Fiesta bereber
El coraz¨®n de Madrid se transfigur¨® por unas horas en una festiva y bulliciosa kasbah. El ritmo trepidante de Naab, parisino de padres y abuelos bereberes, y la voz arrolladora de Najat Aatabou, diva indiscutible de la m¨²sica marroqu¨ª, constituyen dos expresiones emocionantes y complementarias.
Hassoute Nabel, Naab, ha hermanado los m¨¢s furibundos sonidos electr¨®nicos y las melod¨ªas de sus ancestros en una alianza que causa estragos en los clubes franceses y brit¨¢nicos m¨¢s enterados. Cualquier combinaci¨®n parece posible: las f¨®rmulas combativas del hip-hop o el scratching del pinchadiscos comparten espacio con las tablas indias o unos teclados tipo Fender que hasta pueden evocar al Chick Corea de los a?os de Return to forever. El hasta ahora ¨²nico disco de la banda, Salam
Naab / Najat Aatabou
Plaza Mayor. Madrid, 17 de mayo.
haleikoum, suena bizarro, impactante, machac¨®n; quiz¨¢s se disfrute mejor a altas horas y no con las ¨²ltimas luces del atardecer.
Aatabou comparte procedencia con Naab, la villa de Khemisset, aunque su estilo se amolda m¨¢s a los patrones cl¨¢sicos de la canci¨®n bereber. Residente largo tiempo en Casablanca, los atentados del viernes la ten¨ªan apesadumbrada. Pero nada mejor que su m¨²sica, en¨¦rgica y vitalista, para exorcizar los demonios interiores. Cuando son¨® su mayor ¨¦xito, Shouffi
rhirou, el barrio enloqueci¨®.
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