Una cierta angustia
Pasan demasiadas cosas raras a la vez, y esta sensaci¨®n de que un mundo se nos va y no sabemos cu¨¢l viene est¨¢ generando cierta angustia general. Probablemente hemos de convivir con ella en lo que sigue siendo una transici¨®n larga, cuyos pr¨®ximos a?os pueden estar marcados por el tipo de imperializaci¨®n de Estados Unidos; el proceso decisivo, aunque convulsivo, de modernizaci¨®n (que no occidentalizaci¨®n) del mundo ¨¢rabe (y musulm¨¢n); la transformaci¨®n de China, y el pulso que van ganando las fuerzas sin control al Estado.
El 11-S sembr¨® la semilla de la inseguridad en Estados Unidos que se transmiti¨® al resto. Parafraseando a Marx, se puede decir que, en la anterior d¨¦cada, EE UU se hab¨ªa limitado, como los europeos, a gestionar el mundo, y ahora quiere transformarlo. Pero hoy est¨¢ claro que EE UU ten¨ªa un buen plan de guerra en Irak; pero carec¨ªa de un plan de posguerra. Bush en guerra, de Bob Woodward, revela una tremenda improvisaci¨®n por parte de la Administraci¨®n en Afganist¨¢n, mientras que The mission, de Dana Priest, refleja que los que sobresalen son los jefes de los mandos militares de EE UU en el mundo, aut¨¦nticos virreyes.
Como indicara Moises Na?m en la X Conferencia Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, los Gobiernos est¨¢n perdiendo la guerra contra cinco procesos criminales transnacionales interrelacionados cuya dimensi¨®n se ha multiplicado en los a?os noventa: el tr¨¢fico ilegal de drogas, de personas, de armas, de dinero y de copias de productos. A lo que cabe sumar el terrorismo global. Al Qaeda, sea red o, como la llama Na?m, una "franquicia", ha demostrado que sigue viva. Esta vez, los terroristas suicidas de Casablanca provienen de esos barrios pobres a los que no llega el Estado, pero s¨ª los servicios de bienestar de los movimientos integristas. Nunca en el mundo tantos han vivido tan bien, pero tampoco tantos tan mal, ni la diferencia entre unos y otros -especialmente entre el Norte y el Sur en el Mediterr¨¢neo- ha sido tan abismal. No es una situaci¨®n estable. Y cuidado con que la guerra contra el terrorismo no derive en guerra contra la inmigraci¨®n.
Los ciudadanos tienden a percibir que el Estado les protege menos. No s¨®lo se nota en el crecimiento de los servicios privados de seguridad, sino tambi¨¦n en el incierto futuro de las pensiones, lo que contribuye a la ansiedad de esa generaci¨®n ahora en el poder que ve con preocupaci¨®n su jubilaci¨®n en un horizonte de 10 a 15 a?os, con los sistemas p¨²blicos de pensiones en peligro, y cuando los ahorros privados en Bolsa han perdido casi un 20% de su valor en los ¨²ltimos tres a?os. Se dec¨ªa que el euro d¨¦bil era un problema y reflejaba la debilidad de Europa, y ahora su fortaleza tambi¨¦n es reflejo de la fuerza de EE UU. Y si antes de la guerra de Irak se esperaba que despu¨¦s la econom¨ªa internacional se recuperara, no ha sido as¨ª. Mientras, la neumon¨ªa at¨ªpica vuelve a mostrar la mayor vulnerabilidad que supone la globalizaci¨®n. El SARS podr¨ªa llegar a producir en China una apertura interna, como el accidente de Chern¨®bil llev¨® a la gl¨¢snost en la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Pero tambi¨¦n puede ser la espita que haga estallar al pa¨ªs y a la regi¨®n. ?O llegar¨¢ antes un Chern¨®bil estad¨ªstico si resulta que China no est¨¢ creciendo a la velocidad que dice (7% anual)? Quiz¨¢s le salve la debilidad del d¨®lar.
Todo esto puede parecer deshilachado. En realidad, es una madeja. Y, pese a las apariencias de imperio para poner orden, lo que domina es la angustia ante un nuevo desorden, aunque las grandes potencias no se hagan ya la guerra entre ellas. Quiz¨¢s tenga raz¨®n ese analista an¨®nimo en Internet que se asombra de lo que ha cambiado el mundo "cuando el mejor rapero es blanco; el mejor jugador de golf, negro; Suiza ha ganado la Copa de Am¨¦rica; Francia ha acusado a EE UU de arrogancia -?Francia!-, y ha habido una guerra y Alemania no ha querido participar en ella".
aortega@elpais.es
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