Cipollini alcanza a Binda
El campe¨®n mundial iguala al fin, en la octava etapa, en el sexto 'sprint', las 41 victorias del plusmarquista de triunfos en la carrera rosa
Mario Cipollini es veterano y paciente. Mientras el mundo parec¨ªa hundirse a su alrededor, mientras los cipollin¨®logos unidos avanzaban tesis y m¨¢s tesis acerca de su sorprendente sequ¨ªa en el Giro -la maldici¨®n del arcoiris, el tab¨² de Binda, las disensiones internas, las peleas con sus compa?eros del Domina Vacanze, que no cobran...-, el campe¨®n del mundo, simplemente, esperaba. Todo llega, y m¨¢s si el Giro entra en Toscana, la tierra de Cipollini. Era la octava etapa, era el sexto sprint masivo -antes, tres para Petacchi, uno para Baldato, uno para McEwen- y por fin lleg¨®, en Arezzo, donde se rodo La vida es bella, la alegr¨ªa para Cipollini, su entrada en los libros de historia.
Conducido por fin con eficacia por sus lanzadores -Scirea, Bennati y Lombardi- e inmune a las depresiones que le asaltaron en los ¨²ltimos finales, Cipollini remont¨® con claridad a Petacchi y resisti¨® la progresi¨®n de McEwen para igualar, en su 15? Giro, el r¨¦cord de victorias del m¨ªtico Alfredo Binda, el as italiano que hace 70 a?os, en 1933, cerraba su ¨²ltima participaci¨®n en la carrera con su 41? triunfo de etapa.
"Pero no se puede comparar lo que ha hecho uno y lo que ha hecho otro", dijo, aparentemente modesto, Cipollini; "yo no soy m¨¢s que un sprinter". Binda, efectivamente, fue bastante m¨¢s. Fue, en 1925, el primer campe¨®n del mundo de la historia y fue tal su dominio en el Giro -lo gan¨® en cinco ocasiones- que en 1930 los organizadores le pidieron que no participara para que los aficionados disfrutaran de alguna emoci¨®n. "De acuerdo", dijo Binda; "no participo si me pag¨¢is lo que me corresponder¨ªa por quedar el primero". La organizaci¨®n estuvo de acuerdo y Binda no volvi¨® al Giro hasta 1933 para despedirse gan¨¢ndolo por quinta vez.
Cipollini, de 37 a?os, cuenta a¨²n con unas cuantas oportunidades en lo que queda de Giro para batir la marca de Binda y poder retirarse a finales de la temporada con la conciencia de haber alcanzado uno de sus sue?os. Es esta lucha uno de los pocos puntos de inter¨¦s que le quedan al Giro despu¨¦s de que la primera llegada en alto, el s¨¢bado, al Terminillo, dejara la lucha por la victoria final en un mano a mano entre Stefano Garzelli -el ganador de 2000- y Gilberto Simoni -el de 2001-, con unos cuantos veteranos inoxidables -Tonkov, No¨¨...- como espectadores.
El ciclismo espa?ol, despu¨¦s del hundimiento de Aitor Gonz¨¢lez, que aleg¨® problemas respiratorios despu¨¦s de perder casi seis minutos en la cima de los Apeninos, queda en manos de lo que puedan hacer los j¨®venes del Kelme.
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