El Circo Ronaldo lleva a Amorebieta la herencia de la 'commedia dell'arte' italiana
Nueve meses despu¨¦s de su ¨²ltima visita, el Circo Ronaldo vuelve a Euskadi con su espect¨¢culo Fili (hilos, en italiano), una combinaci¨®n de teatro y circo, interpretada de manera casi artesanal por nueve actores herederos de una larga tradici¨®n familiar. Esta vez ha sido el Zornotza Aretoa de Amorebieta el que ha organizado las tres ¨²nicas actuaciones de la compa?¨ªa en territorio vasco. La obra se present¨® ayer en esa localidad y quienes quieran asistir a las representaciones pueden hacerlo a¨²n, ya que la carpa de la familia Ronaldo abrir¨¢ sus puertas tambi¨¦n hoy y ma?ana (20.00, Plaza Zubiondo).
El espect¨¢culo de estos modernos saltimbanquis no tiene nada que ver con los circos que nos visitan habitualmente. Sus actores se desplazan y viven en viejas caravanas, y act¨²an bajo una carpa que exhibe la leyenda Circo Ronaldo. Pero no hacen circo; o al menos no lo hacen de la manera a la que estamos acostumbrados. Y es que Fili hunde sus ra¨ªces en la commedia dell'arte nacida en la Venecia del siglo XVI. De esa tradici¨®n bebieron los fundadores de la compa?¨ªa, que naci¨® en 1827 en Flandes, regi¨®n de la que son oficialmente embajadores culturales.
Desde entonces, seis generaciones de una misma familia han mantenido aquel esp¨ªritu inicial. Una muestra del car¨¢cter de la saga es su actual patriarca, Johnny Ronaldo, un Buffalo Bill moderno que viste sombrero de cow-boy y chaqueta de ante con flecos. En pocas palabras resume la historia de la compa?¨ªa: "Mi retatatatarabuelo, un artista de circo, se cas¨® con una artista de comedia. Ellos inventaron una mezcla entre la comedia y el circo. La hallaron de manera accidental".
Cuando se le pide que describa su espect¨¢culo, Johnny Ronaldo responde con una negativa. "No puedo hacerlo, de la misma manera que no podr¨ªa explicar un cuadro o lo que significa el amor", explica. Esa peculiar forma de entender la ocupaci¨®n de actor es el germen de Fili.
Cuando comienza el espect¨¢culo, el olor a incienso y una escenograf¨ªa barroca envuelven al arlequ¨ªn, al payaso carablanca, y a una troupe de faquires, magos, payasos, m¨²sicos y funambulistas. Todos ellos conviven con unos ambiciosos t¨ªteres. En esa atm¨®sfera, el espectador trata de dar con la clave de lo que est¨¢ viendo: ?Qui¨¦n mueve los hilos de las marionetas?
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