Ustedes a m¨ª no me conocen
TODAV?A ME TIEMBLAN las piernas. Que no se me malentienda. No me tiemblan fruto de una c¨®pula (como dir¨ªa Coto), me tiemblan por el pollo telef¨®nico que me mont¨® Bicoca. Fue a ra¨ªz de una columnilla que escrib¨ª sobre la Botella. Y no es que Bicoca leyera EL PA?S (Bicoca s¨®lo lee La Raz¨®n), pero, claro, siempre hay alguien que te va con el cuento, y ese alguien, con toda su mala leche, recort¨® mi columnilla y se la puso a Bicoca en el buz¨®n con la siguiente frase: "Para que veas las cosas que escribe tu amiguita". Y es que, si muchos de ustedes no ven con buenos ojos esa amistad bicoque?a que yo practico, a los de la Margen-Bicoca les jode en grado sumo que me tenga a m¨ª por confidente. Es un conflicto casi shakhesperiano, tipo los Capuleto y los Montesco. Ya te digo: fue un pollo en toda regla. Bicoca estaba tan fuera de s¨ª que al principio no le entend¨ªa lo que dec¨ªa; es m¨¢s, en un primer momento la confund¨ª con Pocholo, y no daba cr¨¦dito, fig¨²rense. Por cierto, ser¨ªa un puntazo que Adolfo Su¨¢rez j¨²nior se llevara a su ex cu?ado a alg¨²n mitin, s¨®lo para que paseara por el escenario a su libre albedr¨ªo, sin correa. No s¨¦ c¨®mo no se les ha ocurrido esa performance con el tir¨®n que tiene Pocholo entre la juventud. A lo que iba: no saben la de cosas que sal¨ªan de la boca de Bicoca. Me dijo que yo estaba contribuyendo a la desmembraci¨®n de Espa?a, que le hac¨ªa el juego a la coalici¨®n Zapatero-Llamazares, que le hac¨ªa el juego a los terroristas, a Ibarretxe, a Esquerra Republicana; por resumir, que yo no ten¨ªa ni puta idea y que por qu¨¦ no me dedicaba a escribir sobre gilipolleces y dejaba la pol¨ªtica para las personas preparadas. Y me colg¨®. Las piernas, ya digo, me hac¨ªan el baile San Vito. Siento que la he perdido. Y desde aqu¨ª lo digo: si llego a saber que pierdo un amiga por un art¨ªculo sobre la Botella, me ahorro el art¨ªculo. Porque a m¨ª la Botella como si la operan. Pero la cosa no acaba ah¨ª: ese mism¨ªsimo d¨ªa me llega una carta de un lector, y yo en principio pens¨¦ que era un admirador, pero qu¨¦ va, era un t¨ªo que estaba fuera de s¨ª porque en una columnilla sobre Bowling for Columbine yo le hab¨ªa puesto dos peguillas de na a dicho filme. No vean c¨®mo se puso el t¨ªo; vamos: que se meten con su madre y no se pone tan violento. Menos mal que lectores as¨ª no tienen armas porque a la primera te pegar¨ªan un tiro. El t¨ªo me dec¨ªa que yo no ten¨ªa ni puta idea, y que me dedicara a escribir gilipolleces que era lo m¨ªo. O sea, me dec¨ªa aquello de: "?A fregar!", que le gritaban anta?o los conductores machotes a las conductrices. En mi caso, como que pegar¨ªan m¨¢s que me gritaran: "?A comprar!", que es de lo que tratan estos art¨ªculos, de una mujer que se revuelca en el fango del consumismo. Por cierto, me interesa ese tema candente: el consumismo. Mi amiga Manuela, maquilladora de cine, me ha recomendado a un hombre chino que te quita la ansiedad del consumo con acupuntura. Y me he pedido hora. No para quitarme esa ansiedad, que me hace superfeliz, sino por gastar. El chino creo que te quita el vicio, vale, pero te saca una pasta que te cagas. M¨¢s que acabar con tu vicio acaba con tu dinero. Si a m¨ª me pasara eso, que me quedara sin blanca, me ver¨ªa abocada a la cleptoman¨ªa porque la que es consumista lo es hasta la tumba. Para quitarme a m¨ª la neurosis del consumo me tiene que pinchar hasta dejarme el cuerpo como un colador. Ya les ir¨¦ contando los resultados. Igual en dos meses me he convertido en una t¨ªa espiritual y pierdo la gracia (si es que la tengo) y me tengo que dedicar de por vida a escribir art¨ªculos sesudos sobre la Botella. Lo cual me espanta. Porque si eres espiritual y tocas el piano como Maria Jo?o Pires tiene su justificaci¨®n, pero si eres espiritual y pare-ust¨¦-de-contar, pues eres un co?azo, la verdad. As¨ª lo veo yo. Por cierto, que vi a la Pires, diminuta, m¨ªstica y prodigiosa, tocar a Schubert y a Chopin. Con permiso de Vela del Campo y parafraseando a Camilo Sesto dir¨¦ que mol¨® mazo. Vamos, yo no lo habr¨ªa hecho mejor. All¨ª est¨¢bamos todos y todas, como dir¨ªa Trinimarat¨®n: que si Polanco, que si Cebri¨¢n, que si Mart¨ªn Pall¨ªn, o sea, lo que yo llamo el meollo del cogollo. Y entre ellos, supersencilla de la muerte, campechana, y, a qu¨¦ negarlo, un poquillo pelota, estaba yo. Entre todos distingu¨ª la mirada ir¨®nica del abogado Mat¨ªas Cort¨¦s, que es un poco como Charles Laughton en Testigo de cargo, y que est¨¢ deseando que me pongan una querella para defenderme. Desde aqu¨ª te lo digo, Mat¨ªas: una hace lo posible.
Y quisiera terminar con un asunto para m¨ª doloroso. En estos d¨ªas se han derramado r¨ªos de tinta sobre el presunto affaire de la Pantoja con el alcalde de Marbella, alcalde al que admiro porque le insufla a los m¨ªtines un car¨¢cter humano (hablando de la fidelidad a su se?ora) que a m¨ª me toca la fibra. Pero la cosa es que se dijo en un programa televisivo que a la Pantoja no se le escapa vivo un t¨ªo andaluz con bigote. Y se insinuaron algunas cosas que me dolieron. Y desde aqu¨ª quisiera hacer un desmentido para que se enteren Jorge Javier, Jimmy o Ferrando: mi santo no necesita m¨¢s Pantojas que yo. Que aparezca una: que la abro en canal. Ustedes a m¨ª no me conocen.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.