Pesadillas de Irak

He tenido la suerte de haber estado en Irak, antes de la guerra, durante los bombardeos y tras la ocupaci¨®n por las tropas invasoras. En total casi dos meses. Digo que he tenido la suerte porque me he encontrado con la pr¨¢ctica de muchas palabras que solemos utilizar en nuestra vida: respeto, hospitalidad, fortaleza, armon¨ªa, amabilidad, alegr¨ªa, honestidad, cari?o y, sobre todo, dignidad. Todo esto es lo que hemos estado compartiendo con los iraqu¨ªes a diario, cada uno de los brigadistas que pudimos ir a Irak.

Incluso durante el bombardeo y el pillaje permitido y en muchas ocasiones alentado por las tropas anglo-americanas. Cuesta mucho explicar c¨®mo ha sido en pocas l¨ªneas, aunque el se?or Aznar es capaz de hablar de ello y mantener una sonrisa en sus labios.

Una sonrisa que recordaba cada una de las noches antes de acostarme sobre un colch¨®n en un gimnasio, bajo el ruido de los aviones y los temblores del edificio por las bombas. Mientras ¨¦l sonre¨ªa, yo al igual que muchos iraqu¨ªes llor¨¢bamos pregunt¨¢ndonos el porqu¨¦. Hoy y ya en mi casa me sigue pasando lo mismo. Y me despierto por las pesadillas y los ruidos de la calle, mucho peor lo estar¨¢n pasando los ni?os, mujeres y hombres iraqu¨ªes. El se?or Aznar dormir¨¢ tranquilo y contento al ver c¨®mo la gente olvida tan pronto. Seguimos siendo tan ego¨ªstas y demostramos con nuestro voto c¨®mo, al fin y al cabo, nos sigue dando igual lo que pase fuera de nuestras "fronteras". Cada uno de esos votos, los dedico a cada uno de los ni?os que he visto sufrir, que han muerto, a los adolescentes mutilados, a los hu¨¦rfanos, a los que han perdido sus casas, sus vidas. Felices sue?os, se?or Aznar, yo me quedo con mis pesadillas, prefiero no olvidar.