"Temo que ahora intenten satanizar a los islamistas"
Pese a la moderaci¨®n de su lenguaje, Mustaf¨¢ Ramid es el m¨¢s atrevido de los dirigentes del Partido de la Justicia y del Desarrollo (PJD), la ¨²nica formaci¨®n islamista legal en Marruecos y principal fuerza de oposici¨®n al Gobierno de Driss Jettu. Ramid, cuyo bufete de Casablanca defiende a islamistas procesados, compagina su labor de abogado con la de jefe del grupo parlamentario del PJD.
Desde que en octubre empez¨® la nueva legislatura, sus 42 diputados se han convertido en el azote del Ejecutivo. "Son los que m¨¢s trabajan", se?ala un periodista marroqu¨ª que cubre las sesiones parlamentarias. Son los ¨²nicos que deben justificar sus ausencias del esca?o ante la direcci¨®n del partido, son los que m¨¢s se estudian los temas que las comisiones parlamentarias se traen entre manos y son los que m¨¢s preguntas formulan al Gobierno, pese a que buena parte de ellas se quedan sin contestar.
"En varias circunscripciones urbanas se hicieron falsificaciones para restringir un poco nuestro avance en las legislativas del a?o pasado, que incomod¨® a algunas autoridades"
"Estamos asistiendo a una regresi¨®n del respeto de los derechos humanos. Este retroceso empez¨® ya en tiempos de Abderram¨¢n Yusufi, poco despu¨¦s del 11 de septiembre"
"Marruecos ha sido golpeado por una violencia ciega: condenamos con violencia estas acciones, en las que mueren inocentes, y reiteramos que son contrarias al islam"
Pregunta. Catorce j¨®venes marroqu¨ªes, que se reclamaban del islam, perpetraron, hace diez d¨ªas, cinco atentados en Casablanca. ?C¨®mo se siente?
Respuesta. Triste. Mi pa¨ªs ha sido golpeado por una violencia ciega. Condenamos con firmeza estas acciones, en las que mueren inocentes, y reiteramos que son contrarias al islam. Hemos publicado un comunicado pidiendo a nuestros militantes que participen en la manifestaci¨®n del domingo en repulsa de la violencia. Hubi¨¦semos preferido que los convocantes
[partidos de la mayor¨ªa gubernamental] contasen con nosotros, desde un primer momento, para organizarla. Somos todos patriotas marroqu¨ªes ansiosos de paz. Algunos han preferido ajustar cuentas con nosotros y marginarnos.
P. Que 14 j¨®venes est¨¦n dispuestos a suicidarse y 12 de ellos lo consigan es un s¨ªntoma de que Marruecos est¨¢ enfermo.
R. Es un indicador de la desesperanza de la juventud marroqu¨ª, sumida en la miseria, el paro, etc¨¦tera. Unos emigran arriesgando la vida, otros se equivocan recurriendo a la violencia. Por eso es importante tambi¨¦n atajar las causas de esta desesperaci¨®n.
P. ?Tendr¨¢n alg¨²n impacto los atentados sobre la pol¨ªtica interior marroqu¨ª?
R. Conf¨ªo en que no. Marruecos tiene instituciones s¨®lidas y camina, con alg¨²n que otro tropiezo, hacia el Estado de derecho. Temo que algunos laicos radicales, que ocupan puestos preeminentes en las instituciones o en la prensa, intenten aprovechar estos dolorosos acontecimientos para satanizar a todos aquellos que queremos hacer del islam el eje de este pa¨ªs.
P. Por lo pronto, el PJD ya ha cambiado su actitud beligerante con relaci¨®n al proyecto de ley antiterrorista, que refuerza sustancialmente los poderes de las fuerzas de seguridad.
R. S¨ª y no. Hemos querido evitar que se haga una amalgama entre islamistas y violencia. Por eso, el martes, en la comisi¨®n parlamentaria que lo estudia, votamos a favor del proyecto y haremos otro tanto en el pleno del Parlamento. Hemos querido dejar claro que somos patriotas que en momentos cruciales estamos dispuestos a cerrar filas dejando de lado nuestras divergencias. Dicho esto, seguimos estando en desacuerdo con la ley.
P. Jettu form¨® Gobierno en noviembre y desde entonces el PJD monopoliza la labor de oposici¨®n. ?Qu¨¦ balance hace de este largo semestre?
