Herida
EN UN SINGULAR libro de poes¨ªa, P¨¢ginas de la herida (Visor), John Berger intercala versos de intenso lirismo y reflexiones melanc¨®licas sobre el asediado destino del hombre contempor¨¢neo, pero sin dejarse atrapar por las fatales circunstancias que nos agobian, porque su perspectiva de observaci¨®n abarca el misterio del cosmos, que no s¨®lo comprende la existencia, sino el inmenso m¨¢s all¨¢ que la franquea. Antes incluso de meterse en materia, inserta Doce tesis sobre la econom¨ªa de los muertos, mediante las que ya nos avisa acerca de que no est¨¢ dispuesto a aceptar que ¨¦stos desaparezcan de nuestra comunidad, amputando desastrosamente el venero de su experiencia. El libro est¨¢ dividido en dos partes, la primera dedicada al tiempo y la segunda al espacio, las condiciones que limitan nuestra percepci¨®n y, asimismo, las que explican por qu¨¦ nos sentimos fatalmente atrapados por una existencia vulnerada: por el tiempo, nos encaminamos a la muerte; por el espacio, no dejamos de medir las distancias que nos separan. La melancol¨ªa de Berger no es, sin embargo, metaf¨ªsica, y s¨®lo en parte, hist¨®rica, en la medida en que hoy nos distanciamos artificialmente m¨¢s de nuestros semejantes, no s¨®lo rompiendo con el pasado, lo que nos priva de sentido, sino alej¨¢ndonos del hogar, que es el centro ontol¨®gico del mundo. Ante esta situaci¨®n de p¨¦rdida y desamparo, Berger nos propone el amor como el ¨²nico recurso para que la herida del existir se vuelva luminosamente fecunda y borre la distancia de nuestra est¨¦ril separaci¨®n. Como particulares ant¨ªdotos para combatir lo que de veneno tiene el tiempo y el espacio nos indica respectivamente, para el primero, la pintura, porque "el lenguaje pict¨®rico, por su car¨¢cter est¨¢tico, es el lenguaje de esa intemporalidad", cuyo substrato es simult¨¢neamente compartido por pasado, presente y futuro, y para el segundo, la poes¨ªa, porque, aunque no pueda reparar ninguna p¨¦rdida, desaf¨ªa al espacio que separa "y lo hace con su trabajo continuo de reunir todo lo que ha quedado desperdigado".
Verso o prosa, en P¨¢ginas de la herida, Berger anuda, de principio a fin, la poes¨ªa y la pintura, proporcion¨¢ndonos emocionantes revelaciones sobre el misterio que resplandece en Caravaggio, Rembrandt, Vermeer y Van Gogh. A¨²n m¨¢s: Berger nos entrega su propia experiencia: "Lo que no sab¨ªa cuando era joven es que nada puede borrar el pasado: el pasado va creciendo poco a poco alrededor de uno, como una placenta para morir". Pero ?c¨®mo dejarse abatir por la melancol¨ªa ante el renacido milagro del amor? He aqu¨ª su evocadora invocaci¨®n: "Reposa con la cabeza entre las piernas de ella. ?Cu¨¢ntos millones de hombres han yacido as¨ª? ?Cu¨¢ntas mujeres, con la cabeza reclinada sobre una mano y sonriendo ensimismadas, han pensado en el nacimiento? Todo aqu¨ª es repetici¨®n, todo aqu¨ª es regreso. El hogar es la vuelta adonde la distancia todav¨ªa no contaba".
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