Olvidar Ca n'Anglada
Terrassa, Ca n'Anglada. Es decir, nombre y apellidos. Siempre fue as¨ª. D¨¦cadas de 1960 y 1970. El orgullo de un barrio que hab¨ªa destacado en la lucha antifranquista y en lo que llaman la integraci¨®n de los inmigrantes. Las evidentes exageraciones de los conceptos. Del concepto integraci¨®n. Del concepto inmigraci¨®n. En el pasado nadie grit¨® nunca "?Fuera charnegos!" como en julio de 1999 se grit¨® "?Fuera moros!". El canon nacional repite que si eso no sucedi¨® fue por el buen trabajo de las organizaciones pol¨ªticas clandestinas. De los comunistas catalanes del PSUC, primeramente. El zurcido hist¨®rico. Es raro que nadie medite sobre la evidencia de que es m¨¢s f¨¢cil zurcir con charnegos que con moros. Sobre todo en un pa¨ªs de charnegos. La bonita f¨¢bula de la integraci¨®n. La amargura, basada en este equ¨ªvoco, del entonces alcalde Manuel Royes. Cuando se produjeron los hechos xen¨®fobos de julio el alcalde murmur¨®: "En mi Ca n'Anglada!". Ese posesivo.
La asociaci¨®n de vecinos del barrio ha sido incapaz de colocar en su junta a un solo inmigrante
La noche del 25 de julio de 1999 hubo jaleo en Ca n'Anglada. Era noche de fiesta mayor. En los archivos hay infinidad de declamaciones sobre el asunto y una curiosa desatenci¨®n por los hechos. La descripci¨®n del jaleo. Hasta el punto de que cuatro a?os despu¨¦s no se sabe con exactitud lo que pas¨®. Laura Hern¨¢ndez recoge en una edici¨®n reciente de Diari de Terrassa la hip¨®tesis de que el jaleo naciera de una pelea entre traficantes de drogas. Unos blancos y otros negros. Es probable, aunque en el relato no hay detalles que garanticen su veracidad. Est¨¢ confirmado que luego de los hechos se pas¨® a las palabras. Siempre es un paso muy peligroso, porque origina m¨¢s hechos. Algunos vecinos empezaron a gritar contra los moros, y apu?alaron a un magreb¨ª.
Alguien que prefiere que no le reconozcan vivi¨® aquellas noches. Bracea entre los recuerdos, todos desagradables. Uno. Entre el tumulto asambleario el hijo de un antiguo l¨ªder del barrio y del comunismo patrio, pregunt¨¢ndose en voz alta por qu¨¦ a esos moros les daban un piso que le tocaba mucho m¨¢s a ¨¦l. La primera obligaci¨®n del hijo es matar al padre. Pero eso es herirlo. "Mi Ca n'Anglada", dec¨ªa Royes, como si el posesivo pudiera resistir la fricci¨®n del tiempo. La gran ilusi¨®n.
Vistazo al barrio, esta tarde de primavera. Todos en sus quehaceres. Me llevan a la biblioteca que lleva el nombre de Montserrat Roig. Otean el ambiente y de inmediato el recorrido bibliotecario tendr¨¢ como objetivo el hacerme pasar cerca de la mesa donde un chaval¨ªn negro trastea con el ordenador. F¨ªjate. El chaval¨ªn tiene abierta una hermosa y glandular p¨¢gina porno. El porrazo que se llevan. No comprendo el porrazo: se trata de la integraci¨®n y el chaval hace ya lo mismo que los blancos. La forma de racismo que consiste en esperar que el chaval tenga expuestas las ecuaciones de Fermat.
Mucho m¨¢s dudosas otras integraciones. Ca n'Anglada tiene m¨¢s de 11.000 habitantes, entre ellos cerca de un 80% espa?oles. El 20% es un porcentaje considerable. La prosa de los informes oficiales dice, respecto a los ciudadanos que integran ese n¨²mero, que se activan todos los canales de integraci¨®n. A veces uno se r¨ªe de esa prosa. Los esfuerzos del Estado. De las administraciones. Est¨¢n muy expuestos a la cr¨ªtica. Su lenguaje, su rigidez y su burocracia. Pero a veces es mucho m¨¢s chocante la inteligencia y sensibilidad que muestra el pueblo libremente organizado. Lo que escriben Ballar¨ªn, Casas y M¨¢rquez, autores de Ca n'Anglada. Lluita d'un barri, en el citado Diari de Terrassa: "Los movimientos sociales ya existentes han mostrado en su conjunto una falta de capacidad de integraci¨®n de los reci¨¦n llegados". Yo lo traducir¨¦: cuatro a?os despu¨¦s de los hechos de Ca n'Anglada la asociaci¨®n de vecinos del barrio ha sido incapaz de colocar en su junta directiva un solo inmigrante. Incorrectos que no deben de creer en la discriminaci¨®n positiva. O aquello: "De cada uno seg¨²n sus posibilidades, a cada uno seg¨²n sus necesidades".
Con informaciones de S¨ªlvia Marimon
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