"Gil se va. ?Usted se lo cree?"
"No s¨¦, no s¨¦...", carraspea Paco. "Yo no me lo creo mucho", a?ade gui?ando los ojos este socio del "Atleti", desde los ocho a?os, del barrio de San Ferm¨ªn. Incredulidad. El anuncio hecho por Jes¨²s Gil, el pasado mi¨¦rcoles, de que abandona el club ha sido recibido con cierto escepticismo socarr¨®n por parte de una gran parte de los aficionados rojiblancos.
"?Usted se lo cree?", pregunta Jos¨¦, un treinta?ero de Legan¨¦s, antes de soltar una ruidosa risotada y musitar: "?Ojal¨¢, ojal¨¢!". "Estar¨ªa muy bien", dec¨ªa un numeroso grupo de personas de mediana edad, pero "?ser¨¢ verdad?", apostillaba.
La imagen de las terrazas del paseo de los Melanc¨®licos, avenida mar¨ªtima del Calder¨®n, era ayer la habitual de los d¨ªas de partido, pero con un nuevo ingrediente: la gente gesticulaba con m¨¢s intensidad mientras se tomaba la ca?ita de turno.
"Pues... que venga la oposici¨®n, pero que traiga dinero, hombre. Este club necesita tela", argumentaba a gritos un hombre con el pelo cano, de unos 60 a?os, tratando de convencer a sus dos interlocutores.
Dinero. La econom¨ªa tambi¨¦n era uno de los temas estrellas que corr¨ªa de boca en boca por los aleda?os del estadio Manzanares. "Sin Gil, esto se hunde. Dura dos d¨ªas", dec¨ªa con mucha seguridad un joven con chandal deportivo. "Ya era hora", le contradec¨ªan otros tres aficionados tocados con camisetas y bufanda. "A m¨ª me da igual", afirmaba un adolescente con su novia.
Ya en el campo, en la grada, una pancarta ir¨®nica rezaba: "No sin tu hijo", en referencia a que Gil se vaya con su hijo, Miguel ?ngel Gil Mar¨ªn, que parece querer permanecer en la entidad, y parafraseando un libro que describe las desventuras reales de una mujer tratando de salir de Ir¨¢n con su hija.
La incredulidad ante el anuncio del adi¨®s del presidente provoc¨® que los aficionados continuasen con los gritos de "?fuera Gil!".
De hecho, al inicio del choque, miles de papelitos volaron como si fueran inocente confetti e inundaron parte del c¨¦sped. Pero no era confetti. Eran unas octavillas de unos ocho por cinco cent¨ªmetros que en una de sus caras mostraban una foto de Gil esposado y custodiado por un guardia civil tras ser detenido por el desastre de Los ?ngeles de San Rafael. A la instant¨¢nea le acompa?aba una leyenda: "El Atleti se muere. ?Se lo vas a consentir?". Por el otro lado, un mensaje escueto: "???Fuera Gil!!!".
La mayor¨ªa de los hinchas se dedic¨® a abroncar a Gil, pero tambi¨¦n tuvo tiempo para corear "Juve, Juve", en honor al verdugo del Madrid en las semifinales de la Liga de Campeones. Adem¨¢s, por todo el estadio se vio un inusual, por elevado, n¨²mero de camisetas del equipo italiano.
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