Candidatos con foto
Sin duda la culpa la tiene Ferdinand de Saussure, que nos enganch¨® a la lectura de los signos. Y los signos, convertidos en fotos de candidato, nos han hablado mucho m¨¢s de lo que seguramente hemos sido capaces de escuchar. De ah¨ª que algunas sorpresas, al d¨ªa siguiente, surjan m¨¢s de nuestra ceguera que del destino fatal. El resultado, por ejemplo, del partido socialista, perfectamente escrito en esa foto de alcalde tan sobrado de votos que los ha ido regalando por los descosidos de su camisa de dise?o. Cuando uno est¨¢ tan encantado de haberse conocido y reina por encima de tonter¨ªas terrenales, alejado de asociaciones de vecinos, entidades y otros l¨ªos, env¨ªa un mensaje inequ¨ªvoco: su verdad pol¨ªtica no depende de la bondad de las urnas.
Clos, ¨¢lter ego de mucho socialista con m¨¢s poder y vanidad que humildad ideol¨®gica, ten¨ªa el resultado escrito en la sonrisa: ganaba, pero muy forzado. En cambio, la sonrisa voluntariosa de Alberto Fern¨¢ndez D¨ªaz, chico de los encargos que se encarga tan bien que hasta mejora al encargador, demostraba un hecho palpable aunque opaco: que los suyos eran suyos, m¨¢s all¨¢ de guerras y chapapotes, y que cuanta m¨¢s caza mayor hubiera, m¨¢s protecci¨®n de votos. Lo del PP en Catalu?a est¨¢ reflejado en la cara de su candidato feliz: siendo radicales, s¨®lo parecen mediocres buenos chicos de orden. Si adem¨¢s son perseguidos, enquistan su espacio, lo protegen del asalto y viven bien en el recinto cerrado. Hoy por hoy, Alberto es el rey en su ¨ªnsula Barataria.
Para reyes, los republicanos, cuya categor¨ªa hab¨ªa llegado tan lejos que no merec¨ªan ni foto. Caricatura, como los grandes, porque para eso tienen la raz¨®n hist¨®rica, aunque tarde tanto en llegar la historia. El dibujo de Portabella auguraba tiempos felices, resultado del tes¨®n de no hacer nada pero aparentar casi todo. La caricatura era, sin duda, todo un tratado de semi¨®tica: c¨®mo enamorarse de uno mismo y no morir en el intento.
Imma Mayol tampoco ha muerto pol¨ªticamente, sino todo lo contrario: es el cad¨¢ver pol¨ªtico con m¨¢s salud de la estratosfera. Estaba todo en su foto: sin maquillaje, sin tapujos, sin matices, aut¨¦ntica como la mare que la va..., muy valiosa en estos tiempos de incertidumbre. Pero la mejor de todos, la foto de Trias, cuya cara de invitado inesperado en la fiesta familiar lo dec¨ªa todo: inc¨®modo ¨¦l e inc¨®modos los otros. Trias era el sobrino de Am¨¦rica, llegado sin un duro y encima con petici¨®n de mesa. Pero pon¨ªa buena cara a tan aciaga situaci¨®n. ?El resultado? El inevitable: malo, pero no tanto como para echarlo de casa.
Pilar Rahola es escritora y periodista.
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