El a?o en que vivimos peligrosamente

Hay primeros amores y primeras traiciones; hero¨ªsmos incomprendidos y rastreros, coercitivos comportamientos grupales; hay temor, mucho temor ante el futuro, pero tambi¨¦n ilusi¨®n y esperanza. Como si Ram¨®n, su familia y sus amigos fueran la sin¨¦cdoque de un pa¨ªs que ech¨® a andar sobre las fr¨¢giles muletas de la memoria secuestrada, y apenas sin maestros; con m¨¢s intuici¨®n y pasi¨®n que buen entendimiento.

Tiene Eres mi h¨¦roe la honestidad del relato que no oculta su opci¨®n -¨¦tica, pol¨ªtica- y las hechuras de la tierna peripecia intimista que nos insta, casi con pudor, jam¨¢s mediante el chantaje sentimental, a una identificaci¨®n directa con su adorable personaje. Pero esta peripecia no est¨¢ s¨®lo en funci¨®n de ilustrar una postura pol¨ªtica determinada, sino que funciona, y muy bien, por cuenta propia: a Cuadri le preocupa sobre todo el construir un veros¨ªmil cuadro de aventuras y desventuras juveniles -ese mundo que aparece tan evanescente, tan peligroso a los ojos de quienes a ¨¦l despiertan- que en proponer un discurso directamente pol¨ªtico, una opci¨®n, por cierto, perfectamente v¨¢lida si por ella se hubiese decidido.

De ah¨ª que la pel¨ªcula se pueda ver como un esclarecedor relato de conocimiento, como una ejemplar peripecia de dif¨ªcil entrada en la vida. Y en la explicaci¨®n de ese proceso reside la mayor parte del inter¨¦s, de la frescura que transmite una pel¨ªcula honda y honesta, decididamente recomendable a ciudadanos con memoria que jam¨¢s han perdido de vista que alguna vez tambi¨¦n ellos fueron ni?os.