Debatir es un delito en China
La condena a la c¨¢rcel de varios internautas chinos revela el control que el Gobierno ejerce sobre Internet
China tiene 60 millones de internautas, gracias, entre otros, a los esfuerzos del Gobierno por difundir esta tecnolog¨ªa considerada clave para el desarrollo del pa¨ªs. Pero no por ello est¨¢ dispuesta a que la red se convierta en una v¨ªa de comunicaci¨®n para la disidencia. Hace tiempo que las autoridades han instalado filtros y controles para supervisar lo que sus ciudadanos leen y escriben en Internet. Miles de p¨¢ginas bloqueadas y la vigilancia de los datos que circulan por los correos electr¨®nicos son pr¨¢ctica habitual, y para ello cuenta con una polic¨ªa especial. Porque Pek¨ªn no quiere que la red aloje lo que no permite en los medios de comunicaci¨®n oficiales, controlados por el Departamento de Propaganda del Partido Comunista.
Pek¨ªn no quiere que la Red aloje lo que no permite a los medios de comunicaci¨®n oficiales
Este mes ha dado nuevos ejemplos. Varios disidentes han sido condenados a penas que van de 5 a 10 a?os por pedir reformas y criticar al Gobierno en este medio. Primero fue Huang Qi, uno de los primeros intelectuales chinos arrestados por expresar sus opiniones pol¨ªticas en Internet, quien recibi¨® una sentencia de cinco a?os por subversi¨®n. Huang dirig¨ªa una p¨¢gina web en la que publicaba informes sobre temas considerados tab¨², como la disidencia, el separatismo en la regi¨®n de Xinjiang, el movimiento de inspiraci¨®n budista Falun Gong o la masacre de Tiananmen en 1989.
El pasado mi¨¦rcoles, un tribunal de Pek¨ªn dict¨® otras cuatro penas por el mismo motivo. Xu Wei, de 28 a?os, periodista, y Jin Haike (27), ingeniero ge¨®logo, fueron condenados a 10 a?os de c¨¢rcel, y Yang Zili (31), ingeniero inform¨¢tico, y Zhang Honghai (29), escritor independiente, a 8 a?os.
Algunos de sus escritos, como el titulado La democracia china es una farsa, y la creaci¨®n de la organizaci¨®n Sociedad Nueva Juventud, dedicada a explorar el camino hacia la democracia y las v¨ªas de eliminaci¨®n de las crecientes desigualdades sociales, les condujeron a la c¨¢rcel en marzo de 2001, despu¨¦s de que un oficial del Gobierno se infiltrara en el grupo. Pese a que fueron juzgados en septiembre de ese a?o, hasta esta semana no se emiti¨® el veredicto.
"Este caso pone de manifiesto la enorme brecha que hay entre las protecciones legales formales fijadas en la Ley de Procedimiento Criminal y su aplicaci¨®n real", explica Sharon Hom, directora ejecutiva de la organizaci¨®n Human Rights in China (HRIC), con sede en Nueva York. La ley establece que el tribunal debe dictar sentencia en un plazo de un mes despu¨¦s de aceptar un caso.
Seg¨²n HRIC y otros activistas de derechos humanos, Pek¨ªn quiere aprovechar que la atenci¨®n en China est¨¢ centrada en la lucha contra la neumon¨ªa at¨ªpica para incrementar la represi¨®n sobre las voces disonantes e intentar que pase desapercibido tanto dentro del pa¨ªs como en el extranjero "el vergonzoso tratamiento a estos disidentes".
Xu Wei asegur¨® en el juicio que durante su detenci¨®n fue golpeado brutalmente y torturado con descargas el¨¦ctricas en los genitales. Seg¨²n HRIC, como protesta, golpe¨® con su cabeza la mesa del juez y cay¨® inconsciente.
Zhang Qiyue, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, reaccion¨® airada el pasado jueves a la sugerencia sobre la relaci¨®n entre el juicio y la epidemia de neumon¨ªa. "Es irresponsable hacer observaciones que no encajan con los hechos", dijo.
En los ¨²ltimos a?os, China ha incrementado el hostigamiento sobre quienes publican escritos en Internet y ha comenzado a vigilar los mensajes cortos de los tel¨¦fonos m¨®viles.
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