Mala, mal¨ªsima
En dos palabras: mala, mal¨ªsima. As¨ª fue la corrida que se lidi¨®, es un decir, ayer en Las Ventas de la ganader¨ªa de Hern¨¢ndez Pla. Se la esperaba con expectaci¨®n tras el triunfo del pasado a?o, pero, amigo, cualquiera echa un borr¨®n. Claro que el ganadero ech¨® seis, que son muchos para una corrida. Preciosos de l¨¢mina, eso s¨ª, bravos algunos en el caballo, tambi¨¦n, pero flojos, distra¨ªdos, sosos, descastados, parados, correosos, deslucidos... Sali¨® hasta un hermano del famoso Guitarrero, pero result¨® ser el garbanzo negro de la familia. En fin, un fracaso en toda regla; una decepci¨®n ante unos toros de imponente arboladura, pero ayunos de casta y de codicia. Mucha fachada, pero nada de nada.
Hern¨¢ndez Pl¨¢ / Higares, Canales, Escorial
Toros de Hern¨¢ndez Pl¨¢, bien presentados, excepto el primero, muy justo; astifinos, bravucones, flojos, sosos, descastados y deslucidos. ?scar Higares: media ca¨ªda perdiendo la muleta, cinco descabellos y el toro se echa (silencio); casi entera delantera y atravesada y seis descabellos (pitos). Canales Rivera: pinchazo, pinchazo hondo perdiendo la muleta, un descabello y casi entera (silencio); dos pinchazos y bajonazo (silencio). G¨®mez Escorial: dos pinchazos (divisi¨®n de opiniones); cinco pinchazos -aviso- y tres descabellos (silencio). Plaza de las Ventas. 11 de mayo. 2? corrida de feria. Lleno.
?Y los toreros? Pues hoy es un d¨ªa para poner a caldo a los toreros. Para empezar, no torearon, luego lo de toreros... Y tampoco mataron, luego lo de matadores de toros... Pero tampoco ser¨ªa justo olvidar sus circunstancias: en primer lugar, se enfrentaron a una ganader¨ªa que no quiere nadie -no hab¨ªa m¨¢s que ver el cartel-, y, despu¨¦s, se pusieron delante de unos toros duros, correosos, que se frenaban en los capotes, desparramaban la vista y buscaban el bulto para abrirlo en canal; toros que se vinieron abajo, miraban al tendido entre pase y pase y se paraban para siempre.
Lo dicho, sin embargo, no debe sonar a justificaci¨®n. Ellos saben mejor que nadie el puesto que ocupan en el escalaf¨®n y el que van a seguir ocupando a partir de hoy. Si no se enga?an o los enga?an, saben que con actitudes como las suyas nunca alcanzar¨¢n la gloria so?ada.
Los tres se fueron a la puerta de chiqueros en sus primeros toros, y G¨®mez Escorial, en los dos. Pues ninguno lleg¨® a dar una larga cambiada, que tambi¨¦n es casualidad. Higares aguant¨® impert¨¦rrito la mirada de su primero y sali¨® como pudo del encuentro; Canales se tir¨® a la arena para evitar ser atropellado, y Escorial sufri¨®, primero, una voltereta de espanto de la que sali¨® milagrosamente ileso, y tambi¨¦n se tir¨® en plancha en el otro. En suma, mucho valor, pero ni un capo-tazo.
Con el percal, nada para el recuerdo. Higares intent¨® lancear al que abri¨® plaza y le fue ganando terreno -el toro, claro- de tal modo, que, si no se sale, lo estampa contra las tablas. Un quite moderno por navarras de Canales, y unos capotazos que quer¨ªan ser ver¨®nicas de Escorial en el ¨²ltimo.
?Y la muleta? Brill¨® por su ausencia, ¨¦sa es la verdad. Higares parece no querer verla porque ha perdido el sitio y la ilusi¨®n. Desganado, ap¨¢tico, con pocos recursos, mal colocado, estuvo por all¨ª como el que lleva el carro de la mezcla en una obra. Sus toros no val¨ªan nada, pero en Madrid y sin corridas, se espera otra actitud.
Por ejemplo, la de Canales, porfi¨®n, valeroso, con inter¨¦s, pero su toreo no es de oro, precisamente. Lo intent¨® por la izquierda con gallard¨ªa en su primero, y todo qued¨® en un quiero y no puedo ante su soso lote.
El m¨¢s decidido, Escorial, con ganas de ser torero, pero con ciertos reparos. Al tercero, una buena tanda de derechazos, un natural largo, tres trincherillas, unos ayudados, y no fue capaz de poner Las Ventas boca abajo. Mala se?al. Se coloc¨® bien en el otro, que fue bravo en el caballo y una birria al final.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.