Efectos electorales de la ilegalizacion
Aventura el autor que la ilegalizaci¨®n de Batasuna y la pol¨ªtica de bloques lleva a un escenario poselectoral de mayor¨ªas absolutas y ausencia de acuerdos entre diferentes.
Vuelven las elecciones y los arcanos. A soci¨®logos y polit¨®logos se atribuye en estas fechas el papel que en diversos ritos de adivinaci¨®n africanos se reserva a los perros, intercesores entre este mundo y el otro, el antes y el despu¨¦s del 25 de mayo. Aunque la jornada electoral es ese d¨ªa en el que la ciudadan¨ªa decide comportarse de manera diferente a como pronostican los expertos, el v¨¦rtigo electoral nos lleva una y otra vez a formular la pregunta y a intentar responderla. ?Qu¨¦ pasar¨¢ el 25 de mayo?
Esa pregunta esconde otras por la presencia de dos factores concurrentes en estas elecciones. Primero, el impacto que la ilegalizaci¨®n de Batasuna va a tener sobre la representaci¨®n institucional y sobre el propio comportamiento electoral. Segundo, la pol¨ªtica de bloques estancos en que nos encontramos y que simplifica la valoraci¨®n de las elecciones en t¨¦rminos de victoria para uno u otro bloque. Se revela as¨ª una primera pregunta oculta. ?Qui¨¦n sale ganando en t¨¦rminos electorales con la ilegalizaci¨®n de Batasuna?
Frente al posibilismo de otras ocasiones, la nueva situaci¨®n anuncia el bloqueo de socios y acuerdos.
"La jornada electoral es cuando el votante decide comportarse de manera diferente a como pronostican los expertos"
Este factor, junto a los mecanismos del sistema electoral, supone que, sin cambios en los votos obtenidos en las anteriores elecciones municipales y forales, todas las candidaturas pueden aspirar a subir en porcentaje de voto v¨¢lido y n¨²mero de representantes. De manera m¨¢s o menos acusada, en funci¨®n de la mayor o menor implantaci¨®n institucional con que contaba Batasuna. Beneficiando, sobre todo, a la lista m¨¢s votada en cada circunscripci¨®n. Cosas de la f¨®rmula D'Hondt.
Pero el impacto de la ilegalizaci¨®n de Batasuna tiene una segunda derivada que hace referencia al comportamiento electoral y que desvela otra pregunta. ?Qu¨¦ har¨¢n los votantes de la izquierda abertzale? Cuesti¨®n que incluye adem¨¢s un par¨¢metro que tampoco se expresa: las elecciones al Parlamento vasco del 13-M. De modo que la verdadera pregunta vendr¨ªa a ser algo as¨ª: ?lo que hagan los votantes de la izquierda abertzale afectar¨¢ a las tendencias observadas el 13-M?
Puestos a plantear hip¨®tesis sobre el comportamiento electoral, no podemos obviar las repercusiones pol¨ªticas y electorales de las elecciones del 13-M al Parlamento vasco, incluso aunque a veces pueda parecer que no han hecho mella. Es el escenario que dibujaron sus resultados el que repercute sobre la estrategia de los partidos y sobre los movimientos de voto para las pr¨®ximas elecciones. Y es sobre ese escenario sobre el que repercute la ilegalizaci¨®n de Batasuna.
El ascenso de PNV-EA en aquellas elecciones se apoy¨® en la movilizaci¨®n de abstencionistas y en la captaci¨®n de los votos que Batasuna perdi¨® respecto de los obtenidos por Euskal Herritarrok en 1998. Una parte era voto cr¨ªtico con la estrategia pol¨ªtica de Batasuna. Pero otra respondi¨® a la apelaci¨®n al voto ¨²til, que se activ¨® por el resorte del miedo ante la posibilidad de ver a Jaime Mayor Oreja con la makila de lehendakari.
La ilegalizaci¨®n repercute en ese voto ¨²til. Ahora el cabreo es superior al miedo, y se dirige tambi¨¦n a PNV-EA. Por ello, es previsible que el voto de autoafirmaci¨®n le gane la partida al voto ¨²til. La duda permanece al considerar hasta qu¨¦ punto las posiciones cr¨ªticas puedan haber seguido aumentando. La autoafirmaci¨®n frente a la ilegalizaci¨®n tambi¨¦n juega, pero menos, en contra de esa fuga. Lo esperable, de momento, es un freno a la sangr¨ªa de votos.
