Pasi¨®n por la paz
Durante a?os cre¨ª que, respecto a la consecuci¨®n de la paz en Oriente Pr¨®ximo, Estados Unidos no pod¨ªa desear m¨¢s la paz que los bandos en conflicto. Ya no opino as¨ª. De hecho, ahora pienso lo contrario: para que se produzca alg¨²n avance, EE UU debe desear m¨¢s la paz que las partes implicadas. Y la cuesti¨®n que me planteo es saber si ¨¦ste ser¨¢ el caso del presidente George W. Bush.
Primero, unas palabras sobre Bush: merece que nos quitemos el sombrero por tener los principios correctos. Su convencimiento de que librarse de Sadam Husein era necesario para construir un Irak y Oriente Pr¨®ximo diferentes -ambos indispensables para eliminar el terrorismo- era correcto. Y su opini¨®n de que los palestinos ten¨ªan que cambiar a Yasir Arafat por unos dirigentes responsables y de que los israel¨ªes ten¨ªan que aceptar el car¨¢cter inevitable de la creaci¨®n de un Estado palestino y el final de los asentamientos, para poder avanzar hacia la paz, es tambi¨¦n correcta.
Pero -ya sab¨ªan ustedes que exist¨ªa un pero- lo que siempre me pregunto es si los miembros del equipo de Bush son realmente eficaces a la hora de llevar los principios a la pr¨¢ctica. Cuando se trata de romper cosas, son muy eficaces: el tratado de Misiles Antibal¨ªsticos, los acuerdos de Kioto, Afganist¨¢n, Irak o el antiguo proceso de paz ¨¢rabe-israel¨ª. La gente de Bush cree en el poder y no teme utilizar la excavadora. Pero ?son eficaces con el martillo y los clavos? ?Son eficaces en el delicado trabajo de construir alternativas reales, sea a Kioto, a Sadam o al proceso de paz ¨¢rabe-israel¨ª? ?sta sigue siendo la pregunta m¨¢s importante que a¨²n queda por responder: ?es capaz de recoger la cosecha de los principios que ha sembrado?
No me interpreten mal; en ¨²ltimo t¨¦rmino son los israel¨ªes, los palestinos y los iraqu¨ªes los que deben liberarse a s¨ª mismos. Tienen que desearlo. Pero en esta fase, tenemos que utilizar nuestro poder para ayudar a crear el contexto para que puedan hacerlo. Y eso es dif¨ªcil, implica recibir golpes; ¨¦sa es la raz¨®n por la que si queremos hacerlo bien tenemos que desearlo realmente. "Tanto en el conflicto de Irak como en el ¨¢rabe-israel¨ª", afirma Stephen Cohen, experto en Oriente Pr¨®ximo, "hay tal lucha de voluntades entre las distintas partes en conflicto y en el interior mismo de estos bandos, y las fuerzas a favor y en contra del cambio est¨¢n tan equilibradas que s¨®lo una tercera parte -con una visi¨®n clara- puede encaminar la situaci¨®n hacia un acuerdo. ?se es el papel de EE UU. Adem¨¢s, los diferentes bandos siempre se centrar¨¢n en los costes inmediatos de cualquier decisi¨®n, porque consideran los resultados positivos como algo remoto o incluso improbable. Raz¨®n por la cual necesitar¨¢n que les demos un empuj¨®n".
En Irak, a¨²n no tengo claro en qu¨¦ medida el equipo de Bush desea construir all¨ª una naci¨®n. La doctrina de Donald Rumsfeld de establecer ej¨¦rcitos con pocos efectivos y alta tecnolog¨ªa quiz¨¢ sea fenomenal para ganar guerras, pero para lograr la paz es necesaria la doctrina de Colin Powell: una masiva y abrumadora inversi¨®n en soldados, polic¨ªa y ayuda humanitaria. Ahora mismo, deber¨ªamos estar inundando Irak de personal y dinero. Hay que empezar a lo grande y luego reducir, no al contrario. Esto en el aspecto pol¨ªtico. Para destruir al Ej¨¦rcito iraqu¨ª y al partido Baaz, hemos derribado los (agrietados) pilares del nacionalismo laico iraqu¨ª. Necesitamos empezar a sustituirlos, r¨¢pidamente, con pilares de un nacionalismo laico iraqu¨ª alternativo y progresista; de lo contrario, el nacionalismo religioso chi¨ª ocupar¨¢ el vac¨ªo.
Lo mismo tendremos que hacer en las negociaciones palestino-israel¨ªes. ?ltimamente, el primer ministro israel¨ª, Ariel Sharon, ha realizado unas declaraciones de gran importancia, de las cuales la m¨¢s llamativa es: "Quiz¨¢ no les guste la palabra, pero lo que se est¨¢ produciendo es una ocupaci¨®n. Confinar a 3,5 millones de palestinos es malo para Israel, para los palestinos y para la econom¨ªa israel¨ª". Hace poco, el primer ministro palestino, Abu Mazen, expuso el desastre que han supuesto para ellos los ¨²ltimos dos a?os de levantamiento palestino, fomentado por Yasir Arafat.
Pero trasladar estos cambios en los principios de palestinos e israel¨ªes a verdaderos cambios en la calidad de vida para ambas comunidades supondr¨¢ un trabajo a tiempo completo para el equipo de Bush. Porque, tanto para israel¨ªes como para palestinos, establecer una soluci¨®n de dos Estados provocar¨¢ un conflicto civil dentro de cada una de las comunidades, entre moderados y extremistas. Y deber¨ªamos desear estos cambios m¨¢s que ellos (o al menos tanto como ellos), porque si algo hemos aprendido desde el 11-S es que las llamas provocadas por los conflictos de Oriente Pr¨®ximo han empezado a extenderse en un mundo sin muros y a afectar a nuestra calidad de vida. Su locura se ha traducido en nuestros detectores de metales; y ya tenemos suficientes.
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Thomas L. Friedman es analista pol¨ªtico estadounidense. Traducci¨®n de News
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