Un valiente llamado Bol¨ªvar

Nadie sabe si ser¨¢ o no figura, pero ayer demostr¨® que tiene madera de torero. Se llama Luis Bol¨ªvar, es colombiano y lleg¨® a Las Ventas con un buen bagaje de torero valeroso demostrado en anteriores comparecencias. Sorprendi¨® a todos en el sexto, un encastado novillo que derroch¨® genio de salida y al que, muleta en mano, domin¨® de pit¨®n a rabo con un toreo de quietud, largura y temple que llev¨® la emoci¨®n a los tendidos. Muy bien colocado, lig¨® los muletazos por ambos lados con la serenidad y la belleza que emanan del mando. Domin¨® la casta agresiva del novillo y la hizo buena a base de sometimiento. Se tir¨® a matar como un aut¨¦ntico jabato y le concedieron una merecid¨ªsima oreja. Lo hab¨ªa esperado de rodillas a porta gayola, pero el novillo sali¨® como un tren y el novillero opt¨® por echar cuerpo a tierra, lo que no fue una mala soluci¨®n. Despu¨¦s, lo torear¨ªa por chicuelinas ajustadas y garbosas, un buen preludio de lo que vendr¨ªa despu¨¦s.

Ya demostr¨® su valor en el tercero, un deslucido novillo que le propin¨® una tremenda voltereta y un fuerte golpe en la pierna derecha. Las malas ideas de su oponente s¨®lo le permitieron estar decidido.

El primero de la tarde era un novillito para colocarlo encima del televisor de la salita; un gatito chiquit¨ªn, chiquit¨ªn, que no dec¨ªa miau, pero como si lo dijera, blandito, coqueto, bonito, para dormirse acarici¨¢ndolo en el sof¨¢ que est¨¢ frente al mueble bar. Y all¨ª estaba un chaval espigado que se supone que quiere tomar la alternativa con fuerza, obligado a acariciarlo y cuidarlo. El novillito era un inv¨¢lido que al tercer muletazo por alto se desplom¨® a todo lo largo en el albero sin ruborizarse siquiera. Claro que, momentos antes, ante el picador de turno, hab¨ªa perdido las manos y las patas en dos ocasiones sin verg¨¹enza alguna.

Javier Sol¨ªs qued¨® in¨¦dito. Pero pronto se dio a conocer. En el tercero hizo un quite por chicuelinas ce?idas y result¨® volteado de manera impresionante, y sali¨® del encuentro maltrecho y conmocionado. El cuarto era blando, como los dem¨¢s, pero le dio por embestir en la muleta y dej¨® en evidencia al chaval. La faena fue larga, pero acelerada, desordenada y de escaso fondo. En honor a la verdad, un par de naturales estimables y se acab¨® la historia.

Reyes Ram¨®n, muy valiente y poco experimentado, no pudo someter a su dif¨ªcil primero, tarea que no deb¨ªa ser nada f¨¢cil, y no pudo lucirse ante el inv¨¢lido quinto, de embestida muy corta, a pesar de que lo intent¨® con enorme decisi¨®n.