La salud sexual de las mujeres inmigrantes
Durante los ¨²ltimos a?os, nuestro pa¨ªs se ha ido convirtiendo en un territorio de acogida para un n¨²mero cada vez m¨¢s importante de personas. De hecho, desde el a?o 1996 el Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE), ha registrado un aumento de la poblaci¨®n inmigrante de 538.984 a 1.570.000 extranjeros, que por sus caracter¨ªsticas requieren una atenci¨®n social y sanitaria espec¨ªfica.
Por distintos motivos, el ¨¢mbito de la salud sexual y reproductiva no escapa a la necesidad de adaptar los servicios y prestaciones ofrecidos en este campo a la nueva poblaci¨®n. Las personas inmigrantes tienen un bagaje social, ling¨¹¨ªstico, religioso, econ¨®mico, cultural y personal que traen integrado de su lugar de origen, al que "como inmigrante" se le a?ade una nueva y compleja problem¨¢tica ideol¨®gica, laboral, legal y de identidad generada en el pa¨ªs de acogida. En estas condiciones, hay que decir que desde un punto de vista social y sanitario se trata de una poblaci¨®n especialmente vulnerable que requiere una atenci¨®n espec¨ªfica.
El sistema de salud est¨¢ lejos de atender las necesidades de los extranjeros
Casi la cuarta parte de las mujeres que abortan en Espa?a son inmigrantes
No deber¨ªa pasarnos inadvertido que si bien no podemos atribuir a todos los inmigrantes unos rasgos comunes, ya que el origen de estas personas determina su identidad y comportamiento, podemos afirmar que estamos hablando de una poblaci¨®n que re¨²ne unas caracter¨ªsticas sexuales y reproductivas que por s¨ª mismas deber¨ªan suscitar el inter¨¦s y la atenci¨®n de los servicios p¨²blicos de salud.
La poblaci¨®n inmigrante es una poblaci¨®n mayoritariamente en edad f¨¦rtil, eminentemente joven y que proviene de pa¨ªses con elevadas tasas de natalidad, superiores a la de nuestro pa¨ªs. De hecho, en los ¨²ltimos seis a?os el n¨²mero de nacimientos de mujeres inmigrantes se ha triplicado, ya que se ha pasado desde los 11.832 nacimientos en 1996 hasta los 33.076 en 2001. Se da adem¨¢s la circunstancia de que en el a?o 2001 el aumento de nacimientos en el conjunto de la poblaci¨®n residente en Espa?a se debi¨® ¨²nicamente a este colectivo, y, por el contrario, disminuy¨® el n¨²mero de ni?os y ni?as nacidos de madres espa?olas.
Como ejemplo representativo de esta tendencia general, podemos citar el caso de la Comunidad de Madrid, donde el grupo de poblaci¨®n de 20 a 29 a?os representa el 29,24% y el de 30 a 34 a?os supone el 29,16%, y el n¨²mero de nacimientos de madres no espa?olas alcanza el 18% del total de nacimientos registrados.
Por otra parte, casi la cuarta parte de las mujeres que interrumpen un embarazo en Espa?a son inmigrantes, y muchas de ellas son "cabeza de familia monoparental" en su pa¨ªs de origen y han enfrentado por tanto, experiencias previas de embarazo, parto, aborto o anticoncepci¨®n.
Estos y otros elementos, sin entrar en las especificidades propias de cada sector poblacional, nos conducen a pensar que la poblaci¨®n inmigrante necesita cuidados ginecol¨®gicos y sobre todo m¨¦todos anticonceptivos adecuados a sus necesidades.
Asimismo, tampoco deber¨ªa pasarnos inadvertido que hoy por hoy, salvo algunas excepciones como por ejemplo en el caso de Marruecos y de los pa¨ªses del Este, existe un predominio de mujeres sobre hombres (s¨®lo en Madrid la tasa de feminidad se sit¨²a en torno al 114), lo que nos deber¨ªa llevar a reflexionar sobre la necesidad de volcar nuestros esfuerzos en la atenci¨®n prioritaria sobre las mujeres inmigrantes.
