Irak vuelve a la ONU

El Consejo de Seguridad tiene entre manos una propuesta de EE UU, apoyada por el Reino Unido y Espa?a, para liquidar el r¨¦gimen de sanciones contra Irak aprobado hace 12 a?os y establecer las condiciones de su ocupaci¨®n posb¨¦lica. El borrador de resoluci¨®n que Washington quiere sacar antes del 3 de junio, cuando vence el programa Petr¨®leo por Alimentos, sigue el gui¨®n anticipado: al menos durante un a?o, las decisiones en Irak, pol¨ªticas y econ¨®micas, las adoptar¨¢n los vencedores de la guerra, que administrar¨¢n tambi¨¦n los ingresos del petr¨®leo. La ONU tendr¨¢ un papel secundario.

El proyecto anticipa un debate caliente en dos aspectos cruciales, petr¨®leo y armas de destrucci¨®n masiva, sobre las que pasa de puntillas. Pero es improbable que se llegue a la confrontaci¨®n pasada. La Casa Blanca cree que los miembros m¨¢s reticentes -Francia y Rusia, pero tambi¨¦n China y Alemania- tienen pocas ganas de oponerse otra vez frontalmente a sus designios. Par¨ªs ya ha avanzado una posici¨®n constructiva, y Berl¨ªn se postula ahora como mediador para lograr un compromiso.

Sin una resoluci¨®n, nadie tendr¨¢ capacidad legal a partir del 3 de junio para exportar el crudo iraqu¨ª ahora tutelado por Naciones Unidas. EE UU prev¨¦ que estos ingresos constituyan un fondo -auditado por la ONU, el FMI y el Banco Mundial- para pagar la reconstrucci¨®n del pa¨ªs, sobre la que decidir¨¢n Washington y Londres en consulta con las autoridades provisionales iraqu¨ªes supeditadas al nuevo plenipotenciario, el diplom¨¢tico Paul Bremer. Washington necesitar¨¢ hacer algunas concesiones para garantizarse el apoyo de Rusia y Francia, los dos Gobiernos con mayores intereses petrol¨ªferos en Irak. Mosc¨² tiene unos 1.500 millones de d¨®lares en contratos aprobados por el r¨¦gimen ca¨ªdo. Francia, unos 300 millones.

El otro foco de discrepancia son las armas qu¨ªmicas y biol¨®gicas, ignoradas pr¨¢cticamente en el borrador. Rusia quiere que la ONU certifique su ausencia, en l¨ªnea con las resoluciones de la ¨²ltima d¨¦cada. EE UU dice que ca¨ªdo Sadam la exigencia sobra. Pero la Casa Blanca repiti¨® hasta la saciedad que atacaba Irak para impedir el uso de unos arsenales nunca encontrados, y su hipot¨¦tico hallazgo ahora, sin la intervenci¨®n de la ONU, carecer¨ªa de credibilidad. Ante la ominosa posibilidad de que EE UU haya intoxicado a todos para justificar en ¨²ltima instancia su intervenci¨®n, Bush debe permitir la vuelta de los expertos. Es incoherente solicitar su ayuda para verificar si Ir¨¢n tiene en marcha un programa nuclear b¨¦lico y rechazarla en el caso iraqu¨ª.

Bush no va a consultar a los iraqu¨ªes si prefieren que su petr¨®leo lo administre Washington o la ONU. Tampoco si prefieren a Naciones Unidas o a Bremer para dirigir el despegue de su pa¨ªs. De hacerlo, quiz¨¢ la respuesta enfriara el talante de hecho consumado del borrador estadounidense. Pero tras el nefasto precedente que desemboc¨® en la guerra, y descontado el papel director que su asumida condici¨®n de potencia ocupante le confiere, EE UU debe avenirse a pactar en el Consejo las l¨ªneas maestras de un reto que marcar¨¢ tanto el futuro de su pol¨ªtica exterior como el papel de la ONU en la arquitectura de la estabilidad mundial.