El panfleto de la ciencia

Hay algo en la forma de entender la gesti¨®n relacionada con ciencia y tecnolog¨ªa en nuestro pa¨ªs, que recuerda a la opresiva decadencia que se vive en otros lugares, en donde el recurso de la huida hacia delante, organizando fastos espectaculares y grandiosas construcciones, no es m¨¢s que un doloroso escaparate para ocultar la miseria habitual. El ministro del ramo cient¨ªfico, tilda de panfleto al Manifiesto por la ciencia suscrito por 2.900 investigadores espa?oles, y de tontos a sus firmantes. No duelen la falta de sensibilidad y el cinismo, a todo se acostumbra quien en Espa?a no dirige un supercentro y a?o tras a?o lucha por sus proyectos y por unos plazos que jam¨¢s se cumplen. No, lo que realmente duele es el alejamiento de lo real, la negaci¨®n de los problemas y la vacuidad argumental.

Volvamos a los escaparates; no se puede justificar una gesti¨®n de la ciencia en Espa?a, desplegando los "grandes logros" en el fomento de grandes instalaciones, cuando lo que subyace es la miseria, la falta de gesti¨®n adecuada en lo b¨¢sico, en la pol¨ªtica de becas y proyectos, el sistem¨¢tico recorte en las dotaciones de los proyectos de investigaci¨®n y el absurdo retraso en su percepci¨®n, la ineficacia de nuestras administraciones en la elaboraci¨®n del VI Programa Marco de la Uni¨®n Europea y el futuro indeterminado de los investigadores del Programa Ram¨®n y Cajal. Razones entre, otras muchas, recogidas (literalmente) del "panfleto por la ciencia".

A todo buen cient¨ªfico se le exige que presente sus resultados en las mejores revistas, en donde son evaluados por especialistas an¨®nimos e independientes. A todo buen gestor se le debiera exigir que presente sus argumentos, sus logros y en definitiva, sus datos, en debido tiempo y forma, para que los cr¨ªticos adecuados puedan analizar con detenimiento lo que es real y lo que no. Quiz¨¢ entonces podamos librarnos de las descalificaciones gratuitas y de las cortinas de humo.