El v¨ªnculo secreto
Por varios motivos, El lenguaje y la muerte es un libro imprescindible en la obra de Giorgio Agamben. Como sucede con otras producciones de su autor, ¨¦ste tambi¨¦n es un texto "doble": tiene un aspecto expl¨ªcito y otro esot¨¦rico. El aspecto expl¨ªcito, se?alado en su subt¨ªtulo, es el desarrollo de una meditaci¨®n acerca del lugar de lo negativo en filosof¨ªa. La forma de seminario -quiz¨¢ heredera de la influencia que la publicaci¨®n de los grandes seminarios, como los de Lacan y Heidegger, ejerc¨ªa en la ¨¦poca de su aparici¨®n- le confiere algunos de sus rasgos m¨¢s originales, como el estar dividido en "jornadas" y en intermedios nocturnos entre ellas, aunque a veces tambi¨¦n lastre innecesariamente el estilo con un tono magistral algo herm¨¦tico.
EL LENGUAJE Y LA MUERTE
Giorgio Agamben. Traducci¨®n de Tom¨¢s Segovia. Pre-Textos. Valencia, 2003. 180 p¨¢ginas. 15 euros
Son muchos los convocados a esta reflexi¨®n sobre la negatividad, pero los dos interlocutores principales son, sin duda, Hegel y Heidegger. En ambos autores, aunque de manera muy distinta, lo negativo deja de ser el escollo que el esp¨ªritu habr¨ªa de salvar para abrirse paso hacia lo absoluto, y se convierte en la piedra angular de la marcha del pensamiento. En el caso de Hegel, porque la negaci¨®n llevada a su forma m¨¢s extrema -la contradicci¨®n- es precisamente el trampol¨ªn en el cual se apoya el esp¨ªritu para saltar hacia su plena realizaci¨®n en la Historia; en Heidegger, porque la negaci¨®n -llevada a su forma no menos extrema de negaci¨®n de la existencia, de imposibilidad de existir- es el modo en que lo humano se relaciona con el ser y c¨®mo la libertad adquiere gravedad y consistencia.
A trav¨¦s de ambas figuras, interrogadas en sus pasajes m¨¢s diversos, se dibuja un v¨ªnculo inconfeso entre el lenguaje y la muerte, como si la negaci¨®n "l¨®gica" -el poder de decir no sin destruir ni expulsar lo negado-, tantas veces considerada como la diferencia espec¨ªfica de lo humano frente a lo animal, debiese su car¨¢cter fundamental al hecho de ser la inscripci¨®n, en el registro del lenguaje, de esa otra negaci¨®n informulable que se hace presente en la conciencia de la muerte, no con menos frecuencia elegida para representar el mismo signo distintivo del hombre en el seno de la naturaleza. Precisamente por ello, Agamben encuentra que estas dos filosof¨ªas, a pesar de su enorme distancia, se mantienen fieles a la definici¨®n del hombre como hablante mortal, que las aboca a dejar en suspenso, tras el velo del lenguaje, un indecible oscuro y al mismo tiempo sagrado de cuya exploraci¨®n se alimentan las tradiciones m¨ªsticas, situadas siempre en los m¨¢rgenes de la filosof¨ªa doctrinal propiamente dicha. Para Hegel, se trata de esa inmediatez que el lenguaje presupone pero que nunca puede articular, y que se ventila en las violencias de la Historia; para Martin Heidegger, es aquello que toda palabra deja sin decir y que nos destina a la tradici¨®n y al lenguaje.
Pero -y ¨¦ste es el aspecto "esot¨¦rico" o impl¨ªcito de este escrito- desde su tensa exposici¨®n de estas ideas, Agamben lucha secretamente contra esa concepci¨®n del hombre como "el mortal que habla" y contra esa inefabilidad de la que la m¨ªstica extrae su necesidad, y apuesta por otro modo de pensar (al cual llama a veces, en sentido etimol¨®gico, in-fancia) que no est¨¦ ligado a la idea de un "sacrificio inicial" -el de aquello que no puede nombrarse- y que ve encarnado, en la vida contempor¨¢nea, en la sacralizaci¨®n de la "vida" como valor supremo y en la hipertrofia de la comunicaci¨®n como intento vano de llenar ese insondable vac¨ªo.
Aunque este pensamiento
de Agambe -lo que ¨¦l llama "la fundaci¨®n cumplida de la humanidad en s¨ª misma"- es, a todas luces, el contenido m¨¢s arriesgado del libro, porque ronda los l¨ªmites de esa misma tradici¨®n metaf¨ªsica de la que se empe?a en escapar (la idea de una palabra humana transparente a s¨ª misma, sin l¨ªmite de indecibilidad), el prop¨®sito de impugnar aquel v¨ªnculo presuntamente indisoluble entre el lenguaje y la muerte, para eliminar la necesidad de fundar lo humano en el sacrificio del otro, constituye la aportaci¨®n m¨¢s original de este escrito. Y, a pesar de estar en ¨¦l, m¨¢s enigm¨¢ticamente sugerida que expl¨ªcitamente formulada, esta meditaci¨®n resulta ineludible para comprender el proyecto a cuyo servicio ha puesto Agamben su investigaci¨®n despu¨¦s de esta obra, desplegado en sus libros m¨¢s divulgados entre nosotros (Homo sacer, La comunidad que viene, Medios sin fin) un proyecto que tiene en ella su lugar de nacimiento pero, tambi¨¦n, las claves decisivas para ser entendido en su justo alcance.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.