El hero¨ªsmo de los '¨¢ngeles de blanco'
Un 18% de los casos de neumon¨ªa registrados en China son trabajadores sanitarios
El pasado 19 de abril la doctora Wu Jing recibi¨® una llamada a la 1 de la ma?ana. El secretario del Partido Comunista del hospital Anyuan, en Pek¨ªn, en el que trabaja desde hace seis a?os, le solicit¨® que se integrara en uno de los centros designados para tratar a pacientes de neumon¨ªa asi¨¢tica. El momento no fue casual. Dos d¨ªas antes, el Gobierno hab¨ªa decretado como prioritaria la lucha contra la enfermedad.
"No me lo pens¨¦, y el 20 de abril [d¨ªa en que China reconoci¨® la verdadera magnitud de la epidemia] acud¨ª al centro de salud de Panjiayuan para mujeres y ni?os", dice. El hospital, reci¨¦n construido, no hab¨ªa llegado a abrir y fue reservado para el tratamiento de la neumon¨ªa.
"Estuve tres semanas trabajando sin ver a mi familia, y luego 10 d¨ªas de cuarentena"
Wu, de 53 a?os, forma parte de los 160.000 trabajadores sanitarios de Pek¨ªn (de ellos, 32.000 doctores y 34.000 enfermeros y enfermeras) para una poblaci¨®n de 14 millones. Son los llamados ¨¢ngeles de blanco. Un colectivo especialmente afectado por una enfermedad que ha provocado 5.316 contagiados y 315 fallecidos en el pa¨ªs y que acaba de rebrotar en Canad¨¢, que investiga 33 posibles nuevos casos y ayer puso en cuarentena a 500 personas. Taiwan registr¨® 12 muertes y 22 infectados.
Los ¨¢ngeles se han convertido en el coraz¨®n de una intensa campa?a propagand¨ªstica del Gobierno. En su nombre se han escrito canciones, series televisivas y se van a rodar pel¨ªculas. Sus fotos ocupan p¨¢ginas enteras de publicidad en los peri¨®dicos, y quienes han fallecido por el virus han recibido el calificativo de "m¨¢rtires revolucionarios". El 18% de los casos registrados en China corresponden a personal sanitario.
Wu descansa ahora en casa. "Estuve tres semanas trabajando en el hospital sin ver a mi familia, dorm¨ªamos en un hotel; despu¨¦s 10 d¨ªas de cuarentena en un complejo vacacional fuera de Pek¨ªn, con un centenar de personas", explica por tel¨¦fono, porque as¨ª lo ha preferido el doctor Chong Lianjin, director de Anyuan.
Chong, como el resto de los responsables de hospitales de Pek¨ªn, fue convocado a una reuni¨®n de urgencia para que aportase varios miembros de su plantilla a los 16 centros designados contra la neumon¨ªa En su caso fueron tres personas. Anyuan, con 30 camas, est¨¢ especializado en el tratamiento de la diabetes con medicina china.
Chong, que fue investigador en Stanford (EE UU) en 1992, ha desarrollado un producto para prevenir la neumon¨ªa a base de ingredientes tradicionales, que ha administrado a sus trabajadores. "Ninguno se ha infectado", dice mientras abre un peque?o bote de inyectable e inhala un l¨ªquido transparente de color naranja, que deja un fuerte olor en su despacho. Por la ventana se ve a un trabajador del vecino hospital de Yejin cubierto de los pies a la cabeza con un traje protector.
Wu prosigue su relato: "Yo hac¨ªa las pruebas de detecci¨®n a los enfermos. Trabajaba enfundada en tres capas 12 horas seguidas, sin poder beber agua para no tener que ir al servicio y mudarme. El primer traje se empapaba completamente de sudor. Cuando llegu¨¦ hab¨ªa 170 pacientes, y cuando sal¨ª 70. Algunos se recuperaron, otros murieron. Aunque est¨¢bamos muy preocupados, cuando alguien era dado de alta olvid¨¢bamos todo. Si ca¨ªa alg¨²n trabajador m¨¦dico, mi sentido de responsabilidad de curar a la gente se hac¨ªa a¨²n m¨¢s fuerte".
Otros se lo han tomado con menos entereza. Seg¨²n la prensa china, cientos han desertado de sus empleos, pese a las promesas de aumento de sueldo. En el hospital de la doctora Wu, reciben 200 yuanes (20,5 euros) al d¨ªa, adem¨¢s de los 50 habituales. Chong reconoce que hubo huidas, aunque cree que no tantas: "Hay una gran presi¨®n porque muchos trabajadores se han infectado". Delante del hospital de Panjiayuan, una pancarta saluda a sus trabajadores: "El Partido y los ciudadanos siempre apoyar¨¢n al personal sanitario". Ma?ana, a las dos de la tarde, Wu Jing cruzar¨¢ de nuevo su puerta.
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