R. Jettu es un pol¨ªtico diferente -es una excelente persona-, pero no as¨ª su Gobierno. El primer ministro tecn¨®crata que tenemos no est¨¢ consiguiendo resultados mejores, en materia de reactivaci¨®n econ¨®mica o de incremento de la inversi¨®n, que sus predecesores. La ¨²nica excepci¨®n es, acaso, el consenso alcanzado con los sindicatos. En cuanto a nosotros, somos la oposici¨®n constructiva. Si el Parlamento fuese m¨¢s transparente y, por ejemplo, las comisiones no fuesen a puerta cerrada, se ver¨ªa mejor la seriedad de nuestra labor.
P. ?Ha mejorado la situaci¨®n de los derechos humanos durante este semestre?
R. No. Todo lo contrario. Estamos asistiendo a una regresi¨®n iniciada ya en tiempos de Abderram¨¢n Yusufi [primer ministro socialista hasta octubre de 2002]. Dir¨ªa que el retroceso empez¨® con el 11 de septiembre. M¨¦todos de otros tiempos han sido desempolvados para volver a ser utilizados. Los secuestros de opositores son la mejor ilustraci¨®n de este fen¨®meno.
P. En las elecciones legislativas de septiembre, el PJD triplic¨® sus esca?os convirti¨¦ndose en el tercer partido de Marruecos. ?Les satisfizo ese resultado?
R. Globalmente refleja nuestra fuerza, aunque en varias circunscripciones urbanas se llevaron a cabo algunas falsificaciones para restringir un poco nuestro avance. La progresi¨®n del PJD incomod¨® entonces a algunas autoridades.
P. A principios de octubre, At Tajdid, el ¨®rgano islamista, asegur¨® que el PJD fue el partido m¨¢s votado en la lista nacional de mujeres candidatas a diputadas, la ¨²nica que permit¨ªa comparaciones. El escrutinio oficial le coloc¨®, sin embargo, en el tercer puesto. ?Por qu¨¦ no lo denuncian?
R. Nos quejamos a nuestra manera. A largo plazo, las maniobras de algunas autoridades no servir¨¢n de nada. Nuestro objetivo es convertir Marruecos en un Estado isl¨¢mico democr¨¢tico, y para lograrlo debemos trabajar en el marco de la legalidad institucional. No queremos provocar ning¨²n tipo de enfrentamiento que permita legitimar algunos atropellos que se cometen.
P. Los comicios municipales estaban previstos para junio. Cuando estall¨® la guerra de Irak, varios partidos, empezando por los ex comunistas, pidieron su aplazamiento para alejar su celebraci¨®n de la contienda. ?Tem¨ªan que la guerra aportase a¨²n m¨¢s sufragios al PJD?
R. Eso se dice. Jettu recab¨® la opini¨®n de los partidos sobre la postergaci¨®n hasta septiembre. No est¨¢bamos entusiasmados, pero tampoco nos opusimos. Creo que el previsible avance de nuestro partido incomodaba de nuevo a ciertas autoridades. Marruecos no es del todo democr¨¢tico. En las municipales de septiembre habr¨¢ de nuevo algunas falsificaciones. Nos colocaremos en un puesto similar al del a?o pasado, en tercer o cuarto lugar entre los partidos marroqu¨ªes.
P. ?C¨®mo funciona el partido entre dos elecciones?
R. Con dificultades. Las autoridades nos ponen todo tipo de trabas en el funcionamiento cotidiano para, por ejemplo, poder alquilar una sala p¨²blica y celebrar un mitin. Para muchos, este partido es el adversario que hay que derrotar. Todos estos abusos empa?an el proceso de construcci¨®n de un Estado democr¨¢tico.
P. Un n¨²mero creciente de asociaciones y formaciones marroqu¨ªes piden una reforma constitucional para poder democratizar el pa¨ªs recortando los inmensos poderes de un rey que reina y adem¨¢s gobierna.
R. Creo, primero, que se podr¨ªa hacer otra lectura, menos r¨ªgida, de la Constituci¨®n de 1996, que est¨¢ en vigor. Hay un margen de interpretaci¨®n que no se aprovecha. El PJD no ha debatido a¨²n este asunto, aunque lo har¨¢ muy pronto. Le explicar¨¦, sin embargo, cu¨¢l es mi convicci¨®n personal. El rey es Comendador de los Creyentes, representante supremo de la naci¨®n y garante de la unidad del pa¨ªs. No hay funciones m¨¢s importantes que ¨¦sas. Por eso ser¨ªa razonable que la instituci¨®n mon¨¢rquica no se implique en la gesti¨®n cotidiana de los asuntos de Estado. El Gobierno y el Parlamento deber¨ªan poder asumir mayores prerrogativas en la gesti¨®n diaria. La instituci¨®n mon¨¢rquica desempe?ar¨ªa, por tanto, un papel de ¨¢rbitro y estar¨ªa exenta de responsabilidad si, por ejemplo, el Ejecutivo fracasa.
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