretos ocupar¨¢n las ofertas electorales durante los pr¨®ximos d¨ªas, la construcci¨®n europea necesita tambi¨¦n la contribuci¨®n de los ciudadanos y de sus administraciones m¨¢s pr¨®ximas. Sus intereses est¨¢n estrechamente ligados al pleno funcionamiento democr¨¢tico de las instituciones europeas y a su capacidad de asegurar los recursos presupuestarios que garanticen una justa redistribuci¨®n de la renta social y regional, as¨ª como a la imprescindible consolidaci¨®n de una pol¨ªtica exterior y de seguridad que se contraponga al unilateralismo prepotente de Bush y convierta a la Uni¨®n Europea en una garant¨ªa de paz y solidaridad internacional.
En este contexto, la reciente iniciativa de los presidentes de los gobiernos de Francia, la Rep¨²blica Federal de Alemania, B¨¦lgica y Luxemburgo de convocar una reuni¨®n para poner en marcha una llamada "eurozona de defensa", pese a que sea lamentable que la propuesta se sit¨²e inicialmente al margen de las instituciones de la Uni¨®n Europea y que las formulaciones de los acuerdos que se han hecho p¨²blicas sean muy ambiguas, tiene la innegable virtud de poner sobre la mesa una de las grandes cuestiones actuales: romper la dependencia de Estados Unidos a la que est¨¢ sometida la pol¨ªtica de seguridad de la Uni¨®n Europea. Y es que, m¨¢s all¨¢ de tener un mercado y una moneda ¨²nicos, m¨¢s all¨¢ de integrar en su ¨¢mbito a 10 nuevos Estados, la Uni¨®n Europea, para desempe?ar un papel eficaz en el equilibrio de la hegemon¨ªa internacional y evitar un monopolio conservador de la globalizaci¨®n, necesita tener una s¨®lida pol¨ªtica exterior y de seguridad propia, que se contraponga a la din¨¢mica de las "guerras preventivas" en favor de la prevenci¨®n de conflictos y la solidaridad internacional; una pol¨ªtica asentada sobre objetivos y acuerdos vinculantes que superen los bienintencionados y piadosos deseos y recomendaciones.
Aunque, hoy por hoy, no se puede negar un papel en la pol¨ªtica exterior de seguridad y defensa a los gobiernos de los Estados, hay que evitar a la vez posiciones como las que han mantenido Aznar y Blair en el conflicto de Irak, rompiendo el consenso en el seno del Consejo Europeo, debilitando el papel de la Uni¨®n Europea a favor de la posici¨®n intervencionista de George Bush y anulando el papel del Parlamento Europeo en la orientaci¨®n de la pol¨ªtica internacional.
L¨®gicamente, la iniciativa de los cuatro gobiernos que han promovido el acuerdo ya ha topado con el rechazo de la
Administraci¨®n norteamericana, al mismo tiempo que provocaba manifestaciones despectivas de los portavoces del Partido Popular espa?ol.
Y para completar el cuadro que caracteriza este a?o la conmemoraci¨®n del D¨ªa de Europa, no hay que olvidar otros dos factores que tienen tambi¨¦n un importante papel en el momento actual de construcci¨®n europea: los trabajos de la Convenci¨®n y las grandes movilizaciones contra la guerra y en favor de la paz.
En el marco de la Convenci¨®n, la elaboraci¨®n de la Constituci¨®n europea es lenta y dif¨ªcil, hasta el punto de que parece inevitable la prolongaci¨®n del calendario inicialmente previsto. En su seno se confrontan las conservadoras posiciones intergubernamentales, que pretenden consolidar la prepotencia de los gobiernos de los Estados, y las posiciones federalistas, que propugnan reforzar el papel de la Comisi¨®n, como gobierno de las competencias comunitarias, y el Parlamento Europeo, como protagonista en el equilibrio institucional.
En cuanto a la irrupci¨®n de la opini¨®n p¨²blica reclamando masivamente m¨¢s Europa, m¨¢s democracia y mayor contribuci¨®n de la Uni¨®n en la pol¨ªtica de paz, es sin duda un factor positivo que no s¨®lo hay que celebrar, sino que hay que estimular para que mantenga en pie sus exigencias.
En marzo de 1999 y en estas mismas p¨¢ginas, Xavier Vidal-Folch, despu¨¦s de saludar positivamente la llegada del euro, advert¨ªa del peligro de quedarse en el medio camino de la mediocridad y acababa con un "?atr¨¦vete, Europa!". Hoy, aunque las posibilidades de avanzar son mayores, el peligro de quedarse a medio camino est¨¢ lejos de haber desaparecido y, en consecuencia, ante los objetivos a¨²n pendientes todav¨ªa es necesario gritar: ?ciudadanos europeos, atreveos!
Antoni Gutierrez D¨ªaz es miembro de ICV.
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