Esto limitar¨ªa las previsiones de ascenso para PNV-EA en funci¨®n de los resultados obtenidos en las auton¨®micas. Pero s¨®lo en relaci¨®n a ese voto ¨²til. El efecto de esa p¨¦rdida puede tener repercusiones notables en instituciones donde la divisi¨®n en bloques est¨¢ equilibrada y unos pocos votos pueden decidir que la balanza se incline a un lado u otro. Es el caso del Ayuntamiento de Bilbao. Pero, en general, la coalici¨®n PNV-EA registrar¨¢ un aumento considerable. Porque accede en posici¨®n preferente de lista m¨¢s votada en muchas circunscripciones al reparto de la representaci¨®n que ostentaba Batasuna, y porque mantiene buena parte del ascendente electoral del 13-M.
Izquierda Unida-EB consolida su posici¨®n porque se mantiene al alza y porque la ilegalizaci¨®n de Batasuna facilita que ello se traduzca a nivel institucional. Entrar¨¢ en las Juntas Generales de Gipuzkoa y en el Ayuntamiento de Donostia.
El PP est¨¢ en horas bajas y cede terreno electoral, aunque la ilegalizaci¨®n de Batasuna contribuir¨¢ a disimular sus p¨¦rdidas en el recuento final de porcentajes de voto y representantes. Pierde el primer puesto en su plaza fuerte, Alava, a pesar de que Unidad Alavesa no recupera el terreno perdido.
El PSE-EE, que en los ¨²ltimos a?os hab¨ªa retrocedido frente a la presi¨®n ascendente del PP, se recupera y obtendr¨¢ buenos resultados. A la subida provocada por la ilegalizaci¨®n de Batasuna se unir¨¢ lo que vaya a obtener de las bajadas del PP.
Por ¨²ltimo, no podemos ignorar la din¨¢mica pol¨ªtica de bloques. La Ley de Partidos Pol¨ªticos no s¨®lo expulsa del ¨¢mbito de la representaci¨®n a Batasuna, sino que zanja el debate de la ¨²ltima campa?a electoral acerca de la utilizaci¨®n en negativo o en positivo de los votos de Batasuna para aprobar o rechazar propuestas. Ahora no es que gane un bloque u otro, es que quien venza lo har¨¢ de forma absoluta. En las instituciones locales y forales habr¨¢ mayor¨ªas absolutas, bien para los partidos que sostienen al Gobierno vasco (PNV, EA e IU-EB, a los que puede unirse Aralar), bien para quienes se proponen como alternativa (PP y PSE-EE). As¨ª se van a leer los resultados del domingo. El efecto ¨²ltimo se sit¨²a en una presi¨®n por la v¨ªa de los hechos sobre las opciones de acuerdos postelectorales. Frente al posibilismo de otras ocasiones, el bloqueo de socios y acuerdos.
Ser¨¢ la pol¨ªtica de adversarios en estado puro, ni siquiera moderada por el pragmatismo forzoso de la necesidad de acuerdos para la aprobaci¨®n de unos presupuestos, por ejemplo. Tensionamiento sobre todo de la pol¨ªtica entre instituciones por la diversidad territorial de mayor¨ªas. La labor de oposici¨®n pol¨ªtica se traslada del seno de las instituciones a las relaciones entre instituciones. A ello se a?ade adem¨¢s la patata caliente del debate entre legalidad y legitimidad que una parte sustancial de la izquierda abertzale va a plantear ahora en el nivel municipal. Todo eso es tambi¨¦n un efecto electoral y pol¨ªtico de la ilegalizaci¨®n de Batasuna. Un efecto que refleja el abandono de la l¨®gica del convencimiento y la apuesta por las trincheras. En todo ello mucho tiene que ver la cita electoral de 2001, planteada como un todo o nada. ?El impulso pol¨ªtico al proceso de ilegalizaci¨®n de Batasuna respondi¨® de verdad a una cuesti¨®n de principios? Maquiavelo me dice que no; y yo no creo en las decisiones pol¨ªticas sin c¨¢lculo pol¨ªtico.
En todo caso, la pregunta importante sigue siendo, ?qu¨¦ pasar¨¢ despu¨¦s del 25 de mayo?, ?c¨®mo influir¨¢n en ese escenario los resultados que cada uno obtenga? O mejor, ?qu¨¦ queremos hacer despu¨¦s del 25 de mayo? Mi perro, un chow chow asi¨¢tico poco dado a preguntas y respuestas, me mira impaciente. Voy a sacarlo a dar un paseo. A lo mejor me lo llevo a ?frica y le pregunto.
Alfredo Retortillo es profesor de Ciencia Pol¨ªtica de la UPV-EHU.
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