En el marco de estos par¨¢metros, tenemos que se?alar que el sistema p¨²blico de salud est¨¢ lejos de ofrecer una atenci¨®n sensible con las necesidades y demandas de los colectivos de inmigrantes, pues en la prestaci¨®n ordinaria de servicios de salud en materia de reproducci¨®n y sexualidad surgen diversos obst¨¢culos que, sin duda, impiden la optimizaci¨®n de los servicios y que deben ser tenidos en cuenta no s¨®lo a la hora de mejorar las prestaciones existentes, sino tambi¨¦n en el momento en que se elaboren pol¨ªticas de actuaci¨®n espec¨ªficas para estos colectivos de mujeres inmigrantes.
Entre los obst¨¢culos que vienen dados por la actuaci¨®n de los profesionales y de los servicios sanitarios cabe se?alar las barreras idiom¨¢ticas, el desconocimiento de determinadas patolog¨ªas, la ausencia de servicios flexibles, el registro de datos que puede tener un efecto disuasorio, la sobrecarga asistencial y, de forma muy espec¨ªfica, un desconocimiento cultural que supone un serio obst¨¢culo en el entendimiento de ambas partes.
Por su parte, las mujeres inmigrantes se ven en muchas ocasiones abocadas a relegar a un segundo plano su salud, ya que su condici¨®n de irregular o indocumentada les lleva a pensar que pueden perder su puesto de trabajo si acuden a una cita m¨¦dica.
La dificultad para establecer una comunicaci¨®n fluida, la incompatibilidad de horarios, el desconocimiento del funcionamiento del sistema sanitario y, sobre todo, la falta de recursos econ¨®micos para acceder a determinados anticonceptivos son otras de las barreras que impiden la normalizaci¨®n en la atenci¨®n sexual y reproductiva de estas mujeres.
Ante esta situaci¨®n resulta imprescindible habilitar desde la Administraci¨®n los mecanismos y cauces oportunos para tender puentes entre los pa¨ªses receptores y los hombres y mujeres inmigrantes, tambi¨¦n en el ¨¢mbito de la salud sexual y reproductiva.
A juicio de esta organizaci¨®n, el establecimiento de estos servicios debe considerar varias premisas, que en su momento ya estableci¨® la Organizaci¨®n Mundial de la Salud como ineludibles. ?stas pasan por disminuir las desigualdades en el acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva entre la poblaci¨®n inmigrante y los residentes, organizar los servicios evitando las barreras culturales, religiosas, raciales y ling¨¹¨ªsticas, informar adecuadamente a las comunidades migrantes haci¨¦ndoles comprender sus derechos dentro del sistema de salud, as¨ª como proteger especialmente a los colectivos de mujeres m¨¢s vulnerables frente a determinadas pr¨¢cticas nocivas relacionadas con la cultura de sus pa¨ªses de origen, tales como la mutilaci¨®n genital femenina.
Frente al retroceso paulatino de los derechos de los inmigrantes y los discursos xen¨®fobos de algunos responsables pol¨ªticos, la Federaci¨®n de Planificaci¨®n Familiar de Espa?a (FPFE) invita al Gobierno espa?ol y a los gobiernos aut¨®nomos a la reflexi¨®n y a la consideraci¨®n de la atenci¨®n de las personas inmigrantes y refugiadas como prioritaria, ya que el fen¨®meno de la inmigraci¨®n hay que situarlo en el contexto de los derechos humanos, de la solidaridad entre comunidades con necesidades diferentes y del respeto a la diversidad, valores todos ellos com¨²nmente consensuados y aceptados por la comunidad internacional a la que nuestro pa¨ªs pertenece y en la que est¨¢ integrado.
Isabel Serrano es presidenta de la Asociaci¨®n de Planificaci¨®n Familiar de Madrid y ginec¨®loga del Ayuntamiento de Madrid.
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