Los resultados avivan el duelo entre Mas y Maragall

Todos lo hab¨ªan planteado como un avance de las auton¨®micas de oto?o, pero los resultados no han arrojado luz sobre el futuro. Ni el Partit dels Socialistes ni Converg¨¨ncia i Uni¨® han logrado avances significativos. M¨¢s bien al contrario. Los resultados de los comicios locales han supuesto un retroceso de ambas formaciones: el PSC ha descendido cuatro puntos porcentuales y CiU dos. No es extra?o que los ojos de ambos partidos se hayan vuelto hacia Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), una de las dos grandes formaciones emergentes -la otra es Iniciativa per Catalunya (ICV)- y que en estas elecciones se ha consolidado como tercera fuerza pol¨ªtica. El objetivo es doble; por un lado consolidar el poder municipal propio y por otro buscar alianzas paras las auton¨®micas de oto?o

Y es que las espadas est¨¢n alto y el duelo entre Pasqual Maragall y Artur Mas est¨¢ m¨¢s vivo que nunca. Esquerra se convierte en el ¨²nico partido que puede pactar con las formaciones mayoritarias: PSC o CiU. Y es que mientras el Partido Popular s¨®lo puede coligarse con Converg¨¨ncia i Uni¨®, Iniciativa per Catalunya Verds-Esquerra Unida i Alternativa (ICV-EUiA) descarta de sus alianzas a nacionalistas y populares. Por tanto, la floreciente Esquerra se convierte en el objetivo de socialistas y convergentes. Ayer mismo, Josep Antoni Duran Lleida, secretario general de CiU, expres¨® la voluntad de la federaci¨®n de "hacer lo posible para que haya una gran mayor¨ªa de ayuntamientos nacionalistas". Tambi¨¦n Miquel Iceta, portavoz del PSC, expuso el inter¨¦s de su formaci¨®n por los pactos de progreso, es decir, gobiernos tripartitos en colaboraci¨®n con ERC e ICV-EUiA.

Esquerra tiene pues ahora muchas llaves de presente y de futuro. Y ayer dio muestras de que continuar¨¢ su pol¨ªtica de estudiada equidistancia: pact¨® la Diputaci¨®n de Girona con CiU, mientras en Barcelona se dispone a dar el s¨ª al socialista Joan Clos. El PSC ha obtenido 15 concejales, frente a cinco de ICV-EUiA y ERC, respectivamente, en la capital catalana. Es la f¨®rmula que gobierna desde 1995, aunque ahora los socios reclamar¨¢n una porci¨®n m¨¢s grande de tarta. Precisamente los malos resultados de los socialistas en Barcelona -donde han perdido 12 puntos porcentuales y 60.000 votos- son en buena medida causantes del retroceso general del PSC. De hecho,

las mayor¨ªas socialistas han aguantado el tipo en el cintur¨®n industrial. El PSC, adem¨¢s, ha sido la fuerza m¨¢s votada en Molins de Rei, Sant Vicen? dels Horts y Rub¨ª, en el Baix Llobregat y el Vall¨¨s Occidental, ciudades en las que hasta ayer era hegem¨®nica Iniciativa per Catalunya. Los socialistas tambi¨¦n han conseguido entrar en localidades que hasta ahora eran cotos de CiU. El PSC ha sido la fuerza m¨¢s votada en Berga o en Olot, as¨ª como en diversas localidades de las provincias de Lleida y Tarragona. En n¨²mero de sufragios, la conquista de estas poblaciones no supone un incremento sustancial, pero es la significativa apertura de una v¨ªa de agua dentro en el buque convergente, principal receptor de los votos procedentes de la llamada Catalu?a catalana.

Todo ello consolida la red geogr¨¢fica de apoyo a Maragall m¨¢s all¨¢ de los feudos socialistas en los alrededores del ¨¢rea metropolitana de Barcelona. En Girona y Lleida, el PSC ha perdido su mayor¨ªa absoluta y tambi¨¦n deber¨¢ pactar.

CiU, por su parte, conservar¨¢ Tarragona, la perla de la corona convergente gracias al PP. Pero Barcelona tambi¨¦n se ha revelado mala plaza para la federaci¨®n, cuyo alcaldable, Xavier Trias, ha obtenido nueve concejales y un 21,4%, el peor resultado desde 1983. La distancia entre ambas formaciones es de nueve puntos porcentuales a favor de los socialistas en toda Catalu?a, lo que supone una reducci¨®n de dos puntos respecto a las municipales de 1999.

En este contexto no tiene nada de extra?o que desde la federaci¨®n nacionalista se lanzara ayer el mensaje de que la situaci¨®n actual es mejor que la de hace cuatro a?os en lo que la carrera a la Generalitat se refiere. Desde CiU se busca que el pacto con ERC haga olvidar al electorado el acuerdo que desde 1996 hasta hace unos meses ha permitido a los convergentes gozar del apoyo del Partido Popular.