Cutillas
El pasado martes muri¨® Enrique Cutillas Bernal. Lo hizo en silencio y en la ciudad a la que hab¨ªa consagrado los cuarenta ¨²ltimos a?os de su vida. Su afecto por Alicante se hab¨ªa intensificado con el correr del tiempo hasta tomar cuerpo definitivo en las obras que redact¨® pacientemente entre 1995 y pocos meses antes de su despedida. Lo curioso de este hombre de 63 a?os es su tard¨ªa vocaci¨®n y su oculto talento, ya que accedi¨® a la facultad de Geograf¨ªa e Historia a los 50 a?os, obteniendo un brillante doctorado en 1995 con la tesis El Monasterio de la Santa Faz: El Patronato de la ciudad (1518-1804), obra que ser¨ªa publicada un a?o despu¨¦s por el Instituto de Cultura Juan Gil-Albert. Desde aquella fecha, la carrera de Enrique Cutillas fue tan fulgurante y prolija que, en poco m¨¢s de un lustro, su tarea de historiador ha dado el fruto de cinco obras que, hoy por hoy, son un obligado referente bibliogr¨¢fico del pasado local.
Tanto Lola Iglesias, su mujer, como su hijo Enrique, han podido disfrutar del contagioso entusiasmo que este hombre mostraba por la Historia, pero mucho m¨¢s de la persona que enarbol¨® en todo momento la bandera de la humildad y que, en ninguna ocasi¨®n, puso en duda su car¨¢cter sencillo y cercano. Cuando hace algo m¨¢s de dos a?os, el alcalde de Alicante lo propuso para el cargo de cronista municipal, Enrique Cutillas fue el primer sorprendido. Tuvo sus dudas ante la responsabilidad que se le avecinaba, por eso vino a verme y compartimos algunas tardes que conservar¨¦ siempre en la memoria. La pol¨¦mica que entonces desat¨® su nombramiento nunca debi¨® ir con ¨¦l, ajeno por completo a los enfrentamientos pol¨ªticos y a las cr¨ªticas suscitadas. Pero a ¨¦l le salpic¨® en el ¨¢nimo y lo sent¨ª por su intachable bondad. Hace unas semanas se presentaron los dos primeros tomos de su Cr¨®nica de Alicante. Siglo XX. Ma?ana mismo saldr¨¢ a la luz el tercer volumen. No hubo tiempo para m¨¢s, pero creo que ning¨²n cronista ha dado tanto en tan poco espacio de tiempo. El art¨ªculo que public¨® hace dos d¨ªas en la prensa concluye con una hermosa palabra: permanece. Y eso es lo ¨²nico que hoy tengo claro de hombres como ¨¦l.
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