Se busca pelot¨®n de ejecuci¨®n
Roberto Arg¨¹elles, condenado a muerte en EE UU, quiere morir fusilado
Roberto Arg¨¹elles quiere que un pelot¨®n de fusilamiento lo ejecute. Nadie sabe las razones, ni siquiera sus verdugos en el Estado de Utah, porque a este reo de 62 a?os hace tiempo que dej¨® de interesarle su vida. Despidi¨® a sus abogados y se sent¨® en la c¨¢rcel a esperar su cita con la muerte, prevista para el 28 de junio. Lo condenaron a la pena capital por violar y asesinar a tres adolescentes y una adulta en 1992, cr¨ªmenes que ¨¦l confes¨®, y a menos que los tribunales o el gobernador intervengan se convertir¨¢ en el primer hispano en ser ajusticiado en el pared¨®n en Estados Unidos.
Su deseo de morir bajo una lluvia de balas es tan fuerte que cada vez que el juez ha tratado de leerle sus derechos, Arg¨¹elles le grita obscenidades. En la ¨²ltima comparecencia, hace tres semanas, tuvieron que encadenarlo de pies y manos en un silla de ruedas. El principal obst¨¢culo en su camino es que el Estado de Utah no tiene escuadr¨®n de fusilamiento, pero lo est¨¢ buscando. Ha puesto anuncios para encontrar a "hombres responsables", preferentemente con experiencia en alg¨²n cuerpo policial.
Hay tres Estados que contemplan el pared¨®n como alternativa, pero s¨®lo Utah lo ha puesto en pr¨¢ctica y es adem¨¢s el ¨²nico que da opci¨®n a los condenados a elegir entre inyecci¨®n letal o fusilamiento. Oklahoma autoriza el fusilamiento en el caso de que la inyecci¨®n letal y la silla el¨¦ctrica sean declaradas inconstitucionales, e Idaho cuando la inyecci¨®n letal "resulte impr¨¢ctica".
En Utah s¨®lo dos hombres han sido ejecutados en el pared¨®n desde que el Tribunal Supremo de EE UU restableci¨® la pena capital en 1976. Y ahora, adem¨¢s de Arg¨¹elles, hay otro en capilla, Troy Michael Kell, que tambi¨¦n lo ha solicitado, pero ¨¦ste ha interpuesto apelaciones que podr¨ªan retrasar su caso varios a?os. Tambi¨¦n ha explicado por qu¨¦ ha optado por el pared¨®n: no quiere que le metan veneno en sus venas.
A Arg¨¹elles le gustaba matar en d¨ªas lluviosos. "Siempre llevaba el arma preparada y una soga por si se presentaba una ocasi¨®n", confes¨®. Los cr¨ªmenes por los que va a pagar con su vida fueron macabros, seg¨²n ¨¦l mismo relat¨® con lujo de detalles a la polic¨ªa. A Margo Bond, una ex Miss Utah, se la llev¨® al desierto para violarla, la estrangul¨® y luego la enterr¨® en el valle de las Calaveras. Lo mismo hizo con Stephanie Blundell, de 13 a?os. A las ¨²ltimas dos v¨ªctimas, Lisa Mart¨ªnez y Tusday Roberts, primero las espos¨®, luego apu?al¨® a la que se resist¨ªa y estrangul¨® a Lisa despu¨¦s de violarla. Las enterr¨® en una granja de cerdos.
Todos los asesinatos los cometi¨® apresuradamente en marzo de 1992. Porque Arg¨¹elles s¨®lo ha pasado tres a?os fuera de la c¨¢rcel en toda su vida adulta. Su historial de delitos sexuales es extenso. Comenz¨® violando a ni?as de 10 y 11 a?os, y luego fue subiendo de edad, aunque la mayor¨ªa de sus v¨ªctimas no hab¨ªan cumplido los 18.
El ¨²ltimo abogado al que despidi¨®, Edward Brass, duda de su cordura y quiz¨¢ apele al Tribunal Supremo. Pero no est¨¢ claro que pueda lograrlo porque tiene que demostrar legalmente que sus intereses coinciden con los de Arg¨¹elles. En EE UU se han ejecutado 855 personas desde que se restableci¨® la pena capital, 688 por inyecci¨®n letal, 151 en la silla el¨¦ctrica, 11 en la c¨¢mara de gas, 3 en la horca y 2 en el pared¨®n. En Utah s¨®lo se han ejecutado a 6, de los que 2 murieron ante un pelot¨®n de fusilamiento, en 1977 y en 1996. Por ahora no hay planes para abolir el pared¨®n. Hubo una tentativa hace siete a?os, pero tuvo tan poco ¨¦xito que ni siquiera se llev¨® a votaci¨®n. La diputada que la present¨®, Sheryl Allen, sigue frustrada y su ¨²nico comentario a la prensa ha sido: "El pared¨®n es un espect¨¢culo, no s¨¦ por que lo hacemos